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Son un derecho fundamental, algo comparable al surgimiento de la Seguridad Social

Ante el veneno, blindar las pensiones

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El veneno contra las pensiones públicas desarrolla mutaciones para sobrevivir como el covid-19. Ahora hay una cepa nueva: “que los nuevos jubilados cobran más que el salario más frecuente”. Pero los anticuerpos denuncian, frente a las noticias interesadas -si uno no tiene su mente extremadamente envenenada-, que en verdad lo que pasa es que los nuevos trabajadores sufren tal grado de explotación que sus salarios no superan las pensiones de los nuevos jubilados -personas con largos años de actividad trabajadora que contribuyeron a que los pensionistas de entonces tuvieran una pensión digna-; porque lo que se envenena -y se oculta- es que la verdadera causa son las abusivas condiciones laborales en las que se trabaja ahora. Blindar las pensiones es también un espejo que denuncia la explotación laboral.


“Trabajan, pero cobran menos que un pensionista”


El veneno está en la tesis. Tesis objetivamente envenenada: la pensión de los nuevos jubilados es un 14% mayor al salario más frecuente en España. Cepa en boga estos días. Tesis liberadoramente objetiva: los salarios dignos han mantenido durante largos años el sistema público de pensiones -ejemplar en el mundo-; y solamente los bajos salarios, ahora más frecuentes en España, ponen en cuestión su sostenibilidad.


Por eso hay que blindar las pensiones en la Constitución, porque el problema no está en la riqueza de las pensiones acumuladas, el problema está en la pobreza de los salarios actuales. La retribución más habitual lleva estancada en 18.500 euros desde 2018.


Aunque -a fuer de realidad y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)- la media de salario en España sería de 25.200 euros anuales en 2020, últimos datos disponibles del INE.


Trabajadores cualificados en una España reindustrializada


Sin embargo, el salario medio en el sector puntero de las tecnologías en nuestro país es de 40.000 euros netos en catorce pagas. Es decir, el mundo al revés, si España apostara por una reindustrialización basada en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) habría suficiente aportación de los trabajadores actuales para cubrir las nuevas pensiones de los trabajadores de los años de fuerte crecimiento de la natalidad en nuestro país.


Investigación, desarrollo e innovación contribuyen a generar una industria nacional competitiva, que crea riqueza. El objetivo de la investigación es ampliar el conocimiento científico, tenga o no una aplicación práctica inmediata en productos. El desarrollo busca dar un sentido económico a la investigación, es decir, favorecer una evolución económica que dé lugar a mejores niveles de vida. Y la innovación trata de crear algo nuevo -o de mejorar lo que ya existe para hacerlo mejor- para que sea más eficiente en la atención a las necesidades sociales.


¿Cómo trabajaron los que ahora se jubilan?


Se debería incluir en las estadísticas los accidentes y las enfermedades laborales, -y todos los actuales derechos conquistados por los trabajadores de entonces que no se cumplían- todo ello puebla las prolongadas vidas de los que ahora se ven jubilando. Y no crear un clima venenoso que busca que tengan que arrastrarse por las calles portando la etiqueta mancilladora, culpabilizadora -aún más por usar palabras extrañas- de “baby boom” -en realidad, una expansión demográfica que ya quisiéramos hoy todos en España, trabajadores y pensionistas al unísono.


Y se debería incluir el porcentaje del salario que aportaron entonces para que los trabajadores jubilados de esos años pudieran vivir dignamente. Y que llegó a almacenar una cantidad -llamada hucha de las pensiones- de 70.000 millones de euros; y que han sido malgastados por los sucesivos gobiernos anteriores en otros pagos que no han sido el de las pensiones contributivas.


Habrá que blindar las pensiones


Habrá que redistribuir la riqueza. Habrá que blindar las pensiones en la Constitución como un derecho fundamental. Es una exigencia por encima de los acreedores extranjeros de nuestra deuda pública. Porque el valor de las pensiones -como columna vertebral del Estado Social- se ha visto durante la crisis de 2010, las pensiones han llenado la nevera de los hijos, han pagado sus recibos de la luz y les han acogido cuando les han desahuciado.


Blindar las pensiones es una lucha de la juventud por las pensiones futuras y es el esfuerzo de cientos de miles de personas -recogiendo firmas y aportando la suya- cuya unidad parece el mecanismo de una central hidroeléctrica, donde solamente si toda la fuerza del agua actúa sobre un único punto se produce la energía eléctrica.


Por eso, la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) une a cientos de organizaciones en un único objetivo común que es blindar las pensiones en la Constitución como un derecho fundamental, algo comparable al surgimiento de la Seguridad Social.

