Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Algo más que palabras | Sociedad

Un mundo saturado de tráficos ilícitos

No hay que ser un lince para saber que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano
Víctor Corcoba
jueves, 2 de junio de 2016, 08:17 h (CET)
Vivimos en un mundo de tráficos ilícitos y de abusos, que lejos de aminorarse, se acrecientan. No pocas veces la realidad supera a la ficción. Esta indiferencia generalizada, ante este tipo de sucesos que nos dejan sin alma, hay que atajarla. Pongámonos manos a la obra, con el coraje preciso, para afrontar sus causas devastadoras. No puede seguir imperando, en un planeta globalizado, esta desprotección. Su magnitud requiere la adopción de medidas inmediatas. La comunidad internacional, o la heterogénea ciudadanía mundializada, ha de hacer frente con urgencia a esta lacra deshumanizadora e inhumana, que puede cargarse desde nuestro natural hábitat hasta las entretelas del ser humano.

Ahí está el incremento del uso de las drogas y del tráfico ilícito de narcóticos y sustancias psicotrópicas injertando un daño incalculable especialmente a la generación más joven. O el mismo comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras, contribuyendo a la ampliación de los conflictos, debido en parte a su acumulación excesiva y fácil disponibilidad. O el tráfico ilícito de migrantes y ya no digamos del nuevo comercio de esclavos, la trata de personas, un fenómeno bestial que afecta a todas las regiones y a la mayoría de los países del mundo, realidad disparada sin precedentes en el momento actual con el aumento de las dificultades económicas, los enormes obstáculos a la migración legal y la existencia de graves conflictos armados. Indudablemente, no existirán soluciones fáciles, pero la especie tendrá que unirse y reunirse para combatir esta saturación de ilícitos e ilegalidades a nivel planetario. De lo contrario, la destrucción del linaje está servida, porque nosotros mismos nos la servimos en bandeja.

No hay que ser un lince para saber que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano. No podemos traficar, y menos ilícitamente, con lo que es nuestra vida y la de todos. Por eso, considero una buena noticia, que la oficina regional para América Latina del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) organice una serie de eventos que tienen la intención de concienciar a la población sobre la necesidad de combatir el tráfico ilegal de vida silvestre. Son estos gestos, estas actividades, por cierto coincidentes con el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), las que cuando menos nos hacen pensar sobre nuestro futuro y el porvenir de nuestros descendientes. También nos llena de gozo que, en Brasil, una mesa redonda aborde el tema del tráfico ilegal y la demanda por productos derivados de la vida silvestre y cómo el consumidor en ese país juega un papel clave para detenerlo.

Sin duda, los moradores del planeta tienen que mostrar una mayor solidaridad entre sí para dar respuestas colectivas contundentes que frenen esta multitud de riesgos avivados por comercios ilícitos, que amenaza, además de las personas, los valores fundamentales de la sociedad y también la seguridad y la justicia internacionales, además de la economía, el tejido familiar y la vida social misma. A veces, sumamos tantas contrariedades en nuestro diario de vida, que no vamos a la raíz del problema, a nuestros verdaderos enemigos a los que hay que combatir con coherencia, no siguiendo otros intereses si no son los de la paz y del bien común. Por desgracia, cada día son más los seres humanos que están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse. No miran con otros ojos, nada más que con los del egoísmo, con tal de endiosarse con el dios dinero, sin importarle trastocar valores con los que no se trafican.

Es hora, pues, que esta saturación de tráficos ilícitos se detenga. No podemos permanecer en una globalizada pasividad de la especie humana como tal. O aceptar esta esclavitud que nos deshumaniza como seres autónomos. Con tesón, hemos de globalizar el hermanamiento de culturas y razas, con espíritu de concordia, y con un semblante más comprometido con la autenticidad del bien social y de la bondad. Para empezar, lo primero que hay que hacer es sensibilizar y estimular a las conciencias de las medidas necesarias para combatir y erradicar esta cultura de servidumbre esclava que nos aborrega y nos deja sin corazón. Y, posteriormente, que a los traficantes ilícitos se les haga justicia, porque nos merecemos otro mundo más humano. Hagamos, en consecuencia, de tantas palabras sembradas en favor de la solidaridad y de la justicia, el espejo de nuestras acciones. ¡Sea así! ¡Así sea!

Noticias relacionadas

El hambre y la falta de acceso al agua, la pobreza estructural, las situaciones de precariedad sanitaria o entornos de vida insalubres, son en muchos lugares del mundo, y en especial en grandes zonas de África, Asia y Sudamérica, el denominador común para los miembros de esa humanidad sobre la que el Artículo 1 de la Declaración dice que todos los humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.

El cónclave que se iniciará el 7 de mayo, se ha convertido en una campaña electoral al uso, tratando inútilmente de influir en los 133 cardenales electores. Están ocurriendo en España y en el mundo sucesos tan relevantes y vertiginosos, que para quienes nos dedicamos a opinar sobre los mismos se convierten por su gravedad y trascendencia en algo más que un entretenimiento o un ejercicio intelectual.

El rearme que ahora está en marcha es un rearme de la OTAN. Es una imposición estadounidense y está al servicio de los intereses de la superpotencia. Lo que necesitamos es una España y una Europa libres del yugo de Estados Unidos (EEUU) y de las amenazas de Rusia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto