Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos

Chita y la nostalgia de los recuerdos

Honorato de Balzac, en sus Pensamientos, definía al viejo como “un hombre que ha cenado y mira a los demás como cenan”
Miguel Massanet
sábado, 31 de diciembre de 2011, 09:13 h (CET)

Creo que el gran escritor francés se refería, con sus atinadas palabras, a uno de los sentimientos más corrientes entre las personas que ya han entrado en esta etapa de la vida en la que los recuerdos son tantos que las neuronas, las escasas que se conservan, tienen que dedicar la mayor parte de sus esfuerzos para poder revivirlos. Hablamos de la nostalgia, esta especie de virus de tristeza y melancolía que suele afectar a la mayoría de aquellos que han tenido la suerte de superar la curva de Gaus y, con ello, quedar fuera de estas molestas estadísticas que se empeñan en fijar límites matemáticos a la vida de las personas; basando en probabilidades más o menos aleatorias aquello que, en definitiva, sólo se encuentra en la mano del Creador.

Fuera como fuere, lo cierto es que, cuando llegan estas fechas del calendario, todos los que pertenecemos a este segmento de la sociedad conocido como la tercera edad, entramos en una especie de catarsis o etapa de eliminación de impurezas mentales como especial preparación para lo inevitable y despreocupación por lo evitable. Algo así como si entráramos en un feet back o rebobinamiento mental, que nos sumerge en un estado de melancolía que nos induce a refugiarnos en aquellos recuerdos, evidentemente magnificados y depurados de asperezas inconvenientes, de los añorados tiempos de juventud, vividos en compañía de familiares ya desaparecidos y escenarios ya superados, en los que parece que nos sentimos más cómodos y arropados.

Estos días pasados, en medio de un cúmulo de noticias derivadas de los problemas económicos en los que nos encontramos, de las corruptelas de determinados sectores de la sociedad, de los escarceos de un nuevo equipo de gobierno y de las lamentaciones y lloriqueos de aquellos que han perdido las elecciones y no acaban de conformarse con ello, se ha producido un suceso doloroso. Y es que, para los que sabemos apreciar en su justo valor  a las gentes de nuestra propia generación y guardamos imborrables imágenes de todo lo que fue el entorno físico, intelectual, social y artístico de nuestra infancia, el hecho de que haya fallecido, a los 80 años, aquel simio simpático, retozón y habilidoso que era conocido como Chita ( una mona que, en realidad, era un macho de chimpancé llamado Jiggs), que formaba parte esencial en la películas de Tarzán, y me refiero al auténtico Tarzán, aquel que encarnaba el gran atleta Johnny Weissmuller y su encantadora partener Mauren O’Sullivan, en una película filmada en 1.918 ( de 1934 a 1942 se filmaron 12 películas sobre el mismo tema); no puede, en modo alguno, dejarnos indiferentes, al menos a los que formábamos parte de aquella época.

Aquellas deliciosas películas, en blanco y negro, con abundantes decorados de cartón piedra, y encarnizadas luchas entre el hombre  mono y las fieras de su entorno africano, formaban parte esencial de nuestra niñez, una niñez condicionada por la Guerra Civil, el racionamiento, las carencias y los rencores soterrados entre vencedores y vencidos. Tuve la suerte de iniciarme en la lectura con los absorbentes libros de Edgar Rice Burroughs, el autor del personaje de Lord Greystoke, Tarzán de los monos; toda una colección de ocho o mueve tomos, en edición rústica y un papel infame, pero que contenían, para un niño como era yo, todo el  material imaginativo para sentirse trasladado a un mundo de ficción donde la fantasía se podía recrear en las más emocionantes aventuras, en compañía de aquel trío de personajes, dos humanos y una mona, que eran capaces de hacer las delicias de quienes veían sus odiseas en las pantallas o se enfrascaban en la lectura de sus libros. Mi afición por la lectura se cimentó en esta clase de libros, aparentemente intranscendentes, pero que conseguían interesarte por la lectura. Le siguieron obras de Emilio Salgari, Julio Verne, capitán Mayne Raid y otros muchos autores, sin que faltaran novelas del oeste americano y de detectives o bandoleros como las de Nick Carter,  Dick Turpin o el célebre y tenebroso mafioso chino, de largas uñas, Fu-Man -Chu.

