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Sin Holly pero con clase

Desayuno con diamantes en Tiffany’s de Barcelona

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Modelos y mayordomos.
Recibo una invitación de Carlos Martorell, el relaciones públicas más exquisito que he conocido, me cita para un “brakfast-brunch” en la tienda Tiffany’s de Barcelona, el objeto de esta llamada es para celebrar los cincuenta años del estreno de la célebre película, “Breakfast at Tiffany’s”, cuyo guión fue una versión libre de la novela de Truman Capote, su intérprete, la actriz Audrey Hepburn, reconoció a lo largo de su vida que el haber dado vida a la alocada Holly le marcó para siempre y fue su gran creación aunque no recibiera el Óscar por su interpretación aún estando nominada, en el año 1961 el Óscar como mejor actriz se le otorgó a una espléndida (aún lo es) Sophia Loren.

La comedia romántica que mas suspiros ha hecho aflorar a los humanos fue dirigida por el magnífico director Blake Edwards, Truman Capote quería que interpretara a la protagonista la siempre sexy Marilyn Monroe, ésta dijo que ya estaba cansada de que todo el mundo la llamara para hacer personajes de niña ingenua y declinó hacer de Holly, aún a pesar de ello Blake Edwarsd tenía claro que la actriz que mejor perfil tenía para interpretar a esa prostituta de lujo era Audrey Hepburn, antes otra explosiva y rubia actriz hollywoodense se había ofrecido para hacer este papel, era Kim Novak pero su oferta fue desestimada.

En la novela de Truman Capote el personaje de Holly es bisexual pero cuando entra Audrey Hepburn en la producción de la película se convierte en un plis plás en un ser heterosexual. A su lado un joven George Peppard deja las películas de acción y se convierte en un escritor novel al que paga sus gastos una señora mayor que él, Holly enseguida confraterniza con su nuevo vecino, ella es una aspirante a actriz con poco éxito y sólo se siente feliz cuando visita la tienda de diamantes Tiffany’s, Holly, de madrugada saca un “croissant” de su bolso y delante del escaparate de la joyería apoya su nariz mientras desayuna y ve como relucen los diamantes. Una imagen mítica que ha dado la vuelta al mundo millones de veces y aún sigue.


Llaves de Tiffannys.
La otra mañana Carlos Martorell dispuso que dos modelos vestidas de negro con un modelo de Cortana y peinadas por las chicas de New Look, luciendo joyas de la casa y las gafas de sol características de Holly, revivieran, y nosotros con ellas, escenas de la película. La tienda, situada en los bajos del Hotel Mandarín, es espaciosa y está en una calle tan céntrica como La Quinta Avenida de Nueva York, el Passeig de Gràcia.

El patio del Hotel se convirtió en un acogedor salón donde destacaban los colores de la casa, especialmente ese azul turquesa de las cajitas que envuelven los sueños de muchos mortales. Por supuesto hubo “croissant” y muchas otras delicias para desayunar y como el acto se prolongó hasta la hora de comer a última hora se podían saborear los canapés que Jean Luc Figueras había elaborado para esa especial mañana. A destacar los “macarrons” de todos los sabores por lo tanto de todos los colores y los dulces de chocolate que aparecían como si fueran cajitas sorpresa en donde van envueltos los regalos de la joyería americana. Un placer.

A las dos modelos les acompañaba un saxofonista que tocaba Moon River, la canción emblema de la película y que ganó un Óscar haciendo que toda una pléyade de seguidores la incorporaran a su repertorio, siendo, como es, una sintonía adecuada para muchos momentos de la vida.


Detalle de dulces envueltos.
El próximo año la joyería Tiffany’s celebrará los 175 años de vida, todo un hito en la historia de una empresa y de una joyería, la más democrática del mundo, en ella no sólo se pueden encontrar diamantes, sino otras piedras también importantes pero sólo aquellas auténticas y sólo las que provienen de países en paz. El rubí no existe en esta joyería pues los abusos ejercidos sobre los derechos humanos en Birmania hizo que dejaran de comerciar con rubíes y jade procedentes de este país.

Desde 1837 la tienda de Charles Tiffany, situada en el bajo Broadway, fue un lugar único repleto de suntuosos tesoros imposibles de encontrar en ningún otro lugar. Tiffany fue el precursor para que sus clientas lucieran joyas en la vida cotidiana en lugar de guardarlas en una caja fuerte y aseguraba que un hermoso diseño contribuía a tener una vida hermosa. Compró las joyas de la corona francesa en tiempos de la emperatriz Eugenia, casada con Napoleón III, diseñó el Tiffany&Setting, un anillo con un diamante de una extraordinaria pureza y de una resplandeciente luz, es el diamante más espectacular que existe.

