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Cuando se ve la inversión en tecnología como un gasto es cuando más jefes necesitamos

La empresa sin jefes

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Lo que voy a hablar hoy es utópico pero, como casi todas las ideas utópicas, nos sirve para definir un Norte y caminar en una dirección. Quizás sea difícil pensar en una empresa sin jefes, pero hoy me gustaría hablar de ello…

¿Para qué sirven las estructuras organizacionales? El objetivo es tener el control, supervisar el trabajo de cada uno, hacer seguimiento de los avances, gestionar recursos.

Siendo así y en circunstancias normales ¿tendría sentido hablar de una empresa sin jefes? Puedes imaginar que es difícil. Creo que sería una empresa con poco éxito, algo más parecido a una asamblea ciudadana en la que se habla mucho y se hace menos. Sin embargo, hoy te voy a invitar a pensar de forma diferente.

El motivo principal por el que las estructuras organizacionales se han aplanado en los últimos años es principalmente porque la tecnología lo ha permitido. Esto además de reducir costes motiva bastante, pues todo el mundo tiene esa sensación de empowerment tan motivadora.

En un momento en el que la tecnología nos permite medir, supervisar e incluso gestionar la capacidad de recursos, no tiene sentido crear jefes para todo.

Un comercial no necesitaría un jefe si tuviera un buen CRM que le dijera dónde están las oportunidades, seguimientos, etc…
Una cadena de producción no necesitaría un encargado si los empleados supieran qué hacer, por qué hacerlo y dónde están los recursos.
Un equipo de administración no necesitaría un responsble si cada persona tuviera claras sus funciones, fechas y responsabilidades.

Un error muy común es cuando algunas empresas nombran y nombran responsables y los ponen a unos encima de otros creando estructuras ineficientes.

En este modelo hay muchas ineficiencias. Además, las personas acaban pensando que están aguantando toda la estructura, sus salarios, sus ineficiencias, etc…

Sin embargo, lo ideal sería apuntar hacia una estructura en la que hubiera mucha más capacidad de trabajo y menos jerarquías. Hace unas semanas hablé del organigrama circular, por cierto un artículo muy difundido y comentado en redes sociales. Para lograrlo hemos de tener en cuenta algunas cuestiones importantes:

¿Por qué las personas necesitan jefes?
Aquí las principales causas:

Las personas no están convenientemente formadas
Eso hace que tenga que prestar mucha atención a su desempeño en el puesto. Esta formación muchas veces no se trae del exterior y en otras ocasiones es la propia empresa la que te deja con una mesa y un ordenador delante para que te busques la vida. Faltan algunas cuestiones esenciales del tipo “¿Qué se espera de ti?”, “¿Cómo hay que realizar el trabajo exactamente?”, “¿Qué tipo de calidad necesitamos en el trabajo que hacemos?”. Etc…

Lo cierto es que como esto no suele ocurrir y la formación in-company es muy poca, los equipos acaban necesitando al jefe, al jefe del jefe y otros tantos jefes para poder funcionar.

Tienen un desempeño mediocre
Es decir que no llegan a la altura (aunque les hayamos formado). Se trata de empleados tipo B bajo o C en cualquiera de sus formas, que no llegan a la altura de lo que la organización les pide por cualquier motivo. Siendo así es normal que hagan falta jefes que supervisen, gestionen y tomen decisiones a pie de línea. Esto suele acabar mal, o con los empleados o con la empresa.

Falta responsabilidad
Como su nombre indica la responsabilidad es la habilidad de responder. Cuando creamos una empresa en la que las personas en lugar de pensar y tomar decisiones deciden tirar balones fuera o esperar a que otros decidan por ellos, empieza la falta de responsabilidad.

Solemos delegar tareas, decimos: “ocúpate de hacer esto”.

