El pasado jueves estuve en Beniparrell acompañando a las familias del CEIP Blasco Ibáñez, que tras el desastre climático que nos llevó a la DANA siguen sufriendo el abandono de la administración, las excusas baratas y la negligencia de la empresa de autobuses Monbus con ya un indignante historial de libro.

"Que hagan lo que sea, pero los alumnos no van a estudiar el curso que viene fuera de Beniparrell", señaló ante el periódico Levante la presidenta del Ampa CEIP Blasco Ibáñez, Elisabeth García, como portavoz de la comunidad educativa la cual cortó la Avenida Levante que cruza el pueblo, a la altura del consistorio, para protestar por la lentitud de los trabajos de reconstrucción de su centro escolar, que mantiene desplazados en Silla a casi 150 alumnos de Infantil y Primaria.
Más de seis meses después del cierre del CEIP Blasco Ibáñez por daños estructurales, las familias de Beniparrell denuncian abandono institucional, transporte caótico y una educación en condiciones indignas.
En la carretera se pusieron unas mesas donde niñas y niños simbolizaban estar estudiando en la calle, además de que diferentes personas sujetamos carteles reivindicativos.
Ayer fui testigo de la más profunda indignación, además de la falta de empatía de 2 personas que bajaron del autobús amarillo para encararse de mala manera con los manifestantes después de que ellos esperaban unos minutos, pero la infancia lleva esperando casi un año poder volver a su colegio.
La lentitud en las obras y la falta de información por parte de Educación es lo que más preocupa a las familias afectadas, que cada vez ven más improbable empezar el curso que viene en su centro y aseguran que no pueden continuar con la actual situación, con sus 146 escolares trasladados a Silla, al CEIP Verge dels Desemparats (37 escolares de Educación Infantil) y al CEIP El Patí (96 escolares de Primaria).
La polémica empresa Monbus, encargada del transporte escolar, ha sido un completo desastre desde hace mucho tiempo. Solo dos autobuses para 131 alumnos. Uno de ellos tiene que hacer dos rutas.
El 30 de abril, por ejemplo, el autobús llegó sin monitor. Y sin monitor, no se puede subir a los niños. Se quedaron tirados. Un profesor tuvo que quedarse con todo el ciclo de Primaria hasta que los padres, al salir del trabajo, pudieron ir a por ellos.
Desde el principio se pidió un tercer vehículo para evitar retrasos y aglomeraciones. La respuesta: dos autobuses y uno de ellos doblando viaje. Resultado: clases perdidas, llegadas tardías, salidas anticipadas y una fragmentación absoluta del horario escolar.
Esa empresa desde el principio no ha dado más que problemas en este y muchos otros colegios, además de que la administración (principal responsable de lo que están pasando estas familias) tampoco ha estado a la altura.
"El CEIP Blasco Ibáñez ya no es un colegio. Es una ruina custodiada por vallado nuevo y promesas viejas. Las aulas siguen llenas de humedad. El sótano, impracticable. La caldera, sin tocar. El mobiliario, sin reponer. La sensación general: abandono decorado con palabras vacías. Lo más desesperante, cuentan las madres y padres, es no saber ni en qué estado está realmente el edificio. Ni un informe concluyente. Ni un cronograma de obras. Ni un compromiso firme", explica el periódico Noticias Ciudadanas.
La presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del CEIP Blasco Ibáñez, Elisabeth García, en declaraciones a Público, señala a la Conselleria de Educación como principal responsable del retraso en la reapertura del centro.
La administración es la principal responsable de todo lo que está sucediendo y que es necesario recordar cómo afecta emocionalmente a la infancia, a lo que se suma una empresa de autobuses deteriorados y con un servicio más propio de una película de ciencia ficción que del servicio que deben prestar.
Cierto es que personas del gobierno local de Beniparrell se unieron a las familias apoyándolas en sus reivindicaciones.
"Seguimos teniendo solo dos autobuses, cuando necesitamos tres. Esto hace que los alumnos de 4º, 5º y 6º se esperen a que vuelva el autobús, llegando al colegio casi una hora más tarde que el resto. Esto a su vez provoca que bajen más tarde al patio y al comedor, es decir, tenemos alumnos en dos turnos", señala Elisabeth García.
A esto se une la falta de conciliación familiar. "Hay padres que tienen dos niños de diferentes edades que tienen que estar desde las 8.30 cuando sale el primer autobús hasta las 9.30 horas cuando sale el segundo, lo que les hace entrar a las 10 h al trabajo. Y luego a las 15 h ya los tienes aquí, sin actividades extraescolares como antes. Algunos padres han tenido que dejar de trabajar, a lo que se suma la situación personal de cada uno, que han perdido coches, trabajos y casas con la dana", recuerda.
Una de las cosas que denuncian con frecuencia es la falta de información y cómo las promesas se alargan en el tiempo.
Paiporta es el pueblo más afectado y ahí los colegios ya están solucionados, siendo Beniparrell los últimos de los últimos...
No nos engañemos, pues la administración ya ha demostrado que todo lo que están sufriendo los niños junto a sus familias no le importa y que si hace algo será al verse manchada su imagen ante la opinión pública.
¿Ese es el respeto que muestra la Generalitat Valenciana de Mazón por la infancia?
Las familias necesitan ya una solución y el tiempo pasa con la incertidumbre, el sufrimiento de la infancia y sus familias, la indignación, falta de respuestas claras y negligencias varias por parte de Monbus.
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