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El problema es complejo y multicausal

Pedro García, Gerona
Lectores
sábado, 28 de diciembre de 2024, 11:50 h (CET)

El caso ruso, sobrela caída de la natalidad, es un caso dramático: el desplome de la natalidad viene de lejos, pero se ha acelerado con el COVID y la guerra en Ucrania. El Kremlin ha intensificado su política de rearme ideológico y lucha contra la disidencia. Lo previsible es que las medidas resulten contraproducentes, al hacer más irrespirable el clima social y político. La estrategia no difiere mucho de la utilizada por uno de los principales aliados de Rusia, Irán, también atónito por su declive demográfico. La pregunta es: ¿qué tienen en común todas estas situaciones? La respuesta hay que buscarla entre los jóvenes. Y un problema básico que comparten los jóvenes de Rusia, China, Irán o Europa occidental es que les cuesta mirar hacia el futuro con esperanza. Por eso no traen más niños al mundo. Cierto que el problema es complejo y multicausal. Lo que es seguro es que insistir en el enfoque estrictamente económico o en el burdamente nacionalista no va a mejorar nada.

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Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
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