Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Psicología y sexualidad
Etiquetas | Cena | Empresa | Trabajo | Reunión | Navidad
De una forma u otra, esas reuniones se vuelven como una obligación, como una extensión del horario de trabajo

​Llegó la cena de empresa, ¿será como todos los años?

|

Según se van acercando las fechas de Navidad, es bastante común que las empresas realicen cenas de Navidad con todos sus empleados como una forma de celebración entre toda la plantilla. Lo que sucede es que, muchas veces, esas cenas no tienen el mismo significado para los dueños que para los trabajadores. Acorde al tipo de empresa, la cena se realizará en un lugar más caro o más modesto y el ambiente podrá ser más informal o seguir con la tónica sensata y responsable del día a día.


Pexels nicole michalou 5775048


Pero lo cierto, es que de una forma u otra, esas cenas a medida que van pasando los años, se vuelven como una obligación, como una extensión del horario de trabajo, unas horas extras que no están pagadas pero que están compensadas por el precio que la empresa tiene que desembolsar para realizar dichas cenas año tras año.


Y es que resulta curioso, como puedes comenzar a trabajar en un lugar y tener esa ilusión de las primeras veces donde puedes ver a tus compañeros de forma diferente a como lo son en la empresa. 


Es en esas cenas, donde el alcohol y la barra libre darán lugar a charlas distendidas y diversas, donde podrás conocer a jefes que por el rango jerárquico sería imposible profundizar con ellos y los cuales, se tomarán la molestia de comenzar conversaciones por saber quién eres de verdad y cómo eres fuera de lo que están acostumbrados a ver o a valorar, pero todo por efecto de la buena comida y de la abundante bebida.


Pero van pasando los años y vas conociendo a nuevos compañeros que se han incorporado sustituyendo a los que han despedido o han optado por irse y sigues aguantando a todos aquellos que permanecen allí, al igual que tú mismo y las cenas suceden en lugares similares. Y ya no tienes la misma ilusión porque es la historia que siempre se repite y conoces la fama que tienen algunos de tus compañeros más antiguos, pasando por charlatanes, otros que se desinhiben ante las circunstancias, los que tienen un piquito de oro, los pesados que sólo hablan de temas laborales o los observadores de la atenta mirada a los nuevos. Sea como sea, el significado de la cena de Navidad ha cambiado a lo largo de los años. Y podrá suceder que, en caso de pasarlo mejor de lo que uno esperaba, opte por quedarse un poco más o se añada a algún plan posterior que surja sobre la marcha.


Además, es en esas cenas cuando puedes conocer de primera mano a los dueños y socios de la empresa, cuando te puedes enterar de cosas que hubieras preferido, quizá, no ser conocedor. Y es ahí, cuando puedes incluso verles en su mayor apogeo de veneración por parte de sus subordinados, ya que es típico el discurso en el que suelen decir las mismas palabras año tras año sin ningún tipo de variación. Es, en esas mesas, cuando hablarán más de lo que deben y hasta el concepto que tenías de ellos, podría cambiar drásticamente y les reirás sus gracias, a veces, de forma sincera y otras, porque no te quedará más remedio.


Con esto, también, tenemos otras situaciones y puede ser que nos encontremos no sólo con esos dueños sino también con otra parte importante de ellos, es decir, con sus hijos o sus parejas porque, casualmente, trabajan allí y esto al final, se convierte, en parte, en una reunión familiar donde el trabajador normal tiene que aparentar y medir sus palabras en cada momento.


Pero está claro, que habrá empresas que por el contrario, no se puedan permitir tales gastos y la plantilla anhele dichas cenas teniendo que recurrir a organizarlas ellos mismos. Todo depende de la percepción que uno tenga de la empresa donde trabaja porque si estás a gusto y cómodo, la cena de Navidad será tiempo disfrutado pero si no es así, será un tiempo libre forzado. Y lo que hay que hacer en estos casos, es tomárselo de la mejor manera posible intentando ver las cosas buenas que puede tener como es un contacto más directo con compañeros con los que generalmente no tienes trato, una buena comida que de otro modo, quizá, no hubieras tenido, la posibilidad de verte bien con un vestido o traje elegido para la ocasión y lo más importante, ser tú mismo en un ambiente que no es el laboral porque puedes llevarte la sorpresa de conocer a otros de una forma más distendida fuera de todo el estrés y agobio laboral que está presente de forma constante.


Hay que intentar ver el lado bueno de estas cenas porque son esfuerzos que las empresas hacen y que podían anular pero que no lo hacen y es que tendríamos que ponernos en los zapatos de ellos, para entender un poco más sus comportamientos, al igual que ellos lo tendrían que hacer con su plantilla.

​Llegó la cena de empresa, ¿será como todos los años?

De una forma u otra, esas reuniones se vuelven como una obligación, como una extensión del horario de trabajo
Violeta Torrejón
miércoles, 6 de diciembre de 2023, 13:13 h (CET)

Según se van acercando las fechas de Navidad, es bastante común que las empresas realicen cenas de Navidad con todos sus empleados como una forma de celebración entre toda la plantilla. Lo que sucede es que, muchas veces, esas cenas no tienen el mismo significado para los dueños que para los trabajadores. Acorde al tipo de empresa, la cena se realizará en un lugar más caro o más modesto y el ambiente podrá ser más informal o seguir con la tónica sensata y responsable del día a día.


