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Opinión
Etiquetas | Viajando por las emociones
Somos capaces de darle la vuelta a lo que sentimos

¿La ira te consume?

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Seguramente, en muchas ocasiones, te habrás negado a afirmar que eras presa de la rabia o de la ira, habrás querido expulsar de tu vida esas sensaciones que te iban consumiendo ante momentos donde experimentabas verdaderas injusticias. Esto te ha hecho sentir mal, lo que ha ocasionado que tu mente comience a generar esos pensamientos negativos que te culpaban por sentir esas cosas, lo que ha dado paso a otra emoción que mal gestionada implementa esa sensación de malestar en tu vida, es decir comenzaste a sentir culpa.

Si te digo que estas sensaciones son propias de todas las personas, aunque la gran mayoría de gurús de la vida y la felicidad te digan que son inapropiadas. Pero que además la gestión adecuada de estas emociones que denominamos negativas nos hacen que podamos afrontar situaciones vitales complejas y que nos ayudan a superarlas, por lo tanto actúan en tu vida como un potencial de cambio.

Como ves, si somos capaces de darle la vuelta a lo que sentimos y gestionamos adecuadamente nuestras emociones observaremos que todas, incluso esas que podemos detestar ya que pensamos que nos causan dolor o tristeza, son necesarias.

Hoy voy a centrarme en la ira, una emoción que socialmente no es muy aceptada. Sin duda un arranque de ira no controlado, que nos inunde y recorra todo nuestro ser, es una reacción inadecuada, salvo que en ello nos vaya la vida. Incluso podemos describirla como una reacción impulsiva que nos lleva a actuar y que nos ayuda a reducir el impacto del miedo, con lo que como verás en muchas ocasiones es el impulso que necesitamos, al mismo tiempo, es contraria a la agresión, por lo tanto, su gestión y orientación adecuada la podemos vivir como un potencial de energía necesaria para actuar, lo que nos ayudará a dirigirnos a la meta.

Ser una persona irascible, el no saber dirigir esa energía hacia un lugar, hacia una meta concreta o la superación de un miedo, puede hacer que todo este potencial nos genere problemas. En la misma línea, en ocasiones recoducimos otros estados de ánimo que nos cuestan gestionar y los transformamos en ira, esto puede ser un error si al final no se como dar salida a esa ira. Esto nos puede suceder con la ansiedad, con el miedo o incluso con la sensación de cansancio o la depresión que las transformamos en ira y la lanzamos contra las personas con las que convivimos.

Por lo tanto, como ves, debemos de ser consciente de las situaciones o sensaciones que nos desbordan y que son la causa y el origen en nosotros de esas reacciones de ira. Ya que debemos de aprender a gestionar este tipo de emociones, los que nos lleva a evitar que se produzcan en nosotros esos estallidos poco o nada justificados que pueden llegar a ser del todo irracionales.

Tenemos el potencial de transformar muchas de las sensaciones que vivimos, que entendemos amenazadoras en agresividad, ya que de esa manera siento que me libero de esa sensación de malestar y de no control que me producen. No pongo mis esfuerzos en comprender lo que me pasa, sino que transformó en ira y al mismo tiempo la expreso mediante la agresividad y la proyecto sobre los demás o sobre mi mismo, lo que se convierte en peligroso.

Entender que la frustración, en muchas ocasiones, se encuentra detrás de la experiencia de la ira, ya que en muchas ocasiones entendemos que no hemos conseguido los objetivos que nos hemos planteado o incluso que los acontecimientos que hemos pensado y planificado no se desarrollen como queriamos.

Llegados a este punto te planteo que una de las formas de gestionar la ira radica en potenciar en estos momentos la empatía como arma que nos ayude a plantear que las relaciones personales no deben de responder a modelos de éxito absolutos de ganar o perder. De hecho, la baja tolerancia a la frustración es generalmente la antesala de un episodio de ira.

Además debemos de pensar en las posibles causas que nos están produciendo la ira, pero yendo más allá y siendo capaces de visualizar las consecuencias que a lo largo de la vida me ha originado la ira mal gestionada. Por esa razón es bueno que pienses en tu reacción emocional meditando si se ha ajustado a lo sucedido y sobretodo por qué ha sido capaz de desbordarte y producir esa respuesta que ha producido esas consecuencias en la vida de la otra persona y como al mismo tiempo te hace sentir tan mal, después de que esta te consuma.

Para finalizar es fundamental que potencies la amabilidad y la gratitud como fortalezas personales a mejorar en tu vida, te ayudarán a sentirte mejor, aumentando tu bienestar y encontrando un camino más positivo a tu ira. Inténtalo y verás como serás capaz de transformar tu vida.

¿La ira te consume?

Somos capaces de darle la vuelta a lo que sentimos
José J. Rivero
martes, 18 de octubre de 2016, 00:10 h (CET)
Seguramente, en muchas ocasiones, te habrás negado a afirmar que eras presa de la rabia o de la ira, habrás querido expulsar de tu vida esas sensaciones que te iban consumiendo ante momentos donde experimentabas verdaderas injusticias. Esto te ha hecho sentir mal, lo que ha ocasionado que tu mente comience a generar esos pensamientos negativos que te culpaban por sentir esas cosas, lo que ha dado paso a otra emoción que mal gestionada implementa esa sensación de malestar en tu vida, es decir comenzaste a sentir culpa.

Si te digo que estas sensaciones son propias de todas las personas, aunque la gran mayoría de gurús de la vida y la felicidad te digan que son inapropiadas. Pero que además la gestión adecuada de estas emociones que denominamos negativas nos hacen que podamos afrontar situaciones vitales complejas y que nos ayudan a superarlas, por lo tanto actúan en tu vida como un potencial de cambio.

Como ves, si somos capaces de darle la vuelta a lo que sentimos y gestionamos adecuadamente nuestras emociones observaremos que todas, incluso esas que podemos detestar ya que pensamos que nos causan dolor o tristeza, son necesarias.

Hoy voy a centrarme en la ira, una emoción que socialmente no es muy aceptada. Sin duda un arranque de ira no controlado, que nos inunde y recorra todo nuestro ser, es una reacción inadecuada, salvo que en ello nos vaya la vida. Incluso podemos describirla como una reacción impulsiva que nos lleva a actuar y que nos ayuda a reducir el impacto del miedo, con lo que como verás en muchas ocasiones es el impulso que necesitamos, al mismo tiempo, es contraria a la agresión, por lo tanto, su gestión y orientación adecuada la podemos vivir como un potencial de energía necesaria para actuar, lo que nos ayudará a dirigirnos a la meta.

Ser una persona irascible, el no saber dirigir esa energía hacia un lugar, hacia una meta concreta o la superación de un miedo, puede hacer que todo este potencial nos genere problemas. En la misma línea, en ocasiones recoducimos otros estados de ánimo que nos cuestan gestionar y los transformamos en ira, esto puede ser un error si al final no se como dar salida a esa ira. Esto nos puede suceder con la ansiedad, con el miedo o incluso con la sensación de cansancio o la depresión que las transformamos en ira y la lanzamos contra las personas con las que convivimos.

Por lo tanto, como ves, debemos de ser consciente de las situaciones o sensaciones que nos desbordan y que son la causa y el origen en nosotros de esas reacciones de ira. Ya que debemos de aprender a gestionar este tipo de emociones, los que nos lleva a evitar que se produzcan en nosotros esos estallidos poco o nada justificados que pueden llegar a ser del todo irracionales.

Tenemos el potencial de transformar muchas de las sensaciones que vivimos, que entendemos amenazadoras en agresividad, ya que de esa manera siento que me libero de esa sensación de malestar y de no control que me producen. No pongo mis esfuerzos en comprender lo que me pasa, sino que transformó en ira y al mismo tiempo la expreso mediante la agresividad y la proyecto sobre los demás o sobre mi mismo, lo que se convierte en peligroso.

Entender que la frustración, en muchas ocasiones, se encuentra detrás de la experiencia de la ira, ya que en muchas ocasiones entendemos que no hemos conseguido los objetivos que nos hemos planteado o incluso que los acontecimientos que hemos pensado y planificado no se desarrollen como queriamos.

Llegados a este punto te planteo que una de las formas de gestionar la ira radica en potenciar en estos momentos la empatía como arma que nos ayude a plantear que las relaciones personales no deben de responder a modelos de éxito absolutos de ganar o perder. De hecho, la baja tolerancia a la frustración es generalmente la antesala de un episodio de ira.

Además debemos de pensar en las posibles causas que nos están produciendo la ira, pero yendo más allá y siendo capaces de visualizar las consecuencias que a lo largo de la vida me ha originado la ira mal gestionada. Por esa razón es bueno que pienses en tu reacción emocional meditando si se ha ajustado a lo sucedido y sobretodo por qué ha sido capaz de desbordarte y producir esa respuesta que ha producido esas consecuencias en la vida de la otra persona y como al mismo tiempo te hace sentir tan mal, después de que esta te consuma.

Para finalizar es fundamental que potencies la amabilidad y la gratitud como fortalezas personales a mejorar en tu vida, te ayudarán a sentirte mejor, aumentando tu bienestar y encontrando un camino más positivo a tu ira. Inténtalo y verás como serás capaz de transformar tu vida.

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