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Almudena Negro

El verano de Belén Esteban

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En esta España adocenada, en ruinas y ya desintegrada a bien pocos preocupa que el gobierno autonómico nacionalista socialista de Cataluña afirme públicamente que se pasa la futura sentencia del Tribunal Constitucional por el forro de las entrepiernas de Montilla y Carod. Que viene a ser lo mismo que proclamar que se pretende dar un golpe de Estado contra la soberanía nacional. Y aquí no pasa nada. Sorprender, no sorprende. Poco se podía esperar de partidos como ERC e ICV, cuyos dirigentes han llegado a afirmar que el Constitucional no debería tener capacidad para modificar su ley orgánica. Tampoco se espera ya gran cosa de la clase política. Ni tan siquiera algo de bravura y reciedad por parte de la formación política de Alicia Sánchez Camacho, completamente entregada a la tarea de no molestar al nacionalismo y a pactar con el régimen. El Rey ni está ni se le espera. A estas horas el presidente del Gobierno presuntamente de España no ha dicho esta boca es mía. Estará contento. Ya puede. Ha ganado. Al fin y al cabo, él es el padre de la criatura estatutaria, entonces a punto de ser abortada y a tiempo salvada por el inquilino de La Moncloa. Jaque mate. Y otra de gambas.

Para entretenimiento y anestesia del personal el hasta hace nada desconocido padre de María José Campanario está acaparando las tardes de siesta mientras la sagaz “reina del pueblo”, Belén Esteban, y bien que hace, se forra arremetiendo contra ella y contra todo lo que se mueve en “Ambiciones”. Por triunfar, la hortera triunfa hasta en Facebook, donde algún cachondo ha creado la aplicación “pídele consejo a Belén”. Divertidísimo. Y todo esto para solaz de propios y extraños, que ya se sabe que en España el deporte nacional es encumbrar lo más alto posible a un personaje para luego ver cómo cae y se despanzurra contra el suelo.

Pan y circo para una España domesticada con tasas de fracaso escolar aún más elevadas que el índice de audiencia de “Sálvame”, que es esa verdulería dedicada a temas del corazón y algo más que se ha montado el inefable “Mermelada”, alias Jorge Javier Vázquez. ¿Telebasura? ¿Acaso el subvencionadísimo y esnob cine español ofrece algo mejor que DEC? Pues qué quieren que les diga. No seré yo quien juzgue como basura ningún programa del corazón, que, para qué mentir, con todo, a veces me parecen más serios y honestos que la mayoría de telediarios. Y es que en ese mundillo dedicado a contar tragedias y alegrías ajenas cuando alguien se inventa una noticia macabra el corporativismo profesional no tapa la infamia ni la mentira y el periodista en cuestión no recibe un premio Ondas por mentir. Que se lo pregunten a Lidia Lozano. Lo cierto es que entre los que sufren de complejo de Fourier y disfrutan con el mal ajeno, la inevitable curiosidad de las personas por la vida de los famosos y la falta de una clase intelectual, por no hablar de una educación de calidad, nada que triunfe más que la casquería intrascendente –el “posado robado” de De la Vega el día en que se anuncia que el PIB se ha desmoronado también cuenta-. Lo saben todos los tiranos desde tiempos de Roma.

Es innegable: el verano 2009 ha sido el verano de Belén Esteban. Muy propio de la España ZP. Menos mal que no nos han colocado de ministra de Igualdad a Juani, la de la “lechuga”. Pero casi.

El verano de Belén Esteban

Almudena Negro
Almudena Negro
viernes, 28 de agosto de 2009, 01:51 h (CET)
En esta España adocenada, en ruinas y ya desintegrada a bien pocos preocupa que el gobierno autonómico nacionalista socialista de Cataluña afirme públicamente que se pasa la futura sentencia del Tribunal Constitucional por el forro de las entrepiernas de Montilla y Carod. Que viene a ser lo mismo que proclamar que se pretende dar un golpe de Estado contra la soberanía nacional. Y aquí no pasa nada. Sorprender, no sorprende. Poco se podía esperar de partidos como ERC e ICV, cuyos dirigentes han llegado a afirmar que el Constitucional no debería tener capacidad para modificar su ley orgánica. Tampoco se espera ya gran cosa de la clase política. Ni tan siquiera algo de bravura y reciedad por parte de la formación política de Alicia Sánchez Camacho, completamente entregada a la tarea de no molestar al nacionalismo y a pactar con el régimen. El Rey ni está ni se le espera. A estas horas el presidente del Gobierno presuntamente de España no ha dicho esta boca es mía. Estará contento. Ya puede. Ha ganado. Al fin y al cabo, él es el padre de la criatura estatutaria, entonces a punto de ser abortada y a tiempo salvada por el inquilino de La Moncloa. Jaque mate. Y otra de gambas.

Para entretenimiento y anestesia del personal el hasta hace nada desconocido padre de María José Campanario está acaparando las tardes de siesta mientras la sagaz “reina del pueblo”, Belén Esteban, y bien que hace, se forra arremetiendo contra ella y contra todo lo que se mueve en “Ambiciones”. Por triunfar, la hortera triunfa hasta en Facebook, donde algún cachondo ha creado la aplicación “pídele consejo a Belén”. Divertidísimo. Y todo esto para solaz de propios y extraños, que ya se sabe que en España el deporte nacional es encumbrar lo más alto posible a un personaje para luego ver cómo cae y se despanzurra contra el suelo.

Pan y circo para una España domesticada con tasas de fracaso escolar aún más elevadas que el índice de audiencia de “Sálvame”, que es esa verdulería dedicada a temas del corazón y algo más que se ha montado el inefable “Mermelada”, alias Jorge Javier Vázquez. ¿Telebasura? ¿Acaso el subvencionadísimo y esnob cine español ofrece algo mejor que DEC? Pues qué quieren que les diga. No seré yo quien juzgue como basura ningún programa del corazón, que, para qué mentir, con todo, a veces me parecen más serios y honestos que la mayoría de telediarios. Y es que en ese mundillo dedicado a contar tragedias y alegrías ajenas cuando alguien se inventa una noticia macabra el corporativismo profesional no tapa la infamia ni la mentira y el periodista en cuestión no recibe un premio Ondas por mentir. Que se lo pregunten a Lidia Lozano. Lo cierto es que entre los que sufren de complejo de Fourier y disfrutan con el mal ajeno, la inevitable curiosidad de las personas por la vida de los famosos y la falta de una clase intelectual, por no hablar de una educación de calidad, nada que triunfe más que la casquería intrascendente –el “posado robado” de De la Vega el día en que se anuncia que el PIB se ha desmoronado también cuenta-. Lo saben todos los tiranos desde tiempos de Roma.

Es innegable: el verano 2009 ha sido el verano de Belén Esteban. Muy propio de la España ZP. Menos mal que no nos han colocado de ministra de Igualdad a Juani, la de la “lechuga”. Pero casi.

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