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Etiquetas | Entrevista | Ana Martínez Muñoz | Escritora | Valencia | Novela | thriller
Entrevista realizada a la escritora valenciana, tras la publicación de su ópera prima titulada ‘Valencia Roja’

Ana Martínez Muñoz: «Si no educamos a nuestros hijos sobre la sexualidad, crecerán de acuerdo con lo que vean en Internet»

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Jueves, veinticinco de mayo. A media tarde. Sin sol. Con paraguas abiertos y nubes cerradas. Conmemoración del cincuentenario de la edición del Tubular Bells de Mike Oldfield. Fecha sagrada para un seguidor del músico británico desde los diecisiete años como yo. Pero ahora no toca hablar de eso. Sino de literatura. Había quedado con una escritora valenciana a las puertas de la Audiencia Provincial de la Ciudad de la Justicia de València. Sin embargo, la intensa lluvia reubicó el punto de encuentro. Y así, el VIPS del Centro Comercial El Saler nos recibió dispuesto a convertirse en el escenario de la entrevista con Ana Martínez Muñoz, que recién ha publicado ‘Valencia Roja’, su ópera prima editada por Alfaguara, un thriller que gira en torno a Miguel Murillo, más conocido en el mundillo del porno como Miky Moore, productor y director de cine, que aparece asesinado de modo grotesco en El Casino del Americano, una antigua mansión abandonada del barrio de Benicalap. La inspectora Nela Ferrer, trasladada a la capital del Túria, y el subinspector Valbuena, tratarán de desentrañar la compleja tela de araña que envuelve este obsceno crimen. Tras tomar asiento alrededor de una de las mesas del establecimiento, dimos comienzo a nuestra entrevista. 


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Ana, tu profesión es la informática, ¿de dónde arranca tu pasión por la escritura?

De pequeña siempre decía que quería ser informática o escritora. Resulta muy difícil vivir de la escritura, así que a la hora de escoger me decidí por lo primero y la verdad es que me ha ido bastante bien. Me gusta mi trabajo y aprobé mi oposición, sin abandonar la escritura como hobby. Cuando mis hijos crecieron, encontré algunos momentos de tranquilidad, realicé algunos cursos y surgió la posibilidad de escribir una novela. Me dije de intentarlo y este es el resultado.


Y ¿cómo se siente una escritora que, antes de publicar su primera novela en castellano, ya tiene vendidos los derechos a otras lenguas, como el francés y el italiano?

En la vida me hubiera imaginado nada de esto. Es algo abrumador. En primer lugar, porque piensas que es imposible o, al menos, muy difícil, vivir de la literatura; y en segundo, porque también es muy difícil que una editorial como Alfaguara se fije en lo que escribes y decida publicarlo. Al principio, barajé la posibilidad de autoeditarlo, incluso ahorré algo de dinero para ello, pero luego las cosas se han desarrollado de otro modo.


Una vez decidida a escribir, ¿por qué escogiste el thriller, un género literario con un canon de escritura muy marcado?

Siempre me gustaron la novela negra y las distopías, porque suelen tener un trasfondo social que me atrae. Precisamente pensando que era lo que más me gustaba, me decidí por ello. Creía, como así ha sido, que disfrutaría mucho escribiendo género negro. Si te aburres con lo que haces, carece de sentido llevarlo a cabo.


Jo Nesbø decía el otro día que el trabajo de un escritor de novela negra consiste en poner el culpable a la vista del lector, conseguir que este no lo aprecie por evidente y que, al final, diga: ¿cómo no me di cuenta? ¿Qué te parece su opinión?

Lo que no puedes es ser deus ex machina, hay que ser honesto para que el lector pueda desentrañar el crimen, el misterio o lo que sea al mismo tiempo que los policías. Lo demás significa engañar y yo me he sentido engañada por algunas novelas. Y me da rabia, porque ves que el autor se ha sacado un conejo de la chistera sin más. Los finales tramposos me defraudan y yo trato de no comportarme así.


Portada

¿Cómo te encuentras con la historia que propicia la escritura de ‘Valencia Roja’?

