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Etiquetas | LIGA ENDESA / JORNADA 10

Recital de Rudy en su adiós a Madrid (81-64)

El Real Madrid, que también se despidió de Ibaka, ganó con brillantez al Valencia
Rafael Merino
domingo, 4 de diciembre de 2011, 19:48 h (CET)
FICHA TÉCNICA
81- Real Madrid: Llull (7), Rudy Fernández (17),Suárez (8), Mirotic (8) y Tomic (6) -quinteto inicial- Sergio Rodríguez (3), Jorge Sanz (0), Begic (3), Ibaka (6), Carroll (7) y Reyes (16). 64 - Valencia Basket: De Colo (7), Rafa Martínez (10-),Markovic (4), Lishchuk (10) y Splitter (19) - quinteto inicial-; San Miguel (5), Ogilvy (6), Pietrus (0), Navarro (0), Kuksiks (3) y Abia (0). Parciales: 16-12, 22-20, 20-9, 23-23 Árbitros: Conde, Perea y Munar.
Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid ante 10.997 espectadores.

¡Qué bonito fue mientras duró! El Real Madrid ha recuperado el baloncesto en tan sólo dos meses. Lo ha conseguido a base de espectáculo, ese mismo que tienen en sus genes jugadores como Rudy Fernández, artífice de la boyante travesía de este Real Madrid, y de una nueva y formidable victoria en casa, ésta vez ante el Valencia de un notable Splitter. Tanto club como afición esperan que el adiós de Rudy se convierta en un hasta pronto. El que ya no volverá, al menos pronto, es Ibaka, despedido también en loor de multitudes.

 

Se acabó, aunque la experiencia fue sobresaliente. El sueño americano del Real Madrid concluyó dos meses después, tiempo suficiente para, apoyándose en Rudy Fernández y posteriormente de Ibaka, revivir una sección de baloncesto embutida en años de sufrimiento y proyectos a la deriva. Madrid y el Real Madrid sienten nuevamente una sana pasión por el baloncesto. Motivo suficiente para que tanto afición como club y compañeros agradecieran públicamente este esfuerzo al escolta balear y al pívot de origen congoleño. Fue un caluroso y sentido homenaje de despedida -con estrega de camiseta firmada y foto- en el caso de Ibaka y un nuevo intento de hacerse un hueco en el corazón de Rudy Fernández para que éste vaya a Dallas y regrese a no más tardar unas semanas. Habrá que estar atentos a las negociaciones.

 

Las gracias no sólo fueron consecuencia de esta inyección de juventud al baloncesto de Madrid, sino porque tanto Rudy Fernández como Ibaka han contribuido activamente en situar a este proyecto de Pablo Laso en una situación inmejorable en los meses de arranque de la temporada, fundamentales a la hora de examinar la viabilidad futura de estos nuevos planes deportivos. Y porque ambos han dado espectáculo con mayúsculas, con sus mates, asistencias inverosímiles, tiros estratosféricos, tapones, rebotes en las cumbres y ese espíritu americano de ofrecer lo mejor al Palacio de los Deportes, cuyas estadísticas de asistencia de espectadores se supera cada fin de semana. Esta vez, hubo casi 11.000 aficionados en la calle Goya.

 

¡Rudy, quédate!

Hasta ver cómo reacciona este Real Madrid a estas magníficas ausencias, tocó encuentro de despedida ante el Valencia, donde también se dijo adiós a Splitter. Los comienzos no fueron buenos en cuanto al colectivo blanco: muy permisivos en defensa, especialmente en la pintura, y muy romos en ataque, con excesiva lentitud y escaso acierto en tiros de 2 (un 33 por ciento en el primer cuarto). Lo más positivo estaba en Rudy Fernández, con sus certeros triples y acciones marcadas con la elegancia del espectáculo. Lógicamente, el ‘Rudy, quédate’ atronó en el Palacio de los Deportes.

 

Las ventajas en el marcador iban y venía de un equipo a otro, siempre en función de si el Real Madrid daba más o menos velocidad a su juego y en si el Valencia hacía un mayor dominio en la zona, siempre y cuando no se encontraban con Ibaka -el único que frenó a Splitter y Lishchuk, junto con Reyes (17 puntos y 9 rebotes), poderoso en el rebote y posteriormente en la anotación- y ralentizaba el juego. Esta alternancia se proyectó en el marcador, alcanzando el descanso con un 38-32.

 

Pero fue llegar del descanso y asistir a un recital de Rudy Fernández, en colaboración con Llull y Mirotic. Entre los tres martillearon el aro del Valencia, incapaz de suturar una herida que acabó en una hemorragia de considerables dimensiones. En sólo 5 minutos, las diferencias alcanzaron los psicológicos 10 puntos (47-37) y en un suspiro más crecieron hasta los 18 puntos. La clave no sólo estaba en ataque. La defensa blanca era un seguro de vida para su canasta; sólo Splitter tenía alguna solución para el Valencia, algo insuficiente cuando el Real Madrid carbura en ataque con una gran velocidad y defiende como los ángeles. Parcial de 20-9.

 

Y el ‘Rudy, quédate’ siguió sonando en las gradas, donde disfrutaron de un plácido último cuarto, donde se comprobó que el resto de compañeros de Rudy conservarán ese espíritu-ganador y de espectáculo- que tanto ha gustado del escolta balear. Y la mejor recompensa quedó en las ovaciones del final. Atronaron los aplausos al ritmo del ¡Rudy, quédate! y del ¡Ibaka, Ibaka! y ambos lo agradecieron camino de la NBA.

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