La neuromodulación, un sistema de emisión de estímulos eléctricos en el sistema nervioso, puede llegar a reducir el dolor hasta en un 80%, según los organizadores del XXI Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor (SED), que tendrá lugar en el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga del 28 al 30 de mayo. La neuromodulación se emplea en pacientes resistentes a otros tratamientos y “consigue mejorar su calidad de vida y funcionalidad, además de reducir el consumo de analgésicos y aliviar la carga asistencial”, según el doctor Mariano Fernández Baena, presidente del comité organizador del congreso, en el que se muestran resultados con nuevas variantes no invasivas, como los ultrasonidos y la Terapia Magnética Transcraneal.

De izq. a drcha: Paco Cantos, María Madariaga, Mariano Fernández y María Luz Padilla
A su juicio, consigue reducir el dolor al menos a la mitad en el 70% de los casos, aunque “muchas veces se reduce en un 70 u 80%”, destaca. En el último año sus indicaciones se han ampliado a polineuropatía diabética y dolor pélvico, que se unen a las de dolor neuropático (que afecta a 3 millones de españoles), dolor regional complejo y dolor postquirúrgico.
Hasta ahora este sistema se realizaba solo con intervenciones quirúrgicas, y una de las más innovadoras es la que se llama cirugía del sufrimiento en el dolor neuropático, de la que es pionera la doctora Gloria Villalba, coordinadora del Servicio de Neurocirugía del Hospital del Mar. Se trata de una estimulación cerebral profunda con electrodos implantados en el cíngulo anterior dorsal. “Es una parte del cerebro que controla como me condiciona, o como me hace sufrir a mí el dolor que siento. Es decir, este tratamiento no intenta modificar la intensidad del dolor, si no que intenta que no me importe tanto el dolor que percibo, y consecuentemente puede llevar una vida mejor, intentando disfrutar de actividades y de momentos de la vida diaria”, comenta. Ya se han intervenido a 35 pacientes en todo el mundo, 7 en el equipo de la doctora Villalba.
Estimulación en fibromialgia y dolor lumbar
En este congreso también se presentan los resultados de dos técnicas de neuromodulación no invasivas. Una de ellas es la Estimulación Magnética Transcraneal, que ya se utilizaba con éxito en Parkinson, depresión y Alzheimer y que consigue sus mejores resultados en fibromialgia, según el doctor Fernández Baena. La otra técnica es el uso de ultrasonidos de alta intensidad (HIFU), un procedimiento del que es pionero el doctor Jordi Pérez, jefe de la Clínica del Dolor del Hospital Clínic de Barcelona, quien lideró la primera aplicación en humanos y publicó el estudio inicial sobre este innovador sistema.
El HIFU concentra ondas de ecografía en un punto preciso del cuerpo para generar calor y realizar neurolisis sin necesidad de utilizar agujas. “Sus ventajas son evidentes: provoca menos dolor, elimina el riesgo de infección y evita cualquier tipo de sangrado, algo especialmente relevante en pacientes anticoagulados”, explica el doctor Pérez. Además, al no requerir la penetración de la piel ni un entorno quirúrgico, puede aplicarse en consulta, lo que reduce considerablemente el tiempo y los recursos necesarios. “Se trata de un tratamiento prometedor, ya aprobado en Europa y Canadá y actualmente en fase de comercialización, que permitirá tratar a más pacientes en menos tiempo”, añade el especialista. En cuanto a su indicación principal, el doctor Pérez destaca: “La más adecuada actualmente es el dolor lumbar de origen degenerativo facetario, una de las causas más comunes de dolor lumbar en personas mayores de 60 años”.
Formación en Primaria para reducir listas de espera
A pesar de estos avances, los especialistas reunidos en Málaga destacan que lo más importante para mejorar la asistencia del dolor crónico en los 9 millones de españoles que lo padecen es un manejo multidisciplinar en Atención Primaria que incluya intervenciones no farmacológicas, para lo que se requiere formación a los profesionales sanitarios en el manejo del dolor e incorporación de otros especialistas, como fisioterapeutas y psicólogos.
La formación de los profesionales sanitarios en la valoración y tratamiento del dolor ha demostrado que reduce las listas de espera y el gasto sanitario, tal y como señalan los organizadores del congreso. El dolor es la principal causa de consulta en Atención Primaria (40%), según diversos estudios. El dolor crónico representa un coste económico equivalente al 2,5% del PIB de España, pero su impacto en bienestar (valorado con métodos de economía del bienestar) es significativamente mayor, estimándose en hasta 7,3 veces, según el informe El impacto del dolor en el bienestar social (febrero 2025), elaborado por la Fundación Grünenthal. Este cálculo incluye los gastos asociados a la atención sanitaria, la pérdida de productividad y el impacto en los cuidadores. Los analgésicos son el grupo de medicamentos más recetados (el 13%) y de ellos la mitad son opioides, según la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España.
“Mejorar la formación en estrategias de manejo del dolor de forma multidisciplinar (con la implicación de profesionales como los fisioterapeutas y los psicólogos) y alternativas no farmacológicas podría reducir los costes de atención médica y de pérdida de productividad”, explica el doctor Carlos Goicoechea, vicepresidente de la SED. “Se ha demostrado que limitar el acceso a los tratamientos no farmacológicos, como la fisioterapia, y el apoyo psicológico, puede llevar a una mayor dependencia de los analgésicos. Por otra parte, también se ha comprobado que la información al paciente sobre su manejo del dolor y sobre las unidades del dolor facilita la búsqueda de tratamiento especializado, lo que reduce la necesidad de visitas repetidas a los departamentos de Primaria y los costes generales de atención médica”, añade.
Sin embargo, el sistema público presenta una gran carencia de fisioterapeutas y psicólogos, incluso en las unidades del dolor”, advierte el doctor Fernández Baena. A su parecer, “tenemos prácticamente los mismos recursos que hace 25 años, pero la demanda asistencial se ha multiplicado, por el aumento de la esperanza de vida, de la población y de las demandas de calidad de vida”.
Según estimaciones de la SED, las listas de espera para las unidades del dolor varían entre 1 mes y más de 1 año, dependiendo de los hospitales. Eso supone “una merma importante de la calidad de vida y un gasto sanitario disparado en consumo de opioides, ingresos en urgencias y hospitalizaciones, además de bajas laborales”, añade este experto.
|