Pero no delegamos responsabilidades: “confío en ti para esta función” y lo que falta añadir es “Sin excusas. Cómo la hagas, a quién tengas que llamar o cuánto tengas que pelear para conseguirlo no es una cuestión mía. Si te haces cargo de la responsabilidad, no necesitarás mi supervisión”.

Muchas personas en las empresas se dedican a tirar balones fuera, la palabra más utilizada de el/la que lo hace es el conocido “es que…”. Honestamente, cuando he dirigido equipos, se me cae la motivación al suelo cuando escucho un “es que…”.

El problema no radica sólo en el equipo; de nuevo es un tema sistémico, que atañe a toda la estructura.

La falta de asunción de responsabilidas es un problema gravísimo que ocurre hoy en una gran parte de nuestras empresas.

Los responsables tendrían que hacer que las personas estén más formadas, RRHH tendrían que seleccionar perfiles más capaces y los integrantes de un equipo tendrían que asumir más las responsabilidades. Cuando esto no ocurre empieza la ruína de un equipo y por ende de la organización.

No existe tecnologia eficiente
Si algo puede hacer que la supervisión, seguimiento y monitorización de resultados sea rápida y eficiente, eso es la tecnología.

El organigrama en el que no había jefes
Es obvio que nuestras estructuras necesitan:

Menos jefes y más equipos.
Menos personas que tiran balones fuera y más personas que asumen las responsabilidades.
Menos manos que trabajan y más empleados completos con cabezas que piensan en cómo hacer un gran trabajo.
Menos selección curricular y más procesos de selección rigurosamente pensados para escoger a los más responsables (que a lo mejor no gozan del mejor CV).
Menos “hoy es tu primer día de trabajo” y más “Hasta que no hayas aprendido cómo, no empezarás a trabajar”.
Más tecnología al servicio de las personas y menos jefes que digan lo que hay que hacer.

En fin, como puedes imaginar, todos tenemos que empezar a cambiar algunas cosas en nuestras empresas.

Que tengas un gran día.

La empresa sin jefes

Cuando se ve la inversión en tecnología como un gasto es cuando más jefes necesitamos
César Piqueras
viernes, 10 de marzo de 2017, 00:02 h (CET)
Lo que voy a hablar hoy es utópico pero, como casi todas las ideas utópicas, nos sirve para definir un Norte y caminar en una dirección. Quizás sea difícil pensar en una empresa sin jefes, pero hoy me gustaría hablar de ello…

¿Para qué sirven las estructuras organizacionales? El objetivo es tener el control, supervisar el trabajo de cada uno, hacer seguimiento de los avances, gestionar recursos.

Siendo así y en circunstancias normales ¿tendría sentido hablar de una empresa sin jefes? Puedes imaginar que es difícil. Creo que sería una empresa con poco éxito, algo más parecido a una asamblea ciudadana en la que se habla mucho y se hace menos. Sin embargo, hoy te voy a invitar a pensar de forma diferente.

El motivo principal por el que las estructuras organizacionales se han aplanado en los últimos años es principalmente porque la tecnología lo ha permitido. Esto además de reducir costes motiva bastante, pues todo el mundo tiene esa sensación de empowerment tan motivadora.

En un momento en el que la tecnología nos permite medir, supervisar e incluso gestionar la capacidad de recursos, no tiene sentido crear jefes para todo.

Un comercial no necesitaría un jefe si tuviera un buen CRM que le dijera dónde están las oportunidades, seguimientos, etc…
Una cadena de producción no necesitaría un encargado si los empleados supieran qué hacer, por qué hacerlo y dónde están los recursos.
Un equipo de administración no necesitaría un responsble si cada persona tuviera claras sus funciones, fechas y responsabilidades.

Un error muy común es cuando algunas empresas nombran y nombran responsables y los ponen a unos encima de otros creando estructuras ineficientes.

