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La ansiedad: entre adaptativa y patológica

Se vuelve problemática cuando deja de ser proporcional y comienza a interferir en nuestra vida diaria. Cuando su intensidad, frecuencia o duración son excesivas
Llucià Pou Sabaté
jueves, 3 de julio de 2025, 09:55 h (CET)

La ansiedad es una emoción básica que ha acompañado al ser humano a lo largo de su evolución. Desde un punto de vista adaptativo, la ansiedad ha sido una verdadera aliada para la supervivencia. Gracias a ella, nuestros antepasados podían anticiparse al peligro, activar sus recursos para luchar o huir, y protegerse de amenazas inminentes.


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Este mecanismo de alerta es útil y saludable cuando su intensidad es proporcional a la situación y nos impulsa a actuar. Por ejemplo, sentir ansiedad antes de un examen importante o una situación nueva puede ayudarnos a concentrarnos y prepararnos mejor. En estos casos, la ansiedad cumple su función: nos prepara para enfrentar un desafío.


Sin embargo, la ansiedad se vuelve problemática cuando deja de ser proporcional y comienza a interferir en nuestra vida diaria. Cuando su intensidad, frecuencia o duración son excesivas, puede limitar nuestro funcionamiento cotidiano y volverse crónica. En estos casos, la ansiedad deja de ser una aliada y se convierte en un obstáculo.


En palabras del prestigioso psiquiatra Enrique Rojas, la ansiedad es “una emoción negativa que se vive como amenaza, con tonos difusos, anticipatorios y poco claros, sin un objeto exterior definido”. Por su parte, la psicóloga Marian Rojas señala que la ansiedad es “una sensación de tensión interna que bloquea y distorsiona el funcionamiento cognitivo, emocional y conductual”.


La ansiedad se manifiesta a nivel físico con síntomas como taquicardia, tensión muscular o respiración acelerada. A nivel mental, suele ir acompañada de pensamientos negativos anticipatorios y conductas de evitación o hiperalerta. Este conjunto de reacciones prepara al organismo para responder al peligro, pero también puede generar un malestar intenso y persistente.


En resumen, la ansiedad es un sistema evolutivo diseñado para protegernos, pero que puede convertirse en disfuncional si se activa de manera excesiva o inapropiada. Entender su doble faceta, adaptativa y patológica, es clave para aprender a gestionarla y mantenerla bajo control, mejorando así nuestra calidad de vida.

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