Pexels nicole michalou 5775048


Pero lo cierto, es que de una forma u otra, esas cenas a medida que van pasando los años, se vuelven como una obligación, como una extensión del horario de trabajo, unas horas extras que no están pagadas pero que están compensadas por el precio que la empresa tiene que desembolsar para realizar dichas cenas año tras año.


Y es que resulta curioso, como puedes comenzar a trabajar en un lugar y tener esa ilusión de las primeras veces donde puedes ver a tus compañeros de forma diferente a como lo son en la empresa. 


Es en esas cenas, donde el alcohol y la barra libre darán lugar a charlas distendidas y diversas, donde podrás conocer a jefes que por el rango jerárquico sería imposible profundizar con ellos y los cuales, se tomarán la molestia de comenzar conversaciones por saber quién eres de verdad y cómo eres fuera de lo que están acostumbrados a ver o a valorar, pero todo por efecto de la buena comida y de la abundante bebida.


Pero van pasando los años y vas conociendo a nuevos compañeros que se han incorporado sustituyendo a los que han despedido o han optado por irse y sigues aguantando a todos aquellos que permanecen allí, al igual que tú mismo y las cenas suceden en lugares similares. Y ya no tienes la misma ilusión porque es la historia que siempre se repite y conoces la fama que tienen algunos de tus compañeros más antiguos, pasando por charlatanes, otros que se desinhiben ante las circunstancias, los que tienen un piquito de oro, los pesados que sólo hablan de temas laborales o los observadores de la atenta mirada a los nuevos. Sea como sea, el significado de la cena de Navidad ha cambiado a lo largo de los años. Y podrá suceder que, en caso de pasarlo mejor de lo que uno esperaba, opte por quedarse un poco más o se añada a algún plan posterior que surja sobre la marcha.


Además, es en esas cenas cuando puedes conocer de primera mano a los dueños y socios de la empresa, cuando te puedes enterar de cosas que hubieras preferido, quizá, no ser conocedor. Y es ahí, cuando puedes incluso verles en su mayor apogeo de veneración por parte de sus subordinados, ya que es típico el discurso en el que suelen decir las mismas palabras año tras año sin ningún tipo de variación. Es, en esas mesas, cuando hablarán más de lo que deben y hasta el concepto que tenías de ellos, podría cambiar drásticamente y les reirás sus gracias, a veces, de forma sincera y otras, porque no te quedará más remedio.


Con esto, también, tenemos otras situaciones y puede ser que nos encontremos no sólo con esos dueños sino también con otra parte importante de ellos, es decir, con sus hijos o sus parejas porque, casualmente, trabajan allí y esto al final, se convierte, en parte, en una reunión familiar donde el trabajador normal tiene que aparentar y medir sus palabras en cada momento.


Pero está claro, que habrá empresas que por el contrario, no se puedan permitir tales gastos y la plantilla anhele dichas cenas teniendo que recurrir a organizarlas ellos mismos. Todo depende de la percepción que uno tenga de la empresa donde trabaja porque si estás a gusto y cómodo, la cena de Navidad será tiempo disfrutado pero si no es así, será un tiempo libre forzado. Y lo que hay que hacer en estos casos, es tomárselo de la mejor manera posible intentando ver las cosas buenas que puede tener como es un contacto más directo con compañeros con los que generalmente no tienes trato, una buena comida que de otro modo, quizá, no hubieras tenido, la posibilidad de verte bien con un vestido o traje elegido para la ocasión y lo más importante, ser tú mismo en un ambiente que no es el laboral porque puedes llevarte la sorpresa de conocer a otros de una forma más distendida fuera de todo el estrés y agobio laboral que está presente de forma constante.


Hay que intentar ver el lado bueno de estas cenas porque son esfuerzos que las empresas hacen y que podían anular pero que no lo hacen y es que tendríamos que ponernos en los zapatos de ellos, para entender un poco más sus comportamientos, al igual que ellos lo tendrían que hacer con su plantilla.

Noticias relacionadas

Solemos decir muchas frases y damos bastantes discursos sobre situaciones que pensamos que nunca haremos. Estamos convencidos de nuestra palabra y seguros de no cambiar de opinión, a pesar de las diferentes experiencias por las que podemos pasar, pero puede suceder que llegue un día en el que todo aquello que dijimos cobre otro sentido, y aquello que prometimos no hacer, lo acabemos haciendo.

En 2024, las aplicaciones de citas siguen siendo una parte fundamental de nuestra vida cotidiana. En muchos casos, el deslizar en estas aplicaciones se transforma en un hábito, casi comparable al juego de azar, donde invertimos tiempo y dinero apostando a nuestras posibilidades de conseguir algún resultado. Ahora, un nuevo estudio ha decidido explorar cómo los jóvenes españoles interactúan con las aplicaciones de citas.

Cuando somos jóvenes tenemos una vida acorde a la edad con la que, en ese momento, contamos. No tenemos responsabilidades, de forma general, y nos encontramos en un estado ideal donde salir, conocer gente o disfrutar es la prioridad. Podemos quedar con los amigos, hacer planes improvisados y hacer cambios de última hora, incluso, en ciertos momentos, existen épocas de descontrol, pero nadie depende de nosotros.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto