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La crisis oceánica se agrava

El imparable aumento del nivel del mar deja bajo amenaza a las zonas bajas del planeta y en particular las regiones costeras
Redacción
sábado, 3 de mayo de 2025, 13:54 h (CET)

Conferencia Nuestro Oceano en Busan

La delegación de Filipinas en la 10 Conferencia Nuestro Océano, celebrada en la ciudad surcoreana de Busan entre el 28 y el 30 de abril, explicó los esfuerzos y desafíos de su país para alcanzar las metas en la preservación de sus mares para 2030. Imagen: Joyce Chimbi / IPS




Los participantes de más de 100 países abandonaron  la ciudad surcoreana de Busan, donde se celebró la 10 Conferencia Nuestro Océano, con la reafirmación de que la crisis oceánica se agrava y de que el imparable aumento del nivel del mar, deja bajo amenaza a las zonas bajas del planeta y en particular las regiones costeras.


Asia, África, América Latina, las naciones insulares, así como la costa oriental de Estados Unidos, se encuentran cada vez más en primera línea de la catástrofe climática costera, se debatió durante la conferencia que acogió Busan entre el lunes 28 y este miércoles 30.


Entre los países y regiones de alto riesgo se encuentran Bangladés, India, Filipinas y naciones insulares del Pacífico como Tuvalu y Fiyi.


En 2024, las inundaciones causaron el mayor número de víctimas mortales en África, en países como Camerún y Nigeria.


«Comenzamos esta conferencia con la conciencia de que el océano está amenazado. Un tercio de los recursos pesqueros mundiales están sobreexplotados. La pesca ilegal y destructiva está dañando los ecosistemas. Perjudica a las comunidades costeras que dependen de ella y socava las economías mundiales», dijo  Tony Long, director ejecutivo de Global Fishing Watch.


Por lo tanto, añadió, «poner en peligro el océano pone en peligro la seguridad futura de todos nuestros países y del planeta».


La edición de este año de la Conferencia Nuestro Océano reunió a aproximadamente 1000 líderes mundiales de diversos sectores, entre ellos jefes de Estado y altos funcionarios gubernamentales de más de 100 países, y representantes de más de 400 organizaciones internacionales y sin ánimo de lucro.


Juntos, debatieron medidas diversas y concretas para lograr un océano sostenible.


Durante el encuentro, los expertos han destacado la intersección entre los océanos, el clima y la biodiversidad a la hora de encontrar soluciones que transformen la ciencia en acción política.


Si bien los océanos se encuentran en primera línea de la crisis climática, también se subrayó que son una fuente importante de soluciones sostenibles, ya que absorben casi  25% de las emisiones de dióxido de carbono y 90 % del calor resultante de estas emisiones.


La campaña «30×30» apoya los movimientos nacionales y mundiales para proteger al menos 30 % de la tierra, las aguas y los océanos del planeta azul para 2030.


Mientras moderaba una sesión sobre la importancia de esa campaña y los avances en las aguas nacionales, Melissa Wright, integrante principal del equipo de medioambiente de Bloomberg Philanthropies, donde dirige la Iniciativa Oceánica Bloomberg, habló sobre el apoyo continuo a la ambición global.


«Apoyamos la ambición global de alcanzar el objetivo 30×30 en los océanos a través de asociaciones e iniciativas equitativas e inclusivas con la sociedad civil, los gobiernos, los grupos indígenas y comunitarios y los líderes locales. Desde 2014, la Blue Water Ocean Initiative ha invertido más de 366 millones de dólares para promover la conservación de los océanos», afirmó.


La iniciativa trabaja en colaboración con gobiernos, oenegés y líderes locales para acelerar la designación y la aplicación de las áreas marinas protegidas (AMP). Más recientemente, la iniciativa ha impulsado la rápida ratificación del Tratado de Alta Mar y ha garantizado la creación de AMP en zonas fuera de la jurisdicción nacional.


«No nos queda mucho tiempo hasta 2030 para alcanzar el objetivo 30×30», afirmó Noralene Uy, subsecretaria de Política, Planificación y Proyectos Especiales y de Asistencia Exterior del Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Filipinas.


