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Jesús Salamanca

A Cándido Méndez, con respeto

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Es lo que nos faltaba por escucharle. Ahora resulta que el señor Méndez, don Cándido, va dando consejos por ahí sobre cómo solucionar el paro, cuando ha sido incapaz de arrimar el hombro. En vez de censurar al Gobierno Rodríguez por su mala gestión y su nefasta política económica, se ha dedicado a criticar a Esperanza Aguirre. Confunde musas con misas y churras con merinas. Dispara con pólvora del rey, mientras se ‘columpia’ en los presupuestos generales del Estado. ¡Qué cara más dura!

Ya sabemos, señor Méndez, que las cifras del paro del primer trimestre del año “son fatídicas”. ¿A quién va a echar ahora las culpas de ello? Ya no está George Bush, por lo que no le puede culpar. Ya no está Aznar, y tampoco es culpable. Ni son culpables los empresarios, ni lo es la situación en sí misma, y tampoco el lucero del alba. La culpa está en su partido, en el PSOE y en su falta de medidas apropiadas, además de en el relax vacacional que han adoptado Gobierno y sindicatos de clase, negando las evidencias.

Por cierto, ¿ha descubierto usted solo que las cifras son fatídicas o se lo han apuntado en casa? Seguramente alguno de sus seguidores habrá pensado que usted ha descubierto el charco de la esquina al incidir en que hay que “reforzar las políticas públicas contra el paro y aumentar la protección a los desempleados”. Cuando tenga ocasión, mírese detrás de las orejas y compruebe si se ha quedado calvo. ¡Qué cara más dura demuestra!

Nos gustaría saber para qué quiere que se celebre una conferencia sobre el empleo entre el Gobierno y las Comunidades Autónomas. Las políticas de empleo no se pactan, y con ustedes menos, sino que el empleo se crea por vías diversas. Sí, esas vías que usted y sus huestes desconocen, pero que constantemente entorpecen y critican. Con ese tipo de conferencias no se consigue nada, salvo perder el tiempo y que ustedes consigan miles y miles de prebendas. Viven de la reunión y de la pérdida de tiempo. Deberían tomar ejemplo de los sindicatos sectoriales, que se mantienen de las cuotas de sus afiliados.

En vez de torear desde el tendido, atrévase a bajar a la arena política: renuncie a lo que llaman patrimonio sindical que, por cierto, ya se lo han comido varias veces; renuncie a las prebendas y a estorbar en las empresas; pague a sus liberados, en vez de grabarnos a los ciudadanos. Aplíquese el cuento, señor Méndez, a la inmensa mayoría de los trabajadores no nos representa, ni nos va a representar jamás. Es de suponer que no renunciará a nada de eso. ¡Qué cara más dura y qué pachorra más blanda demuestra!

Da la impresión que para usted solo existe la CEOE. Eche una mano en la creación de empleo, en vez de llorar a lo tonto y sin sentido. Los empresarios crean empleo, cosa que usted no ha hecho nunca. Y crean empleo a pesar de los incordios e incomodidades sindicales. Piense que otros le mandarían allí donde nadie quiere ir, por inconsecuente y por voceras. Algún día tendrá que explicarnos por qué la Plataforma de Clases Medias le regaló un chorizo.

“Hay que construir un muro contra el paro”, dice usted. Pues, no, señor Méndez, déjese de sentido figurado y trabaje. Empiece por aprender a conjugar el verbo “trabajar”. Al paro se le combate sin cuartel, para voltear la situación laboral y crear empleo donde hay desempleo, desesperanza y desidia. Y esos tres sustantivos se dan en el Gobierno de su jefe, José Luis Rodríguez Zapatero.

Por cierto, la patronal no tiene que “bajar del nido del águila”. El que tiene que ponerse a trabajar es usted. A los empresarios y a la patronal le duele la historia de tanto trabajar y, usted, señor Méndez, aún no ha empezado y el libro de Historia se está acabando. ¡Qué cara más dura! ¿Qué cree que le hubiera espetado el conde de Romanones?

Claro que “el paro se puede contener”. De hecho lo vamos a contener, pero no contamos con usted, ni con sus huestes. Sigan dando cuenta del chorizo que les regaló la Plataforma de Clases Pasivas. Cuando hayan terminado de dar cuenta de él habrá cambiado la tendencia laboral. ¡Callados están mejor y más guapos, por Dios!

A Cándido Méndez, con respeto

Jesús Salamanca
Jesús  Salamanca
lunes, 27 de abril de 2009, 06:59 h (CET)
Es lo que nos faltaba por escucharle. Ahora resulta que el señor Méndez, don Cándido, va dando consejos por ahí sobre cómo solucionar el paro, cuando ha sido incapaz de arrimar el hombro. En vez de censurar al Gobierno Rodríguez por su mala gestión y su nefasta política económica, se ha dedicado a criticar a Esperanza Aguirre. Confunde musas con misas y churras con merinas. Dispara con pólvora del rey, mientras se ‘columpia’ en los presupuestos generales del Estado. ¡Qué cara más dura!

Ya sabemos, señor Méndez, que las cifras del paro del primer trimestre del año “son fatídicas”. ¿A quién va a echar ahora las culpas de ello? Ya no está George Bush, por lo que no le puede culpar. Ya no está Aznar, y tampoco es culpable. Ni son culpables los empresarios, ni lo es la situación en sí misma, y tampoco el lucero del alba. La culpa está en su partido, en el PSOE y en su falta de medidas apropiadas, además de en el relax vacacional que han adoptado Gobierno y sindicatos de clase, negando las evidencias.

Por cierto, ¿ha descubierto usted solo que las cifras son fatídicas o se lo han apuntado en casa? Seguramente alguno de sus seguidores habrá pensado que usted ha descubierto el charco de la esquina al incidir en que hay que “reforzar las políticas públicas contra el paro y aumentar la protección a los desempleados”. Cuando tenga ocasión, mírese detrás de las orejas y compruebe si se ha quedado calvo. ¡Qué cara más dura demuestra!

Nos gustaría saber para qué quiere que se celebre una conferencia sobre el empleo entre el Gobierno y las Comunidades Autónomas. Las políticas de empleo no se pactan, y con ustedes menos, sino que el empleo se crea por vías diversas. Sí, esas vías que usted y sus huestes desconocen, pero que constantemente entorpecen y critican. Con ese tipo de conferencias no se consigue nada, salvo perder el tiempo y que ustedes consigan miles y miles de prebendas. Viven de la reunión y de la pérdida de tiempo. Deberían tomar ejemplo de los sindicatos sectoriales, que se mantienen de las cuotas de sus afiliados.

En vez de torear desde el tendido, atrévase a bajar a la arena política: renuncie a lo que llaman patrimonio sindical que, por cierto, ya se lo han comido varias veces; renuncie a las prebendas y a estorbar en las empresas; pague a sus liberados, en vez de grabarnos a los ciudadanos. Aplíquese el cuento, señor Méndez, a la inmensa mayoría de los trabajadores no nos representa, ni nos va a representar jamás. Es de suponer que no renunciará a nada de eso. ¡Qué cara más dura y qué pachorra más blanda demuestra!

Da la impresión que para usted solo existe la CEOE. Eche una mano en la creación de empleo, en vez de llorar a lo tonto y sin sentido. Los empresarios crean empleo, cosa que usted no ha hecho nunca. Y crean empleo a pesar de los incordios e incomodidades sindicales. Piense que otros le mandarían allí donde nadie quiere ir, por inconsecuente y por voceras. Algún día tendrá que explicarnos por qué la Plataforma de Clases Medias le regaló un chorizo.

“Hay que construir un muro contra el paro”, dice usted. Pues, no, señor Méndez, déjese de sentido figurado y trabaje. Empiece por aprender a conjugar el verbo “trabajar”. Al paro se le combate sin cuartel, para voltear la situación laboral y crear empleo donde hay desempleo, desesperanza y desidia. Y esos tres sustantivos se dan en el Gobierno de su jefe, José Luis Rodríguez Zapatero.

Por cierto, la patronal no tiene que “bajar del nido del águila”. El que tiene que ponerse a trabajar es usted. A los empresarios y a la patronal le duele la historia de tanto trabajar y, usted, señor Méndez, aún no ha empezado y el libro de Historia se está acabando. ¡Qué cara más dura! ¿Qué cree que le hubiera espetado el conde de Romanones?

Claro que “el paro se puede contener”. De hecho lo vamos a contener, pero no contamos con usted, ni con sus huestes. Sigan dando cuenta del chorizo que les regaló la Plataforma de Clases Pasivas. Cuando hayan terminado de dar cuenta de él habrá cambiado la tendencia laboral. ¡Callados están mejor y más guapos, por Dios!

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