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​Ángel

Porque nada nos salva de la muerte, nada estrellita mía, pero al menos me has enseñado que el amor nos salva de la vida
Inés C.Hervás
miércoles, 14 de agosto de 2024, 11:14 h (CET)

Porque si sintieras un poco menos

igual serías capaz de hablar más,

pero tus ojitos lloran en versos

que crean constelaciones de poemas.


Y me duele saber que no lo sabes,

que cuando yo vaya al cielo

les diré que no está completo,

porque faltas tú, mi ángel.


Porque cuando creo que no puedo

sonreír más en un momento,

te veo, sé que me equivoco

y que me equivocaré de nuevo…


Porque anoche le pregunté

a la Luna cómo estabas

y me dijo que no lo sabía,

porque eres el Sol que aparece cuando ella se cobija.


Y no puedo evitar llamarte,

llamarte mi vida,

porque me has enseñado a quererla

quererla como quiero tu sonrisa.


Porque nada nos salva de la muerte,

nada estrellita mía,

pero al menos me has enseñado

que el amor nos salva de la vida.

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En esta novela nos trasladamos a la Barcelona de los años 70 donde Óscar Drau, protagonista de la historia, conoce a Marina Blau, hija de un pintor enfermo, cuya curiosidad les hace investigar el porqué una extraña mujer vestida de negro acude al cementerio a realizar un extraño ritual, depositando una rosa negra en una tumba sin nombre.

Los pobladores acostumbraban dormir muy temprano. Las luces del pueblo se encendían a las seis de la tarde y eran apagadas a las nueve de la noche, puede afirmarse que era ironía del tiempo. El vecindario del barrio hablaba del burdel y en especial de la mente enfermiza de una mujer, su pasión la llevó a la cárcel, su encanto de mujer le garantizaba los halagos de sus admiradores, pero el día del hecho criminal, en un abrir y cerrar de ojos se esfumó su encanto y la venta de su cuerpo.

Muchas gracias, Señor, por enseñarme, a postrarme ante a Ti con devoción, y por abrir Tu noble Corazón donde poder, dichoso, refugiarme.

 
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