No conduzco, pero... ¿qué decir de la educación al volante? Muchos conductores se suben a “dirigir” esos monstruos llamados furgonetas, taxis, autobuses, autocares o camiones, y se creen que en lugar de vehículos manejan “Transformers” todopoderosos preparados para una batalla ficticia. Tras el volante se sienten fuertes y propinan improperios que a ras de suelo ni imaginaríamos conocer.
Y al aparcar, ¡ay, Dios mío!, la calle es totalmente suya. El concepto “parada” lo llevan al límite: parada de 10 minutos, de 20, de 50, de 60..., y así hasta que les da la gana. Si alguien tiene que sacar su vehículo obstaculizado por una de estas “paradas” descritas, tendrá suerte si el conductor está dentro y no le fulmina con la mirada, y si no, tendrá que ir a buscarlo a dónde le diga un papelito que estratégicamente se coloca en el parabrisas y que parece eximir de toda infracción y responsabilidad. Con todo el apuro, tendrá que ir a localizar a su conductor con una vergüenza que él no conoce y entre un “por favor” y varios “gracias” buscará un “disculpe” que nunca llega. ¡Así es! ¿No se han encontrado con ello nunca?
|