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Sueños secretos

​Es importante adaptarlos a la realidad
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 22 de agosto de 2025, 16:54 h (CET)

Los equívocos se suceden a cada paso; no es nada extraño a la vista del escaso conocimiento de las certezas, estas se desmoronan al menor embate. En las mismas expresiones dialogantes de cada día destacan estas imprecisiones. Así sucede si un adulto se dirige a un adolescente con displicencia, no lo considera capacitado para un diálogo pormenorizado, sin el mínimo intento de averiguar sus verdaderos pensamientos. Lo mismo sucede a la inversa. Se pone de manifiesto una HENDIDURA importante entre ambos pensamientos. En mayor o menor grado, se produce algo similar en cualquier otro intercambio de palabras e ideas, que podemos agrandar con secretismos o aclarar los equívocos en la medida de lo posible.


En los fundamentos de dicha hendidura aún no se puede hablar propiamente de ocultamientos o secretos, afrontamos las condiciones fundacionales ligadas a los enigmas envolventes de la realidad humana. Sobrevolamos sobre esos misterios sin poder resolverlos en ningún momento, después de cualquier descubrimiento brotan nuevas incógnitas. En esa tesitura, sin certezas disponibles, detectamos algo para inquietarnos todavía más, tanto el conocimiento como las personas adolecen de una abrumadora DIVERSIDAD en todos los órdenes, que dificulta la comprensión. Las circunstancias son cambiantes, la edad evoluciona y acentúa las variaciones individuales. La amplitud existencial se renueva cada día.


Nos pilla muy a desmano eso de indagar las influencias cósmicas o de más allá para ese intento natural de comprendernos mejor en el mundo; contamos con ese fondo secreto. También forma parte de lo que somos la tendencia inagotable de saber más, no paramos en esas pesquisas. Tropezamos con numerosos INDICIOS, que nos mantienen alerta e ilusionados, aunque insinúen también nuestras limitaciones. Los rasgos genéticos han permitido avances notables en ese conocimiento. Por encima de la historia y de las tradiciones, la experiencia individual consolida unas personalidades difíciles de explicar, insustituibles a pesar de los múltiples factores comunitarios involucrados.


Toda esa serie de factores que nos constituyen enlazan con antecedentes enrevesados de los cales apenas atisbamos sus orígenes y circunstancias previas influyentes. Incluso para una misma persona, ese fondo se percibe muy resumido y podríamos decir que deformado por sus abundantes lagunas. El flujo existencial de todo ese conjunto deviene en numerosos NÚCLEOS individuales diferenciados, cada uno es portador de circuitos con peculiaridades que van desde los rasgos subconscientes, a la intimidad percibida y manifestaciones en reacción con el exterior. Los podemos denominar sueños propios, como la manera de sentir las vivencias, cuya calidad e intensidades oscilarán según las situaciones.


De una manera sutil se fraguan esas maneras individuales de pasearse por este mundo, con sus dos versiones a veces contradictorias, la percibida por el propio protagonista y la detectada de mil maneras por la gente de fuera; ese distanciamiento es ineludible, no se pueden mezclar ambas versiones, como tampoco eludir sus interferencias mutuas. Con los enigmas subyacentes y los deseos emergentes, se pone de relieve la verdadera PRESENCIA de cada persona con sus pulsiones particulares. La traducción de esa relación de uno frente al conjunto no es propicia a las fijaciones dado el dinamismo de toda la trama; sin embargo, eso del sentimiento personal nunca podrá abdicar de su realidad, lo quiera o no.


Se suele decir que existir es vivir. Ciertamente, las múltiples funciones vitales se ponen en marcha desde los sectores moleculares, energéticos, determinados órganos o la totalidad de la persona en el caso de los humanos, con toda la hondura de la mentalidad relacionada con tantas peripecias. Con toda esa acumulación de factores, se mantiene la diferenciación de las expresiones detectables desde fuera, con respecto a lo que circula por los interiores del pensamiento individual. Esa COMPLEJIDAD interior de la persona da mucho que pensar, constituye un reto importante para el considerado como protagonismo individual, nos fuerza a la humildad de no controlar exhaustivamente las actitudes cotidianas.


A la hora de plantearse estos retos, las dificultades orientativas son obvias por las dificultades para poder comprender todas las ramificaciones de cualquier postura. No sólo en lo referente a las repercusiones sobre los demás, las derivaciones de cuanto suceda en torno a uno mismo también son intrincadas. Eso no evita que tengamos necesidad de contar con la cuota de RESPONSABILIDAD por cada una de nuestras decisiones. Los muchos desconocimientos son evidentes, pero en esa complejidad que afrontamos cada día, no podemos esconder esas porciones en las cuales si que podemos intervenir eficazmente y que también pueden ser decisivas. Por lo tanto, el escapismo no parece razonable.


Aunque quizá nadie dude de su posición personal con respecto al tiempo, es interesante tener en cuenta la diferenciación establecida por los griegos. El Cronos de las mediciones, con los relojes y las evoluciones cósmicas, que nos sitúa en términos de una pequeñez agobiante; por otro lado, nos libera al dejarnos en un papel minúsculo. Sin embargo, nadie discute el papel del Kairós, esa valoración del tiempo en relación a las dimensiones de las vivencias personales. Y en esa TEMPORALIDAD ligada a las peripecias individuales estamos inmersos hasta las cachas. Las motivaciones están conectadas con curiosos engranajes, pero exigen el filtro de unos razonamientos que no siempre parecemos dispuestos a ejercer.


Si la vida es una mera ficción o sólo lo parece, estamos en las mismas, no disponemos del secreto para una respuesta concreta. Atravesamos por sucesivas edades controvertidas, en cuanto a lo personal y no digamos en lo referente a la vida comunitaria. Entre las numerosas experiencias, apenas tenemos capacidad discriminativa para deslindar las actuaciones superfluas, siempre con la inseguridad acechante. Se triplica lo que era una mera DISYUNTIVA entre estar pasivos o pasar a la acción. A la hora de participar activamente, puestos por detrás de los ideales atractivos, la heroicidad de los titanes está al alcance de muy pocos y la modesta participación sincera es la alternativa.

El secreto absoluto es tentador, por aquello de la comodidad de los incapaces que simplemente se conforman con el arrastre continuado al son de las circunstancias temporales. Semejante ABANDONISMO destila unos rasgos poco coherentes en unos seres con capacidad de razonar. Además de quedarse a expensas de las decisiones de quienes son más enérgicos.


El baile cósmico de tan intrincados flujos y conexiones, no invalida el auténtico MILAGRO de unos detalles vivientes con cierta autonomía. Por una vez, la realidad es objetiva con determinadas configuraciones, aunque no vengan cargadas de ningún criterio absolutista. Entre realidades, sueños, ficciones o enajenaciones, estamos aquí con una evidente potencialidad.

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