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¡Estoy hecho un chaval!

Pascual Mogica
Pascual Mogica
viernes, 16 de abril de 2010, 05:49 h (CET)
No, no se confunda por el título de este comentario, no voy a comentar aquella película protagonizada por el recordado y admirado Paco Martínez Soria, lo que en esta ocasión quiero hacer, querido lector, es hacerle partícipe de mi estado de ánimo como consecuencia de todo lo que está sucediendo en España.

La verdad es que me veo rejuvenecido, que a mis años ya es decir, pues están volviendo a pasar ante mis ojos escenas y hechos que tuve ocasión de presenciar cuando era un niño, todos hemos sido niños y recordamos episodios y hechos acaecidos a lo largo de esos años, cuando era un adolescente y cuando ya me convertí en un adulto. Estoy volviendo a ver el “mangoneo” de una considerable cantidad de individuos que han querido, o que han conseguido, hacerse ricos metiendo la mano en el bolsillo de los ciudadanos, y no me estoy refiriendo a los carteristas que actúan en el “Metro” y en las grandes aglomeraciones de gente, si no a esos sinvergüenzas a los que se les ha dado en llamar ladrones de “guante blanco” y que encima piden que se investigue y se juzgue a los demás y no a ellos. Vuelvo a contemplar el terrible espectáculo de una Administración de Justicia sirviendo a los fines de los fascistas, por mor de que dicen que un juez ha vulnerado una llamada Ley de Amnistía que se promulgó sin saber a quien se amnistiaba ni que delitos eran merecedores de ser indultados, una Ley que solo tiene precedente en un país como el nuestro en donde solamente habían transcurrido dos años desde que el dictador murió en su cama y fue enterrado como un “ilustre” hijo de España y por tanto se redactó y sentenció desde el miedo y desde los más horribles y aún frescos recuerdos. Es abominable que después de tantos años esta ley siga en vigor y no haya sido derogado como lo fue en Argentina la Ley de punto final con la que se pretendía dar carpetazo a los crímenes de la dictadura militar. Por cierto, si usted entra en Internet podrá ver quiénes fueron los diputados y partidos que votaron a favor y en contra de dicha ley de punto final. Aquí se debería hacer lo mismo con los que votaron de un modo u otro la Ley de Amnistía.

Veo también a la gente de derechas dándoselas de demócratas y criticando una reunión, la de apoyo a Garzón en la Complutense de Madrid, manifestando su líder, Rajoy, que no quiere ver más espectáculos de esta naturaleza, como si en esa asamblea se hubiera apoyado públicamente a los terroristas en vez de a un juez cuyo único delito ha sido intentar investigar unos crímenes de lesa humanidad. Para mayor escarnio han criticado este acto manifestando que es un ataque a la Democracia. Reunirse los españoles para dar su parecer sobre un hecho en concreto y apoyar a aquel al que se considera injustamente tratado y al mismo tiempo mostrar su rechazo una injusticia es ir contra la Democracia. Esto me ha hecho recordar a los políticos de derechas metidos dentro de una camisa azul como signo de prepotencia ante el resto de los españoles y que ellos y solo ellos, eran los que podían celebrar reuniones multitudinarias para reafirmar su obediencia al “Caudillo”. A su “Caudillo”.

Todo esto me ha devuelto a mi juventud, por eso tengo la sensación de que estoy hecho un chaval, pero lo malo del caso es que también me ha devuelto la preocupación y el miedo.

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