Charles Tiffany ideó una cajita color turquesa con un lazo blanco para vender sus piezas, la caja impactó en su momento y muchas personas llegaban a Tiffany para comprar la caja, pero la caja sola nunca ha estado en venta, es más esa caja nunca sale sin nada dentro, puede que lleve un pequeño “charm” pero siempre tiene que guardar algún secreto, misterioso o no, pero nunca puede salir la caja sola. Este azul turquesa es el del huevo del petirrojo americano, dicen que acelera el pulso de corazones a lo largo y ancho del mundo.

La revolución en el mundo de esta joyería llegó cuando la italiana Elsa Peretti propuso una colección solamente trabajada en plata, nadie daba un duro por sus diseños, pero una vez se puso en los escaparates sus corazones rotos y ladeados, sus pulseras anchas y curvilíneas, sus diseños que recordaban al modernismo, muy actuales y asequibles a los bolsillo más débiles, llegó a la clientela con fervor, aún hoy Elsa sigue creando desde el pueblo donde vive en el Ampurdán, es en Sant Martí, pueblo de su propiedad, donde habita esta musa del diseño y celebrada artista.

Paloma Picasso, hija del pintor Picasso, también ha creado inspiradas colecciones para esta joyería, las colecciones de Paloma son vivaces, le gusta el color rosa y muy especialmente agradan sus collares de cuentas, ya sean de piedras, madera o lujosas gemas, plasma con delicadeza la luz de los mosaicos y cerámicas de Marruecos.

Paloma es una mujer muy vital que cuando empezó a diseñar para esta joyería impregnó sus primeros trabajos de toda la luz de las más coloridas piedras del mundo como son las tsavoritas, tanzanitas, rubelitas, grandes kunzitas de color rosa chicle, citrinas y fieros ópalos mexicanos.

Antes de salir a la calle quise saber si era posible, como en la película, tener algo de esa tienda de mil y un amores, algo por un euro, lamentablemente el euro se cotiza bajo, no había nada por ese precio, lo más asequible un juego de cartas de póker, 23 euros y los pequeños charms para colgar del cuello o de un brazalete ya llegan a los 80, las llaves en donde reza la frase archiconocida: “Please Returno to Tiffany&Co New York” (Por favor devuélvalo a T&C), los candados y los corazones ya son más caros, hay que hacer más ahorros, abrocharse mucho más el cinturón. Yo sólo lo quería saber para poderme llevar una caja color turquesa, es mi color favorito y además hace guapo. Otro día, espero.

Desayuno con diamantes en Tiffany’s de Barcelona

Sin Holly pero con clase
Teresa Berengueras
lunes, 28 de noviembre de 2011, 09:06 h (CET)

Modelos y mayordomos.
Recibo una invitación de Carlos Martorell, el relaciones públicas más exquisito que he conocido, me cita para un “brakfast-brunch” en la tienda Tiffany’s de Barcelona, el objeto de esta llamada es para celebrar los cincuenta años del estreno de la célebre película, “Breakfast at Tiffany’s”, cuyo guión fue una versión libre de la novela de Truman Capote, su intérprete, la actriz Audrey Hepburn, reconoció a lo largo de su vida que el haber dado vida a la alocada Holly le marcó para siempre y fue su gran creación aunque no recibiera el Óscar por su interpretación aún estando nominada, en el año 1961 el Óscar como mejor actriz se le otorgó a una espléndida (aún lo es) Sophia Loren.

La comedia romántica que mas suspiros ha hecho aflorar a los humanos fue dirigida por el magnífico director Blake Edwards, Truman Capote quería que interpretara a la protagonista la siempre sexy Marilyn Monroe, ésta dijo que ya estaba cansada de que todo el mundo la llamara para hacer personajes de niña ingenua y declinó hacer de Holly, aún a pesar de ello Blake Edwarsd tenía claro que la actriz que mejor perfil tenía para interpretar a esa prostituta de lujo era Audrey Hepburn, antes otra explosiva y rubia actriz hollywoodense se había ofrecido para hacer este papel, era Kim Novak pero su oferta fue desestimada.

En la novela de Truman Capote el personaje de Holly es bisexual pero cuando entra Audrey Hepburn en la producción de la película se convierte en un plis plás en un ser heterosexual. A su lado un joven George Peppard deja las películas de acción y se convierte en un escritor novel al que paga sus gastos una señora mayor que él, Holly enseguida confraterniza con su nuevo vecino, ella es una aspirante a actriz con poco éxito y sólo se siente feliz cuando visita la tienda de diamantes Tiffany’s, Holly, de madrugada saca un “croissant” de su bolso y delante del escaparate de la joyería apoya su nariz mientras desayuna y ve como relucen los diamantes. Una imagen mítica que ha dado la vuelta al mundo millones de veces y aún sigue.


