De todo lo vivido en los días de la pasada Semana Santa, este año me hizo gran impresión y me he quedado con ella, fue principalmente con el dialogo y promesa de Jesús al buen ladrón. El Señor, Jesús en la Cruz, se conmueve con el acto de fe del buen ladrón, que le transmite la luz que ha llenado su corazón al verle cargar con la Cruz, caerse, levantarse, sufrir los insultos y las blasfemias de la muchedumbre; y le manifiesta el anhelo de su alma: “Acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino”. Estos días de pascua, pasada la Resurrección, con cierta frecuencia he pensado, con esa misma fe hemos de confesarle nosotros, sin avergonzarnos de pedirle ayuda a Jesús en nuestras necesidades, y de manifestar nuestra fe, incluso con la muerte, si fuera necesario.
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