Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Desde la crítica
La brecha de la desigualdad entre los de arriba, “la masa de cuello blanco”, y los de abajo, “los cuellos azules de la pobreza”; la causante de las revueltas no árabes, ante las consecuencias derivadas del consumismo global y exacerbado del individualismo neoliberal

Revueltas democráticas

|

Con el eslogan mediático “globalicemos la plaza Thair – globalicemos la puerta del sol” se recoge bajo la rúbrica de intelectuales de renombre, tales como Naomi Klein, Noam Chomski y Eduardo Galeano, el manifiesto de apoyo a las marchas de indignados con motivo del #globalchange.

La canalización del malestar emocional de millones de mortales angustiados por sus condiciones existenciales, debe invitar a crítica intelectual a la reflexión; con el objeto de no caer en la necedad colectiva de deambular de forma alienada por el “asfalto mundial”, con el único porosito de “hacerse notar” y escribir “a posteri” el titular internacional, sin la consideración acertada de su sino.

No es correcto, por parte de los firmantes del manifiesto, afirmar con rotundidad la analogía falaz entre revueltas árabes en marcos de gobiernos dictatoriales y, movimientos de “indignados” inmersos en marcos de libertades.

Mientras el objetivo común de nuestros “hermanos de Túnez, Egipto, Libia y Siria”, en palabras de los firmantes, ha sido el derrumbe simbólico de sus sistemas opresores como necesidad para recuperar sus derechos naturales de vida, libertad y propiedad, que tanto defendieron los filósofos de la ilustración; las revueltas no árabes, por su parte, han manifestado abiertamente sus intenciones apolíticas que distinguen y canalizan su enfado social.

Dicho en otros términos, mientras nuestros hermanos árabes perseguían y persiguen un fin político en su “ocupación urbana”, los manifestantes de Hessel, sin embargo, exteriorizan su malestar existencial contra la estática social, desde una perspectiva apolítica y horizontal. Las manifestaciones árabes son el medio social para conseguir un fin político y las no árabes un medio político, el ejercicio del derecho a la manifestación, para conseguir un fin social, la disminución de la desigualdad entre los de arriba y los de abajo.

Es sorprendente que intelectuales de la talla de Noam Chomski comparen, bajo su rúbrica, en un manifiesto oficial, a la figura de “Mubarak“, tirano y opresor del estado natural de su pueblo, con el “tejido bancario internacional” surgido del derecho a la libertad de empresa y amparado por el ordenamiento jurídico de cada país. Es la crisis sistémica, que decía Trichet, el factor de riesgo que fundamenta los daños psicosociales de los pueblos indignados. La brecha de la desigualdad entre los de arriba, “la masa de cuello blanco”, y los de abajo, “los cuellos azules de la pobreza”; la causante de las revueltas no árabes, ante las consecuencias derivadas del consumismo global y exacerbado del individualismo neoliberal.

Las redes sociales han sido el instrumento analógico a ambos lados del estrecho. Tanto en las revueltas árabes como las actuales “no árabes”, los productos de Mark Zuckerberg y Jack Dorsey, han servido para movilizar a miles de ciudadanos y organizarlos hacia un frente común. La consecución del bienestar, o dicho de otro modo, el cambio de una situación existencial incómoda por otra mejor es en ésta, y en todas las manifestaciones del pasado, la esencia de toda movilización social. Finalmente, el espacio ocupado en forma de plazas emblemáticas del paisaje urbano, guarda paralelismos formales entre ambas revueltas. Pero, seguimos insistiendo, son las formas y no su contenido, la razón que nos hermana con las heridas del sur.

La politización del movimiento, como venimos denunciando en este blog, es una necesidad para que la “rabia social” sea extrapolada a la forma escrita de los programas políticos. Unir la indignación española con la alemana, italiana, americana y demás, solamente tiene el efecto de la puesta en escena del poder soberano; pero faltará y lo diremos hasta la saciedad, el “objetivo concreto” para cohesionar este conglomerado global, y conseguir una respuesta política coordinada que ponga sobre la mesa; los principales problemas locales que avivan la llama de la queja social.

Mientras tanto, la única consecución material de este estruendo social, será mantener vivo por unos días el discurso mediático de la indignación ante los amagos fugaces de su titular.

