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Han transcurrido ocho meses desde que la Dana cambió la historia en Valencia. Poco tiempo para la reconstrucción emocional, según datos de psicólogos y expertos en catástrofes ambientales, y más escaso aún para lo que ha sido el restablecimiento del orden público, viabilidad, arreglo de fachadas, desagües, etc. Esto a pesar de los esfuerzos de empresas y particulares voluntarios; quienes siempre tendrán un lugar inolvidable en las poblaciones afectadas.
La tentación de revisar el correo electrónico, estar al tanto de las noticias o simplemente desplazarse sin rumbo por las redes sociales, nos impide sumergirnos por completo en el momento presente y en las experiencias que nos ofrece el descanso estival. Estudios recientes continúan demostrando cómo la exposición excesiva a pantallas afecta la calidad del sueño, aumenta los niveles de estrés y disminuye la capacidad de concentración.
El verano es sinónimo de descanso, aventura y nuevas experiencias. Sin embargo, con el aumento del turismo, también se incrementa la preocupación por el impacto ambiental y social de nuestras vacaciones. Cada vez más viajeros buscan alternativas para disfrutar sin dejar una huella negativa en el planeta. Adoptar un enfoque de turismo responsable es más fácil de lo que parece y nos permite vivir experiencias inolvidables mientras protegemos los destinos que amamos.
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