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Un corazón partido por la Roja

Mario López
Mario López
martes, 13 de julio de 2010, 22:15 h (CET)
Yo, como supongo que una buena parte de la población del país de la Roja, en esto del fútbol me hallo con el corazón partido. Por un lado, me seduce el espectáculo y de joven me divertía mucho su práctica. Por otra parte, el fútbol en su excelencia representa espléndidamente el valor del conjunto y la razón de ser del sacrificio personal en aras a la consecución de un objetivo común. En su forma, el fútbol es profundamente didáctico y socialista, a la par que socializante.

Sin embargo, y ahí está la daga que me parte el corazón, tal y como hoy está instalado en nuestra sociedad, el fútbol es el paradigma del abismo salarial que separa al común de los ciudadanos de las castas privilegiadas; el retrato de la sociedad capitalista que más aborrezco. El fútbol llega a pagar a un sólo hombre en un día lo que la ciencia, la tecnología, la medicina, la enseñanza, la construcción, no pagan a casi ninguno de sus más cualificados representantes en toda su vida. Y ese abismo se hace más insoportable en situaciones de precariedad como las que sufrimos millones de trabajadores. Con todo y con eso, en la mano de cada uno está decidir si disfruta o no con lo que nos da la Roja, por abstracto y efímero que sea el regalo. Yo, por aquello de desengrasarme un poco, he decidido disfrutar. Quiero quitarme la grasa acumulada durante toda una vida de frustraciones deportivas. Cuando realmente el fútbol significó algo para mí, durante mi infancia y adolescencia, la selección española era un tormento. La seguíamos por la tele con una fe absolutamente injustificada. Bueno, por eso hoy he decidido hacerle un homenaje a ese chavalín que un día fui, celebrando los éxitos de la Roja. Y me tragaré el sapo del abismo salarial. Seguramente, cuando la Roja gane el mundial, se me saltarán dos lágrimas. Una blanca, de alegría.; otra negra, de rabia por esos seiscientos mil euros que les vamos a dar a cada unos de esos chavales; un dinero que la mayoría de los españoles no ganaremos en nuestra vida, a pesar de que los servicios que prestamos son bien concretos y perdurables. En lo único que estamos unidos todos los españoles es en la Roja, y eso es tan bueno como malo. Bueno, porque al menos ya tenemos una cosa que nos une. Malo porque es bien triste que sea un juego de niños lo único que nos una.

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