Cada vez se hace más evidente que la sociedad hispanohablante tiene un serio problema con la ortografía y la gramática en el uso oral y escrito de la lengua española. No se trata únicamente de un problema español, sino que se extiende a todos los países de América. Las nuevas generaciones, pero no sólo ellas, parecen haber olvidado la existencia de las tildes o el uso de la h, entre otras muchas cosas.
Corren malos tiempos para la ortografía de la lengua española y para la correcta expresión oral y escrita. Podría buscarse la causa en el poco cuidado exigido por las nuevas tecnologías por las normas ortográficas y gramaticales, pero tampoco debemos ponernos apocalípticos, pues es cierto que no por usar con frecuencia Internet o Whatsapp hay por qué cometer más errores.
La Real Academia de la Lengua, que suele desempeñar una labor ejemplar en la mayoría de aspectos, en el caso de la ortografía parece haber tirado la toalla, lo que contribuye a aumentar el desánimo de todos aquellos que consideramos éste un tema crucial. Siguiendo su norma de integrar los cambios lingüísticos impulsados por la sociedad, la RAE se ha despistado totalmente con el tema ortográfico, y realiza constantes cambios que, la mayoría de las veces, consisten en aceptar cualquier cosa. Elimina tildes y da todas las facilidades posibles a los hablantes, que ya no tienen que preocuparse de conocer correctamente su lengua y pueden permitirse seguir dando patadas a la ortografía pero ahora con el beneplácito de la Academia.
Si queremos tener una sociedad educada y formada hay que empezar por lo básico, que es el lenguaje. Una buena comunicación permite una mejor convivencia y un mayor progreso de todos, por lo que debemos ser exigentes y tratar de que la lengua española sea respetada y bien empleada. Políticos, periodistas y comunicadores en general han de ser los primeros en preocuparse por hablar y escribir correctamente, pues tienen una gran responsabilidad debido a su posición social.
No es normal que existan directores de periódico en España que acudan constantemente a diferentes televisiones a decir expresiones como “resulta de que”. Una sociedad verdaderamente preocupada por su lengua nunca habría permitido que alguien que desconoce las normas gramaticales básicas llegara a ser director de un medio de comunicación. Tenemos que planteárnoslo muy en serio, porque por este camino vamos directos a la muerte de la ortografía, y con ella a la muerte de la lengua y del conocimiento.