De forma agónica, con un formidable sufrimiento, el Real Madrid se mantuvo invicto en la Caja Mágica en el curso ACB. Lo hizo merced a un jugador que se mueve con pez en el agua en estas atmósferas. Se llama Sergio Llull. El escolta firmó un extraordinario segundo tiempo, donde tuvo tiempo de auxiliar al Real Madrid (con 12 abajo) y obsequiar a equipo y afición con otro nuevo triunfo en casa. No lo tuvo sencillo. Enfrente estuvo un muy correcto Gran Canaria y un notable Carroll, cuyo nombre entró en la agenda de futuras contrataciones en Madrid.
| FICHA TÉCNICA | 74 - Real Madrid: Llull (19), Tucker (7), Suárez (8), Reyes (15) y Tomic (9) -cinco inicial-; Prigioni (6), Begic (6), Fischer (2), Mirotic (2), Velickovic (-) y Vidal (-).
73 - Gran Canaria: Green (9), Carroll (20), Beirán (3), Wallace (12) y Rey (5) -cinco inicial-; Bellás (4), Moran (8), Bramos (6), Nelson (3) y Borovnjak (3).
Parciales: 14-20, 21-24, 17-13, 22-16.
Árbitros: García Ortíz, Guirao y Sacristán.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de Liga ACB, disputado en la Caja Mágica ante 6.139 espectadores. |
DATOS DESTACABLES |
Lo mejor:Llull (19 puntos) y Carroll (20 puntos) ofrecieron una clase magistral de baloncesto. El primero, a base de garra; el segundo, con una precisión mayúscula en el tiro.
Lo peor: Los árbitros enfadaron a los aficionados del Real Madrid antes del descanso y compensaron sus decisiones discutidas omitiendo una clara falta de Reyes sobre Nelson cuando la bocina sonaba en el cuarto acto.
La clave: El Gran Canaria no ató el encuentro cuando el Real Madrid estaba tambaleándose sobre la pista y no supo detener a Llull; Prigioni sí lo hizo con Carroll.
El dato:La Caja Mágica regresó a sus estadísticas de costumbre, esas típicas de ACB, con una asistencia ligeramente superior a los 6.000 espectadores. El equilibrio en el marcador, eso sí, conservó el ambiente en las gradas.
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| Rafael Merino / Caja Mágica (Madrid)
De ser entrenador Mourinho de la sección de baloncesto, este encuentro se empezaría a explicar desde el análisis de un calendario cargado de encuentros consecutivos: en siete días, este Real Madrid ha disputado cuatro intensos partidos, todos ellos resueltos en los momentos de la bocina. Justificación o no, la cita ante el Gran Canaria desveló que el depósito está en alarma. La dosificación se antoja determinante si se desea tumbar al Valencia en Euroliga.
Eso será otra historia. La de esta tarde en la Caja Mágica coronó a un jugador sobresaliente como Sergio Llull. Sus hazañas ya son conocidas en más de un continente. Y es un factor fiable cuando en el Real Madrid se viven situaciones críticas. Como sucedió ante el Gran Canaria. Con 12 de desventaja en las cercanías del ecuador del tercer cuarto, Llull emergió como un huracán para anotar 10 puntos casi consecutivos y oxigenar a un grupo que empezaba a agonizar.
Carroll, ejecutor
A esta crítica situación se llegó, depósito de gasolina aparte, porque el Gran Canaria cuenta con un excelente jugador con un presente maravillo y un mejor futuro, con destino a un club de mayor categoría. Carroll asumió, como de costumbre, el mando anotador de los canarios (11 al descanso). No sólo eso. El rebote era un terreno abonado para los canarios (22-14), donde, a pesar de contar con menos centímetros, maniató al Real Madrid, con un triste balance ofensivo: 0 rebotes ofensivos al descanso.
Y más problemas. La defensa no era ni defensa ni era nada. El Gran Canaria penetraba una y otra vez con una facilidad asombrosa. Lo nunca visto. Y más. En ataque, una espesura nunca vista. Y cada uno haciendo la guerra por su lado. Lo mejor para este Real Madrid es que aún quedaban dos cuartos (35-44, al descanso) y que el público, con ligera música de viento, aún latía merced a un más que discutido arbitraje.
Soberbio Llull
Hasta que surgió Llull. El de Mahón cogió el timón y guió a su equipo hacia el renacer durante el tercer cuarto (10 puntos de los 17 del equipo). De esos 12 puntos de desventaja (37-49) se pasó a sólo 5 puntos (52-57). Y diez minutos por delante, con un Real Madrid en crecimiento y un Gran Canaria en claro descenso. El espíritu ganador de Llull contagió a Suárez, hasta entonces inédito, y armó de valor a Reyes (15 puntos y en ascenso) en la pintura, donde hasta entonces se había flojeado. Y luego estuvo Prigioni. El argentino, con dos triples consecutivos en el segundo cuarto, ya había dado señales inequívocas de estar en un buen momento. Lo confirmó, tras el descanso, con su marcaje a Carroll: éste sólo anotó 9 puntos.
Todos estos ingredientes ofrecieron en bandeja una nueva victoria al Real Madrid en la Caja Mágica. Pero faltaba la guinda. Restaba rematar la faena. Porque se vivieron 5 minutos finales de infarto, verdaderamente cardíacos. El momento más álgido ocurrió a 16 segundos para la conclusión, cuando Llull coronó su actuación con la canasta ganadora; Nelson no encontró respuesta y los árbitros se hicieron los locos sobre la bocina: Reyes hizo falta a Nelson. Lo dicho, Llull mantuvo con vida al Real Madrid y le ofreció una recompensa magnífica a unos días de retomar la Euroliga.
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