Por lo tanto, «se nos presenta una oportunidad única y desafiante para mejorar de forma ambiciosa y sólida nuestras capacidades nacionales y mundiales para la protección, la conservación y la sostenibilidad de nuestros océanos», añadió la funcionaria de un país que fue puesto como ejemplo de los retos especiales que afrontan los países insulares del Sur global.


Filipinas es uno de los 17 países megadiversos del mundo, lo que significa que posee un alto nivel de biodiversidad y un gran número de especies endémicas, entre la parte significativa de especies vegetales y animales del mundo que alberga.


En este contexto, Uy  afirmó que Filipinas soporta una carga excesiva, dados sus recursos limitados y otros objetivos prioritarios de desarrollo. No obstante, el país ha recurrido a la ciencia y está avanzando.


El archipiélago del sudeste asíatico ha establecido estaciones de investigación científica marina estratégicamente situadas en las principales regiones biogeográficas marinas del país para proporcionar información y conocimientos sobre sus océanos.


También ha formulado la política nacional sobre el medio ambiente oceánico, en la que se destaca que, a medida que la ciencia y las políticas evolucionan en función de las prioridades de nuestro país, también deben cambiar las estructuras organizativas y los sistemas de conocimiento.


Para alcanzar el máximo nivel de protección marina, Filipinas y en general las comunidades costeras de todo el mundo necesitan ahora más que nunca financiación y recursos técnicos.


Brian O’Donnell, director de Campaign for Nature, explicó que la única evaluación disponible del coste de la iniciativa 30×30 a escala mundial tiene ya cinco años.


«Según la evaluación, costaría alrededor de 100 000 millones de dólares al año implementar el objetivo 30×30 tanto en tierra como en el mar y, en el momento de la evaluación, solo se estaban gastando unos 20 000 millones de dólares, lo que deja un déficit anual de 80 000 millones de dólares», explicó.


Con ese contexto, «no solo tenemos que asegurarnos de que se destina más dinero a este ámbito, sino que ese dinero se entrega de manera eficiente y eficaz a las personas, las comunidades y los países donde se encuentra la biodiversidad y a quienes la protegen», añadió.


O’Donnell afirmó que, a pesar de los retos que sigue planteando la movilización de recursos financieros, se han logrado algunos avances notables.


Se refirió al Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, adoptado en 2022, que incluye el objetivo de que los países ricos proporcionen al menos 20 000 millones de dólares anuales en financiación internacional para la biodiversidad a los países en desarrollo para 2025, aumentando esta cifra a 30 000 millones de dólares para 2030.


Este objetivo tiene por objeto ayudar a los países en desarrollo a aplicar sus estrategias y planes de acción en materia de biodiversidad, en particular los de los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo.


Sin embargo, O’Donnell señaló que es necesario cambiar la forma de hacer las cosas, ya que, lamentablemente, gran parte de la financiación destinada a los países en desarrollo se concede en forma de préstamos y financiación a corto plazo.


En general, animó a establecer asociaciones y colaboraciones para recaudar los recursos tan necesarios, como Oceans 5, que se dedica a proteger los cinco océanos del mundo.


Oceans 5 es una colaboración internacional de financiadores dedicada a detener la sobrepesca, establecer áreas marinas protegidas y restringir la explotación de petróleo y gas en alta mar, tres de las prioridades más importantes identificadas por los científicos marinos de todo el mundo.


De cara al futuro, hay optimismo en que, para cuando los delegados se reúnan en la XI Conferencia Nuestro Océano, que acogerá Kenia en 2026, la comunidad mundial habrá avanzado en los objetivos  que son clave para mejorar la situación de los mares.


Entre ellos, en la conclusión de la conferencia de Busan, se destacaron los esfuerzos en materia de financiación, políticas, creación de capacidad e investigación en favor de las áreas marinas protegidas, la economía azul sostenible, el cambio climático, la seguridad marítima, la pesca sostenible y la reducción de la contaminación marina.


T: MF / ED: EG - Fuente: IPS

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