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Y yo qué sé

Amoríos y desvaríos políticos entre Pablo e Iñigo o Iñigo y Pablo
José García Pérez
martes, 13 de diciembre de 2016, 00:55 h (CET)
A medida que el tiempo va mordiendo al hombre, este entiende menos de lo que pasa a su alrededor; ello puede ocurrir porque ya no se preocupe tanto por lo que pasa a su alrededor sino de lo que se va cociendo en su interior, y que podríamos definir como “el tránsito”.

Así que uno va viendo las cosas para darles una media cambiada y dejarlas pasar como si no fuesen con uno, o sea que nos vamos haciendo, a primera vista, algo más “pasotas”; y lo cierto es que no es así, sino que los vejestorios estamos ya hartos de tanta idiotez esparcida por las cunetas de la existencia. En el fondo nos reímos por no llorar, porque se ven cada cosa que mejor es no mencionarlas.

Que la Bescansa, ya saben, la de Podemos, dijera aquello de que si los mayores de cuarenta y cinco tacos no votaran, el amoroso Pablo Iglesias ocuparía el ansiado cielo del poder es una de las mayores gilipolleces dichas en el presente siglo, pero da igual, todo da igual, el hombre se traga las sandeces de enterados y enteradas y sigue votando no sea que fuese verdad lo de Carolina y veamos un numerito que ya por nuestras arrugas, surcos de vida, no deseamos para nuestros seres queridos.

Y yo que sé si lleva razón Carolina, pero si la tuviese que nos gaseen a los imprudentes que poseemos más años que Matusalén; todo esto lo digo porque asistimos en la actualidad en esta bendita España que soporta hasta a los españoles, que ya es soportar, a un cruce de cartas públicas de amoríos y desvaríos políticos entre Pablo e Iñigo o Iñigo y Pablo, nuestros futuros gobernantes si la diñamos los que mantenemos el dique de la serenidad, que da vergüenza ajena.

Que si yo te quiero a mi lado aunque discrepemos querido hermano y amigo, que te quiero, leche, aunque tú pienses que tenemos que mezclarnos con la morralla vetusta y ajada que nos circunda; te quiero conmigo, Iñigo del alma, porque eres el estandarte de la inteligencia política y moderada mientras yo reparto mordiscos a mansalva a toda la pestosa casta que ya ni se ducha a diario.

Y yo que sé de idioteces que se tuitean públicamente; mira que si todo es un numerito preparado por ellos mismos. Nos salva Monedero, que tiene más de cuarenta y cinco años; no digamos de Westrynge, el ex nazi, este ya fue Secretario General de AP.

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