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Los abortos fueron la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022

El asesinato, como derecho constitucional

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No se pueden negar las evidencias que demuestran que muchos estudios científicos atestiguan que la vida de un mamífero, animal o ser humano, comienza desde el momento en el que el óvulo es fecundado por el espermatozoide; a partir de entonces esa nueva célula que se ha formado recibe el nombre de cigoto que ha resultado de la unión de un espermatozoide con un óvulo, como hemos enunciado. Es el primer paso de una vida que comienza, que se inicia en este embrión al que, desde entonces, se le llama con toda propiedad ‘nasciturus’ (participio de futuro latino que significa el que ha de nacer), así que esa nueva célula que se ha formado eclosionará, cuando transcurra el tiempo designado por la sabia Naturaleza, trayendo al mundo de los vivos una nueva criatura, niño o niña en el caso de los humanos.

            

Los partidarios del aborto, obcecados por su monomanía, desprecian esta afirmación y consideran que este nuevo ser, que se está formando, es propiedad de la madre, por lo que esta, dueña de su cuerpo, puede eliminarlo cuando quiera, cual si de una verruga se tratase, aunque en este caso, para ello, haya que provocar un aborto, y nadie tiene que inmiscuirse en ello.


Ahí está el craso error que, sin atender a razones, cometen. El ‘nasciturus’, como hemos dicho, es un ser vivo, desde el primer momento de su concepción, totalmente independiente del cuerpo de la madre, aunque necesite de ella para su nutrición, formación a nivel celular y, como fin último, para nacer.


Por muchas explicaciones y razones (mi padre me decía que cuando alguien no tiene razón, esgrime razones. Son las razones de la sinrazón) que quieran argumentar, el aborto es la eliminación de la vida de un ser humano. No caeré en el tópico de que, cualquier humano puede resultar un genio que aporte soluciones a tantos, o por lo menos algunos de los problemas que nos acucian, a mí me basta y me sobra una cosa tan simple como es defender la vida de cualquier humano.


Bien, pues hete aquí que los franceses, despreciando el derecho a la vida de cualquier ser humano, y dando muestras de su insensibilidad, han blindado la posibilidad de asesinar a un ‘nasciturus’, antes de que vea la luz que el resto de los humanos contemplamos, de forma tal que el primer ministro francés, Gabriel Attal ha manifestado: “Todavía estamos lejos de haber llegado al final del camino. 

Pero paso a paso, la igualdad se va acercando. Al garantizar en nuestra Constitución la libertad de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, concedemos una segunda victoria a Simone Weil, y a todas las que han abierto el camino. Sobre todo, mandamos un mensaje a todas las mujeres, vuestro cuerpo os pertenece y nadie tiene derecho a disponer de él en vuestro lugar”.


Totalmente de acuerdo con que el cuerpo de cada uno puede ser o es de su propiedad, bueno, con ciertas restricciones, hay países en os que está penalizado el intento de suicidio, pero aquí no se trata de que el ser que ha de nacer sea propiedad de la madre. Repetir lo dicho sería un oxímoron por mi parte.


Ningún animal, irracional o racional es propietario del ser que se está gestando en sus entrañas.

No tendrán derecho quienes abogan por este asesinato a clamar contra los crímenes cometidos en el conocido como Holocausto, o los millones de asesinatos llevados a cabo por dictaduras comunistas que se cifran en más de 120 millones de muertos.


Los abortos fueron la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022. La lucha por la vida sigue siendo un reto para aquellos que apuestan por ella. Cada vez son más personas las que tratan de detener la existencia de un ser vivo débil e indefenso que aún no ha podido ver nada de este mundo.

Según la OMS, cada año en el mundo se producen alrededor de 73 millones de abortos inducidos, esto corresponde aproximadamente a 200.000 abortos al día. Worldometers, un sitio web de referencia que proporciona estimaciones y estadísticas en tiempo real, explica que Estados Unidos, con 331,9 millones de habitantes, es el país donde más abortos se producen. En este sentido, casi el 30 % de los embarazos son no deseados y el 40 % de ellos terminan mediante aborto; entre 1.500 y 2.500 abortos al día. (Son datos tomados de Internet. Cualquiera puede consultarlos).


La misma fuente nos informa de que en España, según las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Sanidad, el número de asesinatos a los no nacidos durante 2022 aumentó un 9,01 % respecto al año anterior, llegando a registrarse un total de 98.316 abortos. Así, la tasa el pasado 2022 fue de 11,68 por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años. Con estas cifras, pasados diez años, llegaremos, poco más o menos a un millón de asesinatos impunes, autorizados por la Ley.


Son muchas las familias que, por no poder tener hijos, recurren a la adopción, cosa harto difícil y complica en España por las muchas trabas que existen para ello.


Actualmente, se calcula que hay 50.000 padres en España esperando para adoptar a un menor. La mayoría se quedarán sin poder tener un hijo adoptivo.


Posiblemente la solución sería que el Estado dedicase más atención a las madres que desean abortar y les ofreciese la posibilidad de no hacerlo a condición de que lo diese en adopción.