El origen hay que buscarlo en el hecho de que soy madre de dos hijos, un niño y una niña, y los temas de la pornografía y la violencia sexual me preocupan mucho. Es algo que aparece constantemente en la televisión. Yo he hablado con ellos de sexualidad, lo tratamos en casa de forma muy natural, y me gustaría educarlos en igualdad de condiciones a los dos, aunque, inconscientemente, me he dado cuenta de que a él lo inducimos más hacia el respeto y a ella hacia el miedo. Al final eres madre y solo pretendes que tus hijos estén lo mejor posible. A partir de ahí, comencé a indagar y vi que la pornografía ha existido siempre. Sin embargo, su consumo actual no tiene nada que ver con el de antes. Antiguamente no era ni tan accesible ni tan anónimo como ahora. Profundizando por ese camino, vi que de todo ello podía surgir una novela que, además, contuviera aspectos de crítica social, tan consustanciales con este género.


Aunque hay cuatro capítulos breves en primera persona, ¿por qué has escogido la tercera para narrar?

Para ser el primer libro, me parecía más sencillo escribirlo en una tercera persona omnisciente, tipo cámara, que resulta muy poderosa para contar todo lo que sucede. Es cierto que la primera profundiza más, porque parece más sincera, pero al mismo tiempo puede ofrecer una visión más sesgada de los hechos. Esos cuatro capítulos que has aludido los escribí así precisamente porque me interesaba que llegasen al lector de manera más directa.


‘Valencia Roja’ está estructurada en capítulos bastante cortos, ¿pretendías con ello agilizar la lectura?

Actualmente, y no soy la única que piensa así, creo que la literatura marcha en función del momento que le ha tocado vivir. Cada vez las cosas son más breves. Lo apreciamos en los vídeos cortos de Tik-Tok y Youtube. La gente quiere inmediatez, cosas rápidas, y una de las premisas para conseguirlo es no aburrir. En otra época, los escritores eran mucho más descriptivos. Internet no existía, la gente viajaba menos y lo hacía a través de los libros, que requerían mucha descripción. Ahora con unas breves pinceladas basta. La literatura ha de abrirse paso a través de un montón de ofertas de ocio y como escritor has de ser competitivo.


Has ubicado la historia en un tiempo contemporáneo sin concretar la fecha exacta, ¿por qué esa intemporalidad?

Está hecho a propósito. No me apetecía nada tener que hablar de la pandemia y sus consecuencias, sin olvidar que en un festival de cine porno una pandemia de estas características carecería de sentido, porque es un terreno en el que no hay distancia social que valga. En consecuencia, la acción puede suceder este mismo año, el pasado o hace tres o cuatro. Da igual… No era necesario detallarlo mucho. Vale cualquier momento.


Tu novela se adentra en los entresijos de la industria pornográfica. ¿Cuánto hay de investigación y cuánto de invención en el texto? ¿Has hablado personalmente con algún actor, actriz o director de cine porno?

Directamente no he hablado con nadie de este mundillo. Al ser mi primera novela tenía bastante pudor y me daba corte presentarme como escritora en la policía para pedir información. Así que me he servido de Internet y he leído abundantes ensayos y entrevistas a productores, actrices y actores relacionados con este entorno.


La acción se desarrolla en València, la tierra donde creciste, ¿València es una ciudad muy pornográfica?

La verdad es que no tanto como Barcelona, por ejemplo. De hecho, en la ciudad condal lleva muchos años desarrollándose el salón erótico, mientras que aquí solo se efectuó una vez en el año 2016. También se celebró una erotic party en una discoteca, pero fue un evento privado. Desde la pandemia ya no se ha vuelto a organizar nada parecido.


¿Te ha funcionado bien València como escenario de la novela, ha sido suficientemente criminal?

Conozco muy bien València y me apetecía ubicar la novela en ella, lo que, además, me ha permitido descubrir muchas cosas que ignoraba. Cuando hacemos turismo, contratamos excursiones y guías que te explican muy bien todo lo que ves, pero aquí, como lo vives cada día, no extraes todo el jugo que se le puede sacar a la ciudad. Precisamente, durante el proceso de documentación, me tropecé con El Casino del Americano, un espacio completamente desconocido para mí y que me ha permitido mostrar al lector lugares patrimoniales de la ciudad que se encuentran en estado de abandono o franco deterioro.


Además del Casino, aparecen otras zonas de València, ¿tu visión de esos territorios es la misma que tenías antes de escribir la novela?

No, no, ha cambiado. Sin ir más lejos, en el propio Casino del Americano estuve hace poco, grabé un vídeo para redes sociales y pensé que daba miedo el estado deplorable en que se encuentra actualmente. Es una pena.


La protagonista principal es Nela Ferrer, una inspectora de policía, ¿puedes definirla brevemente?

Nela es una persona fuerte, pero emocionalmente exhausta a causa de un episodio de su vida, que la ha dejado medio anulada y sin seguridad para confiar en sus propias fuerzas. Ella cree que ha perdido su instinto como policía, ese oficio que tanto le gusta, pero la búsqueda del asesino le permitirá recuperarse y reencontrarse consigo misma.


Su compañero, el otro protagonista, es el subinspector Valbuena. Sin embargo, la relación entre ambos no es todo lo óptima que debería ser.

Al principio, hay ciertos roces, porque ellos empezaron juntos y promocionaron al mismo tiempo. Sin embargo, ella, por un lado, es más joven y es mujer, mientras que Valbuena es un hombre de familia y, por ciertas circunstancias, no pudo promocionar al mismo ritmo que ella. Tras su reencuentro, Valbuena experimenta ciertas reticencias hacia Nela, pero poco a poco se irán limando.


A ellos dos los envuelven otros cuatro policías, hombres y mujeres, bastante efectivos: Aranda, Puentes, Zafra y Sagarra. Un poco más lejos quedan Robledo, su superior, la jueza Pemán y los forenses, pero todos están bien perfilados y conseguidos. ¿Te interesan mucho los personajes secundarios?

Los protagonistas siempre sobresalen porque se cuentan más cosas sobre ellos. Sucede lo mismo con nosotros. Tenemos a nuestro alrededor una serie de personas sin las cuales no seríamos lo que somos. Por tanto, los secundarios son indispensables en las novelas, ya que los protagonistas no viven solos, necesitan su apoyo y ese montón de pequeños detalles que les aportan en su día a día.


También has abierto una ventana para las relaciones personales de los protagonistas. ¿’Valencia roja’ es una historia de amor?

Bueno, al final los personajes son policías, pero también personas. Valbuena tiene su familia, Puentes está separado y tiene un hijo, Nela se ha divorciado… Dentro de ese contexto, se han encontrado y la historia puede seguir, pero no lo tengo nada claro todavía, aunque algo llevo en mente.


Valencia Roja es un festival de cine erótico. En la novela leemos que el cine porno está pensado y hecho por y para hombres. ¿Cómo es el porno rodado por y para mujeres? ¿Qué es el porno ético al que también aludes en la novela?

Bueno, eso lo dicen los personajes, no el narrador. Sagarra procede de la UFAM [Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer] y tiene sensibilidad hacia ciertos temas, porque ha visto muchos casos de abusos sexuales. Cuando ella afirma que el porno está hecho por y para hombres, está diciendo que se puede ficcionar una relación sexual sin necesitar que nadie quede supeditado a nadie o de que el placer se enfoque más en lo masculino que en lo femenino, que han de estar al mismo nivel. Precisamente, el porno ético se refiere a una relación sexual normal, en igualdad de condiciones y con reciprocidad mutua.


Escribes que, en el terreno de la educación sexual, Internet ha ocupado un lugar que deberían llenar los padres, una circunstancia bien peligrosa.

En Internet hay muchos contenidos que podemos considerar que no son apropiados para nuestros hijos y yo, como madre, igual que los demás padres, debemos vigilarlo que ven. Por otro lado, si tú les informas y previenes ante otros peligros, como la xenofobia o la discriminación, temas que están claros, ¿por qué no vamos a hacer lo mismo sobre la sexualidad? De esta manera,  tendrán su propio criterio, sustentado por una base sobre la que construirlo. Pero si no obramos así, ellos crecerán de acuerdo con lo que vean en Internet o compartan con sus amigos.


¿Dónde se encuentra Ana Martínez Muñoz en la narración?

Estoy un poco en todas partes. De hecho, he utilizado a los personajes porque tampoco me termino de definir. Podría identificarme un poco más con Sagarra, pero en el fondo lo que he intentado es aportar diferentes visiones y que cada cual extraiga sus propias conclusiones.


En la novela suena la música, ¿cuál es la banda sonora de ‘Valencia Roja’?

Bueno, pues lo es el jazz de Nueva Orleans. El jazz aparece mucho porque yo tocaba el clarinete y me hubiera gustado formar parte de una big band, pero nunca sucedió. Así que en la novela, lo hace Nela por mí. En Spotify hay una playlist que se llama Butoni, el nombre de la banda de Nela, con una selección de piezas de jazz.


Terminamos con la pregunta del millón: ¿Nela Ferrer se va a convertir en serie?

Sí, cómo he insinuado antes, Nela puede tener más recorrido, pero aún no he empezado a escribir nada. La novela lleva tres semanas en el mercado, es pronto, vamos a ver cómo funciona. No hay nada más. 

Ana Martínez Muñoz: «Si no educamos a nuestros hijos sobre la sexualidad, crecerán de acuerdo con lo que vean en Internet»

Entrevista realizada a la escritora valenciana, tras la publicación de su ópera prima titulada ‘Valencia Roja’
Herme Cerezo
jueves, 1 de junio de 2023, 10:30 h (CET)

Jueves, veinticinco de mayo. A media tarde. Sin sol. Con paraguas abiertos y nubes cerradas. Conmemoración del cincuentenario de la edición del Tubular Bells de Mike Oldfield. Fecha sagrada para un seguidor del músico británico desde los diecisiete años como yo. Pero ahora no toca hablar de eso. Sino de literatura. Había quedado con una escritora valenciana a las puertas de la Audiencia Provincial de la Ciudad de la Justicia de València. Sin embargo, la intensa lluvia reubicó el punto de encuentro. Y así, el VIPS del Centro Comercial El Saler nos recibió dispuesto a convertirse en el escenario de la entrevista con Ana Martínez Muñoz, que recién ha publicado ‘Valencia Roja’, su ópera prima editada por Alfaguara, un thriller que gira en torno a Miguel Murillo, más conocido en el mundillo del porno como Miky Moore, productor y director de cine, que aparece asesinado de modo grotesco en El Casino del Americano, una antigua mansión abandonada del barrio de Benicalap. La inspectora Nela Ferrer, trasladada a la capital del Túria, y el subinspector Valbuena, tratarán de desentrañar la compleja tela de araña que envuelve este obsceno crimen. Tras tomar asiento alrededor de una de las mesas del establecimiento, dimos comienzo a nuestra entrevista. 


DSC08233


Ana, tu profesión es la informática, ¿de dónde arranca tu pasión por la escritura?

De pequeña siempre decía que quería ser informática o escritora. Resulta muy difícil vivir de la escritura, así que a la hora de escoger me decidí por lo primero y la verdad es que me ha ido bastante bien. Me gusta mi trabajo y aprobé mi oposición, sin abandonar la escritura como hobby. Cuando mis hijos crecieron, encontré algunos momentos de tranquilidad, realicé algunos cursos y surgió la posibilidad de escribir una novela. Me dije de intentarlo y este es el resultado.


Y ¿cómo se siente una escritora que, antes de publicar su primera novela en castellano, ya tiene vendidos los derechos a otras lenguas, como el francés y el italiano?

En la vida me hubiera imaginado nada de esto. Es algo abrumador. En primer lugar, porque piensas que es imposible o, al menos, muy difícil, vivir de la literatura; y en segundo, porque también es muy difícil que una editorial como Alfaguara se fije en lo que escribes y decida publicarlo. Al principio, barajé la posibilidad de autoeditarlo, incluso ahorré algo de dinero para ello, pero luego las cosas se han desarrollado de otro modo.


Una vez decidida a escribir, ¿por qué escogiste el thriller, un género literario con un canon de escritura muy marcado?

Siempre me gustaron la novela negra y las distopías, porque suelen tener un trasfondo social que me atrae. Precisamente pensando que era lo que más me gustaba, me decidí por ello. Creía, como así ha sido, que disfrutaría mucho escribiendo género negro. Si te aburres con lo que haces, carece de sentido llevarlo a cabo.


Jo Nesbø decía el otro día que el trabajo de un escritor de novela negra consiste en poner el culpable a la vista del lector, conseguir que este no lo aprecie por evidente y que, al final, diga: ¿cómo no me di cuenta? ¿Qué te parece su opinión?

Lo que no puedes es ser deus ex machina, hay que ser honesto para que el lector pueda desentrañar el crimen, el misterio o lo que sea al mismo tiempo que los policías. Lo demás significa engañar y yo me he sentido engañada por algunas novelas. Y me da rabia, porque ves que el autor se ha sacado un conejo de la chistera sin más. Los finales tramposos me defraudan y yo trato de no comportarme así.


Portada

¿Cómo te encuentras con la historia que propicia la escritura de ‘Valencia Roja’?

El origen hay que buscarlo en el hecho de que soy madre de dos hijos, un niño y una niña, y los temas de la pornografía y la violencia sexual me preocupan mucho. Es algo que aparece constantemente en la televisión. Yo he hablado con ellos de sexualidad, lo tratamos en casa de forma muy natural, y me gustaría educarlos en igualdad de condiciones a los dos, aunque, inconscientemente, me he dado cuenta de que a él lo inducimos más hacia el respeto y a ella hacia el miedo. Al final eres madre y solo pretendes que tus hijos estén lo mejor posible. A partir de ahí, comencé a indagar y vi que la pornografía ha existido siempre. Sin embargo, su consumo actual no tiene nada que ver con el de antes. Antiguamente no era ni tan accesible ni tan anónimo como ahora. Profundizando por ese camino, vi que de todo ello podía surgir una novela que, además, contuviera aspectos de crítica social, tan consustanciales con este género.


Aunque hay cuatro capítulos breves en primera persona, ¿por qué has escogido la tercera para narrar?

Para ser el primer libro, me parecía más sencillo escribirlo en una tercera persona omnisciente, tipo cámara, que resulta muy poderosa para contar todo lo que sucede. Es cierto que la primera profundiza más, porque parece más sincera, pero al mismo tiempo puede ofrecer una visión más sesgada de los hechos. Esos cuatro capítulos que has aludido los escribí así precisamente porque me interesaba que llegasen al lector de manera más directa.


‘Valencia Roja’ está estructurada en capítulos bastante cortos, ¿pretendías con ello agilizar la lectura?

Actualmente, y no soy la única que piensa así, creo que la literatura marcha en función del momento que le ha tocado vivir. Cada vez las cosas son más breves. Lo apreciamos en los vídeos cortos de Tik-Tok y Youtube. La gente quiere inmediatez, cosas rápidas, y una de las premisas para conseguirlo es no aburrir. En otra época, los escritores eran mucho más descriptivos. Internet no existía, la gente viajaba menos y lo hacía a través de los libros, que requerían mucha descripción. Ahora con unas breves pinceladas basta. La literatura ha de abrirse paso a través de un montón de ofertas de ocio y como escritor has de ser competitivo.


Has ubicado la historia en un tiempo contemporáneo sin concretar la fecha exacta, ¿por qué esa intemporalidad?

Está hecho a propósito. No me apetecía nada tener que hablar de la pandemia y sus consecuencias, sin olvidar que en un festival de cine porno una pandemia de estas características carecería de sentido, porque es un terreno en el que no hay distancia social que valga. En consecuencia, la acción puede suceder este mismo año, el pasado o hace tres o cuatro. Da igual… No era necesario detallarlo mucho. Vale cualquier momento.


Tu novela se adentra en los entresijos de la industria pornográfica. ¿Cuánto hay de investigación y cuánto de invención en el texto? ¿Has hablado personalmente con algún actor, actriz o director de cine porno?

Directamente no he hablado con nadie de este mundillo. Al ser mi primera novela tenía bastante pudor y me daba corte presentarme como escritora en la policía para pedir información. Así que me he servido de Internet y he leído abundantes ensayos y entrevistas a productores, actrices y actores relacionados con este entorno.


La acción se desarrolla en València, la tierra donde creciste, ¿València es una ciudad muy pornográfica?

La verdad es que no tanto como Barcelona, por ejemplo. De hecho, en la ciudad condal lleva muchos años desarrollándose el salón erótico, mientras que aquí solo se efectuó una vez en el año 2016. También se celebró una erotic party en una discoteca, pero fue un evento privado. Desde la pandemia ya no se ha vuelto a organizar nada parecido.


¿Te ha funcionado bien València como escenario de la novela, ha sido suficientemente criminal?

Conozco muy bien València y me apetecía ubicar la novela en ella, lo que, además, me ha permitido descubrir muchas cosas que ignoraba. Cuando hacemos turismo, contratamos excursiones y guías que te explican muy bien todo lo que ves, pero aquí, como lo vives cada día, no extraes todo el jugo que se le puede sacar a la ciudad. Precisamente, durante el proceso de documentación, me tropecé con El Casino del Americano, un espacio completamente desconocido para mí y que me ha permitido mostrar al lector lugares patrimoniales de la ciudad que se encuentran en estado de abandono o franco deterioro.


Además del Casino, aparecen otras zonas de València, ¿tu visión de esos territorios es la misma que tenías antes de escribir la novela?

No, no, ha cambiado. Sin ir más lejos, en el propio Casino del Americano estuve hace poco, grabé un vídeo para redes sociales y pensé que daba miedo el estado deplorable en que se encuentra actualmente. Es una pena.


La protagonista principal es Nela Ferrer, una inspectora de policía, ¿puedes definirla brevemente?

Nela es una persona fuerte, pero emocionalmente exhausta a causa de un episodio de su vida, que la ha dejado medio anulada y sin seguridad para confiar en sus propias fuerzas. Ella cree que ha perdido su instinto como policía, ese oficio que tanto le gusta, pero la búsqueda del asesino le permitirá recuperarse y reencontrarse consigo misma.


Su compañero, el otro protagonista, es el subinspector Valbuena. Sin embargo, la relación entre ambos no es todo lo óptima que debería ser.

Al principio, hay ciertos roces, porque ellos empezaron juntos y promocionaron al mismo tiempo. Sin embargo, ella, por un lado, es más joven y es mujer, mientras que Valbuena es un hombre de familia y, por ciertas circunstancias, no pudo promocionar al mismo ritmo que ella. Tras su reencuentro, Valbuena experimenta ciertas reticencias hacia Nela, pero poco a poco se irán limando.


A ellos dos los envuelven otros cuatro policías, hombres y mujeres, bastante efectivos: Aranda, Puentes, Zafra y Sagarra. Un poco más lejos quedan Robledo, su superior, la jueza Pemán y los forenses, pero todos están bien perfilados y conseguidos. ¿Te interesan mucho los personajes secundarios?

Los protagonistas siempre sobresalen porque se cuentan más cosas sobre ellos. Sucede lo mismo con nosotros. Tenemos a nuestro alrededor una serie de personas sin las cuales no seríamos lo que somos. Por tanto, los secundarios son indispensables en las novelas, ya que los protagonistas no viven solos, necesitan su apoyo y ese montón de pequeños detalles que les aportan en su día a día.


También has abierto una ventana para las relaciones personales de los protagonistas. ¿’Valencia roja’ es una historia de amor?

Bueno, al final los personajes son policías, pero también personas. Valbuena tiene su familia, Puentes está separado y tiene un hijo, Nela se ha divorciado… Dentro de ese contexto, se han encontrado y la historia puede seguir, pero no lo tengo nada claro todavía, aunque algo llevo en mente.


Valencia Roja es un festival de cine erótico. En la novela leemos que el cine porno está pensado y hecho por y para hombres. ¿Cómo es el porno rodado por y para mujeres? ¿Qué es el porno ético al que también aludes en la novela?

Bueno, eso lo dicen los personajes, no el narrador. Sagarra procede de la UFAM [Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer] y tiene sensibilidad hacia ciertos temas, porque ha visto muchos casos de abusos sexuales. Cuando ella afirma que el porno está hecho por y para hombres, está diciendo que se puede ficcionar una relación sexual sin necesitar que nadie quede supeditado a nadie o de que el placer se enfoque más en lo masculino que en lo femenino, que han de estar al mismo nivel. Precisamente, el porno ético se refiere a una relación sexual normal, en igualdad de condiciones y con reciprocidad mutua.


Escribes que, en el terreno de la educación sexual, Internet ha ocupado un lugar que deberían llenar los padres, una circunstancia bien peligrosa.

En Internet hay muchos contenidos que podemos considerar que no son apropiados para nuestros hijos y yo, como madre, igual que los demás padres, debemos vigilarlo que ven. Por otro lado, si tú les informas y previenes ante otros peligros, como la xenofobia o la discriminación, temas que están claros, ¿por qué no vamos a hacer lo mismo sobre la sexualidad? De esta manera,  tendrán su propio criterio, sustentado por una base sobre la que construirlo. Pero si no obramos así, ellos crecerán de acuerdo con lo que vean en Internet o compartan con sus amigos.


¿Dónde se encuentra Ana Martínez Muñoz en la narración?

Estoy un poco en todas partes. De hecho, he utilizado a los personajes porque tampoco me termino de definir. Podría identificarme un poco más con Sagarra, pero en el fondo lo que he intentado es aportar diferentes visiones y que cada cual extraiga sus propias conclusiones.


En la novela suena la música, ¿cuál es la banda sonora de ‘Valencia Roja’?

Bueno, pues lo es el jazz de Nueva Orleans. El jazz aparece mucho porque yo tocaba el clarinete y me hubiera gustado formar parte de una big band, pero nunca sucedió. Así que en la novela, lo hace Nela por mí. En Spotify hay una playlist que se llama Butoni, el nombre de la banda de Nela, con una selección de piezas de jazz.


Terminamos con la pregunta del millón: ¿Nela Ferrer se va a convertir en serie?

Sí, cómo he insinuado antes, Nela puede tener más recorrido, pero aún no he empezado a escribir nada. La novela lleva tres semanas en el mercado, es pronto, vamos a ver cómo funciona. No hay nada más. 

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