La Agrupación de Telespectadores y Radioyentes ha entregado esta semana los XIX Premios de televisión y radio, uno de los cuales, el de Comunicación, ha recaído en “RTVE responde” de La 2 de Televisión Española.
Este espacio mensual está dirigido por Elena Sánchez Caballero, Defensora del espectador, el oyente y el internauta de RTVE y pretende, según ellos mismos afirman, “dar respuesta a las inquietudes de nuestra audiencia”.
No hace mucho tiempo me tropecé con él por casualidad, y no podía creerlo: unos minutos en televisión para que la gente expresara fundadamente sus quejas, sugerencias y reclamaciones sobre el medio, y los profesionales dando las explicaciones pertinentes, justificando por qué habían actuado de una manera y no de otra, reconociendo sus errores y pidiendo disculpas si era necesario.
El programa tiene otras secciones para tratar de acercar la TV pública a la gente, pero la verdad es que no llaman tanto la atención. Lo realmente novedoso es esta faceta de autocrítica y transparencia de RTVE, que demuestra que sí, que realmente algo ha cambiado allí dentro. ¿O acaso alguien se imagina un espacio como éste en tiempos de Urdaci?
Me parece muy sano este ejercicio, y sería muy interesante que se extendiera a todas las cadenas de televisión. No sólo a las autonómicas (también públicas al fin y al cabo), sino a las televisiones privadas. Porque no es lo mismo que exista un Defensor del espectador recibiendo cartas en un oscuro despacho y abriendo expedientes -que en la práctica no importan a nadie y todo el mundo olvida enseguida-, que verse obligado a emitir las críticas, y que toda España pueda verlo en pantalla. Como profesional, te lo piensas mucho antes de volver a las andadas.
En este punto en el que estamos en el mundo periodístico, en el que lo único importante es la rentabilidad y la rapidez para transmitir las noticias, muchas veces sin contrastar fuentes ni pararse ni un segundo a intentar ver un poco más allá, sin analizar el contexto, las causas y consecuencias, que muchas veces son más importantes que la noticia en sí, resulta reconfortante que aún quede en algunos sitios espacio para la crítica y la honradez con el público. Y ojalá dure.