Es posible que haya quien piense que leer semejantes lecturas era una pérdida de tiempo, pero tengo que diferir de este tipo de criterios ya que, si en lugar de haberme iniciado leyendo tebeos y libros de aventuras, me hubieran hecho leer a Kant o a Nietzsche, lo más probable es que no hubiera vuelto a abrir un libro en toda mi vida. En cualquier caso, volviendo a la mona Chita, su caso es digno de un estudio ya que, a pesar de que ha tenido una vida apacible y siempre ha estado bien cuidada, el hecho de que un mono consiga llegar a los 80 años, seguramente es algo insólito, como si un ser humano lograse alcanzar los 120 años o algo parecido. No obstante, la desaparición de este personaje me ha recordado la larga lista de actores de mis tiempos de juventud, que han ido desapareciendo a través de los años. Debo reconocer que, aunque no me liga a ellos, más que el haber visto sus películas o las noticias que, a través de la prensa, la radio o, últimamente, la TV; dan sobre ellos, me sucede algo curioso cuando me entero de su fallecimiento, una sensación extraña, como si de un cuadro en el que estuvieran reproducidos diferentes figuras, retratos o imágenes, en el que yo también estuviera incluido como un elemento más del conjunto; poco a poco fueran desapareciendo los distintos componentes, de modo que, cada vez más, el espacio que me rodeaba se fuera vaciando dejándome más solo, más rodeado del vacío y menos protegido de la nada.

Nunca me ha convencido la explicación de que las criaturas que nos rodean, que todavía no han alcanzado la evolución que hemos conseguido los humanos, para convertirnos en el primer gran depredador de la Tierra y, probablemente, los únicos que matan por placer o por ambición; no tiene algún tipo de alma, quizá menos maleada o menos consciente de sí misma pero, sin duda, y los vemos en los perros y los primates, capaz de sentir afecto, lealtad y, en algunos casos, capacidad de sacrificio para exponer su vida para defendernos. En todo caso, no puedo menos que pensar que, en el caso de Chita o de Jiggs, tanto monta, monta tanto, la Historia va a hacerle justicia por la alegría que ha proporcionado a tantos chavales que han gozado, a través de tantas generaciones, viéndola hacer cabriolas por las lianas de los árboles, acompañando y ayudando a su amo, Tarzán, cuando se encontraba en una situación comprometida. Cuando miramos a nuestro alrededor y observamos lo que hacemos los humanos con nuestra libertad, no podemos evitar reflexionar sobre si tanto progreso, tanta técnica, tantos inventos y tanta soberbia no nos han convertido en los seres más peligrosos y menos racionales de todos los que pueblan este viejo planeta llamado Tierra.

En todo caso, ya que el fallecimiento de Chita ha tenido lugar a finales de este año, no podemos menos que intentar pensar que, mientras ella o él, se ha encaminado a las selvas llenas de árboles y delicioso forraje para alimentarse, de este más allá reservado para los animales; los que quedamos, los que seguimos al pie del cañón hasta que Dios decida que hacer con nosotros, deberíamos reflexionar sobre la forma de administrar las facultades que, inmerecidamente, se nos han concedido. Es posible que ya no tengamos remedio, pero la esperanza es lo último que se pierde. Les deseo, señores, un feliz año nuevo.

Noticias relacionadas

Según la Revista Religión Digital, 69.063 sacerdotes se han secularizado, según datos que recibe el Vaticano, del periodo que va desde 1964 hasta el 2.004. Según dicha Revista, en un artículo titulado: Sacerdotes que “abandonan”, sacerdotes que “regresan”, con fecha del 27 de abril del 2017, Según dichas fuentes en el periodo de 1.970 al 2.004, han retomado el ministerio 11.213 sacerdotes.

Como divas sin trono ni corona nos hemos quedado después del televoto de Eurovisión, porque podríamos entender que entre los jueces haya politiqueo o valoren algo que a nosotros se nos escapa, ¿pero que los telespectadores nos den diez puntos después de haber sido España la más vista en YouTube por encima de las demás actuaciones? No me cuadra, la verdad.

Recuperar el sentido natural de los vínculos y propiciar el entendimiento entre corazones diversos, nos afianza el sentido de familia humanitaria. Por ello, es fundamental, que los pueblos se hallen vivos en el compartir. Máxime en una época en la que el hambre extrema crece y los diversos conflictos aumentan.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto