La inflación subyacente en EE.UU. ha vuelto a sorprender, por quinto mes consecutivo, con una aceleración inferior a la esperada: +0,2 % en el mes y 2,9 % en el año. La causa principal de la ralentización es el descenso de los precios de los automóviles, que será difícilmente sostenible, y de los precios de los viajes, que refleja la debilidad de la demanda.
En realidad, el impacto de los aranceles ya empieza a notarse: en junio, exceptuando automóviles, hubo una subida notable de los precios de los productos (+0,55 %). La inflación en los servicios, excepto alojamiento, deja de desacelerarse y continúa en un nivel alto, por encima de 3,5 %. Efectivamente, la situación refleja un golpe estanflacionista, si bien limitado, no menos real.
Nuestra previsión sigue apuntando a una subida más clara de la inflación en los próximos meses y a una desaceleración de la economía estadounidense en el segundo semestre del año.
En cuanto al empleo, la Fed esperará a disponer como mínimo de los datos de inflación de julio y agosto para evaluar la coyuntura. Esos datos deberían revelar más claramente el efecto de los aranceles ya transmitidos sobre la inflación. El impacto arancelario podría aumentar a partir de agosto. Una bajada de los tipos de la Fed nos parece muy poco probable antes de septiembre u octubre; más bien la esperaríamos para diciembre.
Por otra parte, el crecimiento chino ha resistido bien en el primer semestre, situándose en el 5,2 % en el 2T respecto al 5,4 % del 1T. El crecimiento también se ha visto respaldado por las exportaciones, que probablemente serán menos favorables en el segundo semestre. Y la demanda interna (consumo e inversión) se ralentizó muy claramente en junio, arrastrada por un nuevo deterioro del sector inmobiliario. En este contexto, para el segundo semestre del año prevemos una ralentización que solo permanecerá limitada si las autoridades aceleran el ritmo del estímulo monetario y presupuestario.
En la zona del euro, la confianza de los inversores alemanes, según datos de la encuesta del ZEW, sigue recuperándose en julio. La dinámica continúa pese a que el crecimiento alemán probablemente se desacelerará este verano como consecuencia de la guerra comercial.
En Francia, los mercados apenas han reaccionado a los anuncios del Primer Ministro, que ha presentado un plan de más de 40 millones de euros de ahorro dirigido a reducir el déficit presupuestario desde el 5,4 % hasta el 4,6 % del PIB el próximo año. Si bien el plan de austeridad de casi un 1,5 % del PIB es necesario, pesará sobre el crecimiento el año que viene. El riesgo principal es que haga resurgir las tensiones políticas este verano al aproximarse la fecha de negociación de los datos presupuestarios en el Parlamento, en septiembre. Pese a un desfase de los rendimientos de la deuda soberana francesa y alemana a 10 años de casi 70 p. b., mantenemos la prudencia sobre la deuda francesa y nos inclinamos por la de los países del sur de Europa.
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