Llaves de Tiffannys.
La otra mañana Carlos Martorell dispuso que dos modelos vestidas de negro con un modelo de Cortana y peinadas por las chicas de New Look, luciendo joyas de la casa y las gafas de sol características de Holly, revivieran, y nosotros con ellas, escenas de la película. La tienda, situada en los bajos del Hotel Mandarín, es espaciosa y está en una calle tan céntrica como La Quinta Avenida de Nueva York, el Passeig de Gràcia.

El patio del Hotel se convirtió en un acogedor salón donde destacaban los colores de la casa, especialmente ese azul turquesa de las cajitas que envuelven los sueños de muchos mortales. Por supuesto hubo “croissant” y muchas otras delicias para desayunar y como el acto se prolongó hasta la hora de comer a última hora se podían saborear los canapés que Jean Luc Figueras había elaborado para esa especial mañana. A destacar los “macarrons” de todos los sabores por lo tanto de todos los colores y los dulces de chocolate que aparecían como si fueran cajitas sorpresa en donde van envueltos los regalos de la joyería americana. Un placer.

A las dos modelos les acompañaba un saxofonista que tocaba Moon River, la canción emblema de la película y que ganó un Óscar haciendo que toda una pléyade de seguidores la incorporaran a su repertorio, siendo, como es, una sintonía adecuada para muchos momentos de la vida.


Detalle de dulces envueltos.
El próximo año la joyería Tiffany’s celebrará los 175 años de vida, todo un hito en la historia de una empresa y de una joyería, la más democrática del mundo, en ella no sólo se pueden encontrar diamantes, sino otras piedras también importantes pero sólo aquellas auténticas y sólo las que provienen de países en paz. El rubí no existe en esta joyería pues los abusos ejercidos sobre los derechos humanos en Birmania hizo que dejaran de comerciar con rubíes y jade procedentes de este país.

Desde 1837 la tienda de Charles Tiffany, situada en el bajo Broadway, fue un lugar único repleto de suntuosos tesoros imposibles de encontrar en ningún otro lugar. Tiffany fue el precursor para que sus clientas lucieran joyas en la vida cotidiana en lugar de guardarlas en una caja fuerte y aseguraba que un hermoso diseño contribuía a tener una vida hermosa. Compró las joyas de la corona francesa en tiempos de la emperatriz Eugenia, casada con Napoleón III, diseñó el Tiffany&Setting, un anillo con un diamante de una extraordinaria pureza y de una resplandeciente luz, es el diamante más espectacular que existe.

Charles Tiffany ideó una cajita color turquesa con un lazo blanco para vender sus piezas, la caja impactó en su momento y muchas personas llegaban a Tiffany para comprar la caja, pero la caja sola nunca ha estado en venta, es más esa caja nunca sale sin nada dentro, puede que lleve un pequeño “charm” pero siempre tiene que guardar algún secreto, misterioso o no, pero nunca puede salir la caja sola. Este azul turquesa es el del huevo del petirrojo americano, dicen que acelera el pulso de corazones a lo largo y ancho del mundo.

La revolución en el mundo de esta joyería llegó cuando la italiana Elsa Peretti propuso una colección solamente trabajada en plata, nadie daba un duro por sus diseños, pero una vez se puso en los escaparates sus corazones rotos y ladeados, sus pulseras anchas y curvilíneas, sus diseños que recordaban al modernismo, muy actuales y asequibles a los bolsillo más débiles, llegó a la clientela con fervor, aún hoy Elsa sigue creando desde el pueblo donde vive en el Ampurdán, es en Sant Martí, pueblo de su propiedad, donde habita esta musa del diseño y celebrada artista.

Paloma Picasso, hija del pintor Picasso, también ha creado inspiradas colecciones para esta joyería, las colecciones de Paloma son vivaces, le gusta el color rosa y muy especialmente agradan sus collares de cuentas, ya sean de piedras, madera o lujosas gemas, plasma con delicadeza la luz de los mosaicos y cerámicas de Marruecos.

Paloma es una mujer muy vital que cuando empezó a diseñar para esta joyería impregnó sus primeros trabajos de toda la luz de las más coloridas piedras del mundo como son las tsavoritas, tanzanitas, rubelitas, grandes kunzitas de color rosa chicle, citrinas y fieros ópalos mexicanos.

Antes de salir a la calle quise saber si era posible, como en la película, tener algo de esa tienda de mil y un amores, algo por un euro, lamentablemente el euro se cotiza bajo, no había nada por ese precio, lo más asequible un juego de cartas de póker, 23 euros y los pequeños charms para colgar del cuello o de un brazalete ya llegan a los 80, las llaves en donde reza la frase archiconocida: “Please Returno to Tiffany&Co New York” (Por favor devuélvalo a T&C), los candados y los corazones ya son más caros, hay que hacer más ahorros, abrocharse mucho más el cinturón. Yo sólo lo quería saber para poderme llevar una caja color turquesa, es mi color favorito y además hace guapo. Otro día, espero.

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