El asesinato, como derecho constitucional

Los abortos fueron la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022
Manuel Villegas
martes, 9 de abril de 2024, 08:42 h (CET)

No se pueden negar las evidencias que demuestran que muchos estudios científicos atestiguan que la vida de un mamífero, animal o ser humano, comienza desde el momento en el que el óvulo es fecundado por el espermatozoide; a partir de entonces esa nueva célula que se ha formado recibe el nombre de cigoto que ha resultado de la unión de un espermatozoide con un óvulo, como hemos enunciado. Es el primer paso de una vida que comienza, que se inicia en este embrión al que, desde entonces, se le llama con toda propiedad ‘nasciturus’ (participio de futuro latino que significa el que ha de nacer), así que esa nueva célula que se ha formado eclosionará, cuando transcurra el tiempo designado por la sabia Naturaleza, trayendo al mundo de los vivos una nueva criatura, niño o niña en el caso de los humanos.

            

Los partidarios del aborto, obcecados por su monomanía, desprecian esta afirmación y consideran que este nuevo ser, que se está formando, es propiedad de la madre, por lo que esta, dueña de su cuerpo, puede eliminarlo cuando quiera, cual si de una verruga se tratase, aunque en este caso, para ello, haya que provocar un aborto, y nadie tiene que inmiscuirse en ello.


Ahí está el craso error que, sin atender a razones, cometen. El ‘nasciturus’, como hemos dicho, es un ser vivo, desde el primer momento de su concepción, totalmente independiente del cuerpo de la madre, aunque necesite de ella para su nutrición, formación a nivel celular y, como fin último, para nacer.


Por muchas explicaciones y razones (mi padre me decía que cuando alguien no tiene razón, esgrime razones. Son las razones de la sinrazón) que quieran argumentar, el aborto es la eliminación de la vida de un ser humano. No caeré en el tópico de que, cualquier humano puede resultar un genio que aporte soluciones a tantos, o por lo menos algunos de los problemas que nos acucian, a mí me basta y me sobra una cosa tan simple como es defender la vida de cualquier humano.


Bien, pues hete aquí que los franceses, despreciando el derecho a la vida de cualquier ser humano, y dando muestras de su insensibilidad, han blindado la posibilidad de asesinar a un ‘nasciturus’, antes de que vea la luz que el resto de los humanos contemplamos, de forma tal que el primer ministro francés, Gabriel Attal ha manifestado: “Todavía estamos lejos de haber llegado al final del camino. 

Pero paso a paso, la igualdad se va acercando. Al garantizar en nuestra Constitución la libertad de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, concedemos una segunda victoria a Simone Weil, y a todas las que han abierto el camino. Sobre todo, mandamos un mensaje a todas las mujeres, vuestro cuerpo os pertenece y nadie tiene derecho a disponer de él en vuestro lugar”.


Totalmente de acuerdo con que el cuerpo de cada uno puede ser o es de su propiedad, bueno, con ciertas restricciones, hay países en os que está penalizado el intento de suicidio, pero aquí no se trata de que el ser que ha de nacer sea propiedad de la madre. Repetir lo dicho sería un oxímoron por mi parte.


Ningún animal, irracional o racional es propietario del ser que se está gestando en sus entrañas.

No tendrán derecho quienes abogan por este asesinato a clamar contra los crímenes cometidos en el conocido como Holocausto, o los millones de asesinatos llevados a cabo por dictaduras comunistas que se cifran en más de 120 millones de muertos.


Los abortos fueron la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022. La lucha por la vida sigue siendo un reto para aquellos que apuestan por ella. Cada vez son más personas las que tratan de detener la existencia de un ser vivo débil e indefenso que aún no ha podido ver nada de este mundo.

Según la OMS, cada año en el mundo se producen alrededor de 73 millones de abortos inducidos, esto corresponde aproximadamente a 200.000 abortos al día. Worldometers, un sitio web de referencia que proporciona estimaciones y estadísticas en tiempo real, explica que Estados Unidos, con 331,9 millones de habitantes, es el país donde más abortos se producen. En este sentido, casi el 30 % de los embarazos son no deseados y el 40 % de ellos terminan mediante aborto; entre 1.500 y 2.500 abortos al día. (Son datos tomados de Internet. Cualquiera puede consultarlos).


La misma fuente nos informa de que en España, según las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Sanidad, el número de asesinatos a los no nacidos durante 2022 aumentó un 9,01 % respecto al año anterior, llegando a registrarse un total de 98.316 abortos. Así, la tasa el pasado 2022 fue de 11,68 por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años. Con estas cifras, pasados diez años, llegaremos, poco más o menos a un millón de asesinatos impunes, autorizados por la Ley.


Son muchas las familias que, por no poder tener hijos, recurren a la adopción, cosa harto difícil y complica en España por las muchas trabas que existen para ello.


Actualmente, se calcula que hay 50.000 padres en España esperando para adoptar a un menor. La mayoría se quedarán sin poder tener un hijo adoptivo.


Posiblemente la solución sería que el Estado dedicase más atención a las madres que desean abortar y les ofreciese la posibilidad de no hacerlo a condición de que lo diese en adopción.

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