Los virus respiratorios están presentes durante todo el año entre la población y, aunque suelen ser más comunes en otoño e invierno, también podemos desarrollar la gripe, o infectarnos por distintos virus respiratorios causantes de catarros y resfriados durante el verano. De hecho, según el doctor Estanislao Nistal, Doctor en Virología, investigador y profesor de Microbiología en la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo “hasta un 20% de los resfriados se producen en verano”.

Por qué nos resfriamos en verano
Entre los factores que pueden favorecer el aumento de las infecciones respiratorias en verano, destacan las siguientes:
Cambios bruscos de temperatura: en verano pasamos frecuentemente de temperaturas muy altas, si estamos en la calle, a temperaturas muy bajas, cuando entramos a lugares con aire acondicionado. Estos cambios tan bruscos de temperatura pueden afectar a nuestro epitelio respiratorio, debilitar nuestras defensas y favorecer los contagios.
Aires acondicionados: los sistemas de refrigeración resecan el ambiente y, por tanto, nuestras mucosas y vías aéreas, lo que nos hace más vulnerables ante infecciones. Además, los propios aparatos pueden albergar y propagar diferentes virus, bacterias y hongos.
Vuelos y viajes: los trenes, aviones o autobuses son espacios cerrados en los que coincide una gran cantidad de personas y es más fácil que se acumulen microorganismos secretados por alguna de ellas. Además, cuando viajamos pasamos varias horas en estos espacios con otras muchas personas, lo que aumenta el riesgo de contagio.
Además, el doctor Estanislao Nistal añade también “el parón repentino de actividad que se produce con la llegada de las vacaciones. En muchos casos, pasamos de una situación de sobreactividad, estrés y cansancio acumulado, a la inactividad casi total y esto tiene consecuencias sobre nuestro cuerpo. Este cambio tan repentino de rutinas, entre otras cosas, puede debilitar nuestro sistema inmunitario y hacer que seamos más propensos a enfermar”.
Cómo evitar resfriados en verano
Además de las precauciones habituales, como “ventilar las estancias, lavarse las manos con frecuencia o evitar el contacto con personas contagiadas”, el doctor Nistal explica que en verano podemos tomar ciertas precauciones específicas para disminuir el riesgo de contraer un virus respiratorio, por ejemplo:
- Evitar los cambios bruscos de temperatura, que pueden afectar a nuestro epitelio respiratorio y alterar nuestra respuesta inmunitaria, haciéndonos más vulnerables a los virus. - No poner el aire acondicionado a temperatura muy baja, ya que permanecer a una temperatura demasiado baja provoca vasoconstricción en las mucosas respiratorias y también puede dañar el epitelio respiratorio, debilitando nuestras defensas. - Limpiar habitualmente los sistemas de aire acondicionado para evitar que acumulen suciedad y gérmenes. - Vigilar la hidratación, especialmente en niños y ancianos, pero evitando las bebidas muy frías, ya que pueden resentir nuestra garganta. - Mantener la humedad del aire por encima del 30% para evitar que las mucosas se resequen. - Cuidar la dieta, para evitar deficiencias nutricionales y reforzar nuestras defensas.
Si, a pesar de tomar todas estas precauciones, nos contagiamos, es importante tratar los síntomas de forma conjunta y desde el momento de su aparición.
Cómo tratar los resfriados de verano
“Los síntomas de los resfriados de verano coinciden con los de un resfriado en otra época del año: congestión y secreción nasal, estornudos, tos, dolor de garganta, fiebre leve, etc. y, como durante el resto del año, es importante tratarlos adecuadamente para evitar complicaciones”, afirma Estanislao Nistal.
“Lo ideal es tratar los síntomas desde su aparición y hasta su desaparición, para evitar recaídas”, recuerda, “aunque no es lo habitual”. Según un estudio de Kantar para Kenvue, más de la mitad de la población no toma ninguna medida cuando aparecen los primeros síntomas y aproximadamente el 40% solo recurre a medicamentos antigripales cuando los síntomas empeoran.
La opción más completa para abordar los diferentes síntomas de los virus respiratorios son los medicamentos antigripales, que ofrecen un abordaje multisintomático, gracias a su combinación específica de principios activos, como:
Paracetamol, indicado para tratar el dolor y la fiebre; Dextrometorfano, eficaz contra la tos; Clorfenamina, para reducir la secreción nasal y los estornudos; Cafeína, que nos ayuda a combatir el decaimiento; Vitamina C, que, gracias a su efecto antioxidante, favorece la reparación de tejidos dañados.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que tratar los síntomas respiratorios asociados a un resfriado también ayuda a frenar los contagios, ya que, “al reducir los estornudos, la tos y las secreciones, también podemos reducir la producción del vehículo de transmisión del virus y, por tanto, la probabilidad de transmitir la infección a otras personas”, concluye el experto.
En cualquier caso, ante la aparición de síntomas compatibles con gripe o algún otro virus respiratorio, es recomendable consultar cuanto antes con un profesional sanitario, ya sea médico o farmacéutico, para que pueda valorar la situación.
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