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Una persona es como un diamante que tiene diversas caras

Secretos ante la muerte

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Todos tenemos secretos, y podemos confiarnos a quien queremos. Hay personas que los quieren llevar a la tumba, que no quiere compartirlos con nadie y que permanecen confidenciales hasta su muerte. Pueden ser cosas de las que se sienten avergonzadas o culpables, o relacionados con asuntos familiares delicados como la paternidad (en la serie La Señora la madre del protagonista confía a su hijo el secreto de quién es su padre, en una carta que él lee después de la muerte de la madre). Pueden ser asuntos románticos como los que narra la película “Los puentes de Madison” (“The Bridges of Madison County”, 1995) que Clint Eastwood dirige e interpreta junto a MerylStreep: la relación entre una ama de casa, y un fotógrafo. Los cuatro días que pasan juntos suponen un secreto que –es el argumento de la película- los hijos desvelarán al ver las cartas de su madre cuando ella ya no está: “Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido”, le dijo el fotógrafo; y ella vivirá de esos días el resto de su vida. En este caso, los hijos celebran juntos conocer el secreto de su madre; pero en otros casos, serán sentimientos de rabia, tristeza, resentimiento, traición o misterio lo que acompañará ese desvelar el secreto.


Puede haber secretos que comprometan a ciertas personas, y se protegen con el silencio. Otros pueden ser pensamientos interiores traumáticos que les ha sido difícil comunicar y que puede tener un impacto emocional estresante en la persona que los guarda, o bien generar ansiedad y culpa. Por eso es bueno estar cerca de la persona que está en la recta final, pues muchas veces tiene ganas de hablar de cosas que necesita comunicar.Pueden ser secretos llenos de amor como decir lo mucho que aman a una persona, o también secretos que pesan y comunicarlos es algo que alivia la carga de mantenerlos.


Cada persona es libre de abrir su corazón a quien confía, descargar el fardo de esas intimidades de las que hace bien liberarse de algún modo.


Hay también secretos que aparecen después de la muerte, y pueden ser sobre las circunstancias de la muerte (por ejemplo, suicidio) o sobre la vida afectiva del cónyuge (la película Azul es muy expresiva sobre ello). Así, hay personas que no pueden estar en el duelo con la familia y familiares, forman parte de otro ambiente, digamos escondido, y van a la funeraria en otros momentos, y les llaman los “visitantes fuera de horario”.


Hay también “secretos sociales”, por parte de los familiares del difunto. Cuenta Elisabeth K-R de Josh, quien a los 50 años tuvo problemas económicos y se quitó la vida. Su mujer dijo a todos que fue un ataque de corazón… aunque esto le impidió un duelo tranquilo pues el secreto se sumaba al dolor que ya tenía. Por eso se recomienda que al menos con alguna persona se sea honesto, si no se quiere ser en general, para abrirse y consolarse.


Marshall era un buen marido de Cynthia, quien murió a los 40 años de matrimonio. Al revisar sus cosas, vieron que ella había ganado muchos premios de periodismo en su juventud, y nunca dijo una palabra al respecto. Él se lamentaba de no haber sabido más cosas de ella, y deseaba que ella hubiera sido feliz y que no hubiera tenido que renunciar a sueños…


Pablo Raez fue un muchacho malagueño que murió de leucemia hace pocos años. Su entierro fue multitudinario, al que acudieron también muchas personas necesitadas, a las que él ayudó durante tiempo, sin que nadie lo supiera.


Son secretos que hacen conocer mejor a la persona que nos dejó, tanto los que se conocen en vida, como aquellos otros aspectos que se conocen después de que nos ha dejado; una persona es como un diamante que tiene diversas caras, por un lado conocemos los recuerdos directos sobre ella, y luego al recordarla con otras personas vamos descubriendo otros aspectos que no conocíamos hasta entonces. La persona continúa viviendo en nosotros, a través de sus recuerdos, y de sus secretos…

Secretos ante la muerte

Una persona es como un diamante que tiene diversas caras
Llucià Pou Sabaté
miércoles, 4 de octubre de 2023, 08:51 h (CET)

Todos tenemos secretos, y podemos confiarnos a quien queremos. Hay personas que los quieren llevar a la tumba, que no quiere compartirlos con nadie y que permanecen confidenciales hasta su muerte. Pueden ser cosas de las que se sienten avergonzadas o culpables, o relacionados con asuntos familiares delicados como la paternidad (en la serie La Señora la madre del protagonista confía a su hijo el secreto de quién es su padre, en una carta que él lee después de la muerte de la madre). Pueden ser asuntos románticos como los que narra la película “Los puentes de Madison” (“The Bridges of Madison County”, 1995) que Clint Eastwood dirige e interpreta junto a MerylStreep: la relación entre una ama de casa, y un fotógrafo. Los cuatro días que pasan juntos suponen un secreto que –es el argumento de la película- los hijos desvelarán al ver las cartas de su madre cuando ella ya no está: “Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido”, le dijo el fotógrafo; y ella vivirá de esos días el resto de su vida. En este caso, los hijos celebran juntos conocer el secreto de su madre; pero en otros casos, serán sentimientos de rabia, tristeza, resentimiento, traición o misterio lo que acompañará ese desvelar el secreto.


Puede haber secretos que comprometan a ciertas personas, y se protegen con el silencio. Otros pueden ser pensamientos interiores traumáticos que les ha sido difícil comunicar y que puede tener un impacto emocional estresante en la persona que los guarda, o bien generar ansiedad y culpa. Por eso es bueno estar cerca de la persona que está en la recta final, pues muchas veces tiene ganas de hablar de cosas que necesita comunicar.Pueden ser secretos llenos de amor como decir lo mucho que aman a una persona, o también secretos que pesan y comunicarlos es algo que alivia la carga de mantenerlos.


Cada persona es libre de abrir su corazón a quien confía, descargar el fardo de esas intimidades de las que hace bien liberarse de algún modo.


Hay también secretos que aparecen después de la muerte, y pueden ser sobre las circunstancias de la muerte (por ejemplo, suicidio) o sobre la vida afectiva del cónyuge (la película Azul es muy expresiva sobre ello). Así, hay personas que no pueden estar en el duelo con la familia y familiares, forman parte de otro ambiente, digamos escondido, y van a la funeraria en otros momentos, y les llaman los “visitantes fuera de horario”.


Hay también “secretos sociales”, por parte de los familiares del difunto. Cuenta Elisabeth K-R de Josh, quien a los 50 años tuvo problemas económicos y se quitó la vida. Su mujer dijo a todos que fue un ataque de corazón… aunque esto le impidió un duelo tranquilo pues el secreto se sumaba al dolor que ya tenía. Por eso se recomienda que al menos con alguna persona se sea honesto, si no se quiere ser en general, para abrirse y consolarse.


Marshall era un buen marido de Cynthia, quien murió a los 40 años de matrimonio. Al revisar sus cosas, vieron que ella había ganado muchos premios de periodismo en su juventud, y nunca dijo una palabra al respecto. Él se lamentaba de no haber sabido más cosas de ella, y deseaba que ella hubiera sido feliz y que no hubiera tenido que renunciar a sueños…


Pablo Raez fue un muchacho malagueño que murió de leucemia hace pocos años. Su entierro fue multitudinario, al que acudieron también muchas personas necesitadas, a las que él ayudó durante tiempo, sin que nadie lo supiera.


Son secretos que hacen conocer mejor a la persona que nos dejó, tanto los que se conocen en vida, como aquellos otros aspectos que se conocen después de que nos ha dejado; una persona es como un diamante que tiene diversas caras, por un lado conocemos los recuerdos directos sobre ella, y luego al recordarla con otras personas vamos descubriendo otros aspectos que no conocíamos hasta entonces. La persona continúa viviendo en nosotros, a través de sus recuerdos, y de sus secretos…

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