Ante el veneno, blindar las pensiones

Son un derecho fundamental, algo comparable al surgimiento de la Seguridad Social
Eduardo Madroñal Pedraza
martes, 5 de septiembre de 2023, 09:51 h (CET)

El veneno contra las pensiones públicas desarrolla mutaciones para sobrevivir como el covid-19. Ahora hay una cepa nueva: “que los nuevos jubilados cobran más que el salario más frecuente”. Pero los anticuerpos denuncian, frente a las noticias interesadas -si uno no tiene su mente extremadamente envenenada-, que en verdad lo que pasa es que los nuevos trabajadores sufren tal grado de explotación que sus salarios no superan las pensiones de los nuevos jubilados -personas con largos años de actividad trabajadora que contribuyeron a que los pensionistas de entonces tuvieran una pensión digna-; porque lo que se envenena -y se oculta- es que la verdadera causa son las abusivas condiciones laborales en las que se trabaja ahora. Blindar las pensiones es también un espejo que denuncia la explotación laboral.


“Trabajan, pero cobran menos que un pensionista”


El veneno está en la tesis. Tesis objetivamente envenenada: la pensión de los nuevos jubilados es un 14% mayor al salario más frecuente en España. Cepa en boga estos días. Tesis liberadoramente objetiva: los salarios dignos han mantenido durante largos años el sistema público de pensiones -ejemplar en el mundo-; y solamente los bajos salarios, ahora más frecuentes en España, ponen en cuestión su sostenibilidad.


Por eso hay que blindar las pensiones en la Constitución, porque el problema no está en la riqueza de las pensiones acumuladas, el problema está en la pobreza de los salarios actuales. La retribución más habitual lleva estancada en 18.500 euros desde 2018.


Aunque -a fuer de realidad y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)- la media de salario en España sería de 25.200 euros anuales en 2020, últimos datos disponibles del INE.


Trabajadores cualificados en una España reindustrializada


Sin embargo, el salario medio en el sector puntero de las tecnologías en nuestro país es de 40.000 euros netos en catorce pagas. Es decir, el mundo al revés, si España apostara por una reindustrialización basada en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) habría suficiente aportación de los trabajadores actuales para cubrir las nuevas pensiones de los trabajadores de los años de fuerte crecimiento de la natalidad en nuestro país.


Investigación, desarrollo e innovación contribuyen a generar una industria nacional competitiva, que crea riqueza. El objetivo de la investigación es ampliar el conocimiento científico, tenga o no una aplicación práctica inmediata en productos. El desarrollo busca dar un sentido económico a la investigación, es decir, favorecer una evolución económica que dé lugar a mejores niveles de vida. Y la innovación trata de crear algo nuevo -o de mejorar lo que ya existe para hacerlo mejor- para que sea más eficiente en la atención a las necesidades sociales.


¿Cómo trabajaron los que ahora se jubilan?


Se debería incluir en las estadísticas los accidentes y las enfermedades laborales, -y todos los actuales derechos conquistados por los trabajadores de entonces que no se cumplían- todo ello puebla las prolongadas vidas de los que ahora se ven jubilando. Y no crear un clima venenoso que busca que tengan que arrastrarse por las calles portando la etiqueta mancilladora, culpabilizadora -aún más por usar palabras extrañas- de “baby boom” -en realidad, una expansión demográfica que ya quisiéramos hoy todos en España, trabajadores y pensionistas al unísono.


Y se debería incluir el porcentaje del salario que aportaron entonces para que los trabajadores jubilados de esos años pudieran vivir dignamente. Y que llegó a almacenar una cantidad -llamada hucha de las pensiones- de 70.000 millones de euros; y que han sido malgastados por los sucesivos gobiernos anteriores en otros pagos que no han sido el de las pensiones contributivas.


Habrá que blindar las pensiones


Habrá que redistribuir la riqueza. Habrá que blindar las pensiones en la Constitución como un derecho fundamental. Es una exigencia por encima de los acreedores extranjeros de nuestra deuda pública. Porque el valor de las pensiones -como columna vertebral del Estado Social- se ha visto durante la crisis de 2010, las pensiones han llenado la nevera de los hijos, han pagado sus recibos de la luz y les han acogido cuando les han desahuciado.


Blindar las pensiones es una lucha de la juventud por las pensiones futuras y es el esfuerzo de cientos de miles de personas -recogiendo firmas y aportando la suya- cuya unidad parece el mecanismo de una central hidroeléctrica, donde solamente si toda la fuerza del agua actúa sobre un único punto se produce la energía eléctrica.


Por eso, la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) une a cientos de organizaciones en un único objetivo común que es blindar las pensiones en la Constitución como un derecho fundamental, algo comparable al surgimiento de la Seguridad Social.

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