Revueltas democráticas

La brecha de la desigualdad entre los de arriba, “la masa de cuello blanco”, y los de abajo, “los cuellos azules de la pobreza”; la causante de las revueltas no árabes, ante las consecuencias derivadas del consumismo global y exacerbado del individualismo neoliberal
Abel Ros
martes, 18 de octubre de 2011, 07:01 h (CET)
Con el eslogan mediático “globalicemos la plaza Thair – globalicemos la puerta del sol” se recoge bajo la rúbrica de intelectuales de renombre, tales como Naomi Klein, Noam Chomski y Eduardo Galeano, el manifiesto de apoyo a las marchas de indignados con motivo del #globalchange.

La canalización del malestar emocional de millones de mortales angustiados por sus condiciones existenciales, debe invitar a crítica intelectual a la reflexión; con el objeto de no caer en la necedad colectiva de deambular de forma alienada por el “asfalto mundial”, con el único porosito de “hacerse notar” y escribir “a posteri” el titular internacional, sin la consideración acertada de su sino.

No es correcto, por parte de los firmantes del manifiesto, afirmar con rotundidad la analogía falaz entre revueltas árabes en marcos de gobiernos dictatoriales y, movimientos de “indignados” inmersos en marcos de libertades.

Mientras el objetivo común de nuestros “hermanos de Túnez, Egipto, Libia y Siria”, en palabras de los firmantes, ha sido el derrumbe simbólico de sus sistemas opresores como necesidad para recuperar sus derechos naturales de vida, libertad y propiedad, que tanto defendieron los filósofos de la ilustración; las revueltas no árabes, por su parte, han manifestado abiertamente sus intenciones apolíticas que distinguen y canalizan su enfado social.

Dicho en otros términos, mientras nuestros hermanos árabes perseguían y persiguen un fin político en su “ocupación urbana”, los manifestantes de Hessel, sin embargo, exteriorizan su malestar existencial contra la estática social, desde una perspectiva apolítica y horizontal. Las manifestaciones árabes son el medio social para conseguir un fin político y las no árabes un medio político, el ejercicio del derecho a la manifestación, para conseguir un fin social, la disminución de la desigualdad entre los de arriba y los de abajo.

Es sorprendente que intelectuales de la talla de Noam Chomski comparen, bajo su rúbrica, en un manifiesto oficial, a la figura de “Mubarak“, tirano y opresor del estado natural de su pueblo, con el “tejido bancario internacional” surgido del derecho a la libertad de empresa y amparado por el ordenamiento jurídico de cada país. Es la crisis sistémica, que decía Trichet, el factor de riesgo que fundamenta los daños psicosociales de los pueblos indignados. La brecha de la desigualdad entre los de arriba, “la masa de cuello blanco”, y los de abajo, “los cuellos azules de la pobreza”; la causante de las revueltas no árabes, ante las consecuencias derivadas del consumismo global y exacerbado del individualismo neoliberal.

Las redes sociales han sido el instrumento analógico a ambos lados del estrecho. Tanto en las revueltas árabes como las actuales “no árabes”, los productos de Mark Zuckerberg y Jack Dorsey, han servido para movilizar a miles de ciudadanos y organizarlos hacia un frente común. La consecución del bienestar, o dicho de otro modo, el cambio de una situación existencial incómoda por otra mejor es en ésta, y en todas las manifestaciones del pasado, la esencia de toda movilización social. Finalmente, el espacio ocupado en forma de plazas emblemáticas del paisaje urbano, guarda paralelismos formales entre ambas revueltas. Pero, seguimos insistiendo, son las formas y no su contenido, la razón que nos hermana con las heridas del sur.

La politización del movimiento, como venimos denunciando en este blog, es una necesidad para que la “rabia social” sea extrapolada a la forma escrita de los programas políticos. Unir la indignación española con la alemana, italiana, americana y demás, solamente tiene el efecto de la puesta en escena del poder soberano; pero faltará y lo diremos hasta la saciedad, el “objetivo concreto” para cohesionar este conglomerado global, y conseguir una respuesta política coordinada que ponga sobre la mesa; los principales problemas locales que avivan la llama de la queja social.

Mientras tanto, la única consecución material de este estruendo social, será mantener vivo por unos días el discurso mediático de la indignación ante los amagos fugaces de su titular.

Noticias relacionadas

Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.

Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.

Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto