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Dijo Jean Paul Sartre que “la vida tiene un sentido si uno quiere dárselo”. Las personas normales queremos darle un sentido a la vida, pero gran parte de la humanidad se pregunta que a estas alturas de la película, ¿cuál? Darle un sentido a la vida profundo, moral y recto me parece que ya no está de moda.
Sin querer, el inicio estival te acerca a realidades muy cercanas que en ocasiones pasan desapercibidas e invitan al comentario obligado. Es obvio que el sector laboral mencionado, no el único, concentra a un gran número de próceres políglotas con estudios superiores o sumidos en ellos y que son el reverso de los que con una autocomplacencia desbordada continúan explotando la metáfora de “la universidad de la calle”.
Seguramente se habrán percatado que en redes sociales circula, a modo de meme, una afirmación de Friedrich Nietzsche que versa: “Sin música, la vida sería un error”. Más allá de la banalidad de la circulación de esta frase, lo que allí se está estableciendo es la diferencia de cualquier otro ser en la naturaleza como el único que es capaz de crear obras de arte, y dentro de esa creación, la música ocupa un lugar privilegiado y fundamental.
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