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Salud y... suerte

Usted se habrá dado cuenta de que, desde los medios de comunicación y los mensajes de los políticos, se nos está efectuando un lavado de cerebro, poco a poco
ZEN
domingo, 1 de enero de 2012, 10:36 h (CET)

Como la lluvia fina que parece que no, pero cala hasta los huesos. Pero el mensaje es claro, quieren que acabemos pensando que “lo que nos viene encima es irremediable”, que los recortes que van a dar en el estado de bienestar de aquellos que todavía tienen la suerte de tener una nómina, son absolutamente necesarios. Y, con un poco más de lluvia fina, nos harán decir que la culpa ha sido nuestra “por vivir por encima de nuestras posibilidades”.

Ciertamente, los mercados, los políticos a su servicio y los agentes económicos en general son unos auténticos maestros. El 2012 será un año de concienciación. Y aquí no pasa nada. La masa de votantes ya ha votado y hasta dentro de cuatro años no volverá a hacerlo. Así que ese sentimiento de culpa, que nuestra educación católica nos ha inculcado a fuego en nuestra forma de ser, hará el resto de juego. Los culpables somos nosotros.

Si algún díscolo piensa que las cosas pueden ser de otra forma. Que se les pueden incautar sus fortunas a los ladrones que se hincharon con la corrupción. Si se lucha contra la economía sumergida para sacarla a flote. Si se actúa contra el fraude. Y las administraciones se gestionan eficientemente. Una gran parte de esos esfuerzos “inevitables” que se nos piden se podrán mitigar.

Otra fórmula es de decir que los discrepantes estamos locos, que no sabemos lo que decimos. Que es una fórmula que siempre le ha ido bien al poder para acallar las voces que se salen de la doctrina general.

En fin, sobre todo Salud y “muuuucha” Suerte.

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Fuera esperaba el amanecer… Últimamente sus días acababan al mediodía; el tiempo de colgarse de un cigarrillo y fumarse toda la niebla de unas pocas horas en que podría deslizar su fantasma por entre las cosas. No recordaba de seguro su edad; el espejo le traicionaba y sólo le reflejaba la mitad que nunca sospechó ser. 

Es normal que aparezcan palabras nuevas porque la lengua está viva, y es estupendo cuando ayudan a reconocer que el lenguaje es pensamiento. Ocurrió con el neologismo ‘aporofobia’, acuñado por la catedrática Adela Cortina a partir de los términos griegos áporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico), que la RAE incorporó en 2017 para dar nombre al miedo, el rechazo o la aversión a los pobres.

Llevamos años y todos cuantos se imaginen ustedes, seguirán siendo pacto con el silencio de siempre. Una mudez que no cesa. Uno que lleva bastantes años jubilado y se ha tenido que enganchar en AVE, ha visto en ese tiempo las sacudidas, las esperas en plena vía del tren y en mitad del campo. Los plantones y sacudidas, con las esperas a que nos tienen acostumbrados la Renfe, a veces con periodos de cuatro y cinco horas en mitad de la nada en la ruta de Algeciras-Antequera.

 
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