En este modelo hay muchas ineficiencias. Además, las personas acaban pensando que están aguantando toda la estructura, sus salarios, sus ineficiencias, etc…

Sin embargo, lo ideal sería apuntar hacia una estructura en la que hubiera mucha más capacidad de trabajo y menos jerarquías. Hace unas semanas hablé del organigrama circular, por cierto un artículo muy difundido y comentado en redes sociales. Para lograrlo hemos de tener en cuenta algunas cuestiones importantes:

¿Por qué las personas necesitan jefes?
Aquí las principales causas:

Las personas no están convenientemente formadas
Eso hace que tenga que prestar mucha atención a su desempeño en el puesto. Esta formación muchas veces no se trae del exterior y en otras ocasiones es la propia empresa la que te deja con una mesa y un ordenador delante para que te busques la vida. Faltan algunas cuestiones esenciales del tipo “¿Qué se espera de ti?”, “¿Cómo hay que realizar el trabajo exactamente?”, “¿Qué tipo de calidad necesitamos en el trabajo que hacemos?”. Etc…

Lo cierto es que como esto no suele ocurrir y la formación in-company es muy poca, los equipos acaban necesitando al jefe, al jefe del jefe y otros tantos jefes para poder funcionar.

Tienen un desempeño mediocre
Es decir que no llegan a la altura (aunque les hayamos formado). Se trata de empleados tipo B bajo o C en cualquiera de sus formas, que no llegan a la altura de lo que la organización les pide por cualquier motivo. Siendo así es normal que hagan falta jefes que supervisen, gestionen y tomen decisiones a pie de línea. Esto suele acabar mal, o con los empleados o con la empresa.

Falta responsabilidad
Como su nombre indica la responsabilidad es la habilidad de responder. Cuando creamos una empresa en la que las personas en lugar de pensar y tomar decisiones deciden tirar balones fuera o esperar a que otros decidan por ellos, empieza la falta de responsabilidad.

Solemos delegar tareas, decimos: “ocúpate de hacer esto”.

Pero no delegamos responsabilidades: “confío en ti para esta función” y lo que falta añadir es “Sin excusas. Cómo la hagas, a quién tengas que llamar o cuánto tengas que pelear para conseguirlo no es una cuestión mía. Si te haces cargo de la responsabilidad, no necesitarás mi supervisión”.

Muchas personas en las empresas se dedican a tirar balones fuera, la palabra más utilizada de el/la que lo hace es el conocido “es que…”. Honestamente, cuando he dirigido equipos, se me cae la motivación al suelo cuando escucho un “es que…”.

El problema no radica sólo en el equipo; de nuevo es un tema sistémico, que atañe a toda la estructura.

La falta de asunción de responsabilidas es un problema gravísimo que ocurre hoy en una gran parte de nuestras empresas.

Los responsables tendrían que hacer que las personas estén más formadas, RRHH tendrían que seleccionar perfiles más capaces y los integrantes de un equipo tendrían que asumir más las responsabilidades. Cuando esto no ocurre empieza la ruína de un equipo y por ende de la organización.

No existe tecnologia eficiente
Si algo puede hacer que la supervisión, seguimiento y monitorización de resultados sea rápida y eficiente, eso es la tecnología.

El organigrama en el que no había jefes
Es obvio que nuestras estructuras necesitan:

Menos jefes y más equipos.
Menos personas que tiran balones fuera y más personas que asumen las responsabilidades.
Menos manos que trabajan y más empleados completos con cabezas que piensan en cómo hacer un gran trabajo.
Menos selección curricular y más procesos de selección rigurosamente pensados para escoger a los más responsables (que a lo mejor no gozan del mejor CV).
Menos “hoy es tu primer día de trabajo” y más “Hasta que no hayas aprendido cómo, no empezarás a trabajar”.
Más tecnología al servicio de las personas y menos jefes que digan lo que hay que hacer.

En fin, como puedes imaginar, todos tenemos que empezar a cambiar algunas cosas en nuestras empresas.

Que tengas un gran día.

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