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Rahola, la mosca cojonera del independentismo catalán

“Sólo los fanáticos odian a las personas tanto como las doctrinas. Uno puede se intolerante con las teorías falsas, pero tolerante con quienes las sustentan, a condición de que no medren con ellas.” Mario Bunge
Miguel Massanet
domingo, 17 de abril de 2016, 11:03 h (CET)
Es posible que el feminismo siga teniendo quienes lo defiendan, y también lo es que todavía queda mucho camino a recorrer hasta que se sepa de dónde se financian, quienes apoyan a estos grupos radicales de féminas que se pasan la vida manifestándose, protestando e incluso representando espectáculos poco edificantes, con exhibición de cuerpos desnudos no se sabe con qué intenciones, si es por mero gusto exhibicionista o por entender que es una manera legítima y eficaz para que la gente se fije en ellas. ¿De qué se sustentan, cuáles son sus oficios, quién les paga los desplazamientos, las fianzas y los abogados que las defienden cuando son detenidas? Un misterio pero, como sucede con todos estos individuos que agitan las multitudes, se enfrentan a las fuerzas de orden público, pronuncian consignas revolucionarias, destrozan el mobiliario urbano y provocan luchas, incendios y algaradas en las calles de las ciudades, para protestar contra las autoridades, los gobernantes, los legisladores, las instituciones o contra quien fuere, con la intención de crear caos, desorden y terror entre la ciudadanía, con el último propósito de acabar con la democracia, sustentada en el resultado de las urnas, como verdaderas fuentes del poder expreso manifestado por la voluntad popular, representado por los mandatarios legalmente elegidos por el pueblo.

En España estamos padeciendo un peligroso sarampión, contra el cual parece que una parte de la población no estaba vacunada. Se trata del virus del separatismo. Algunas de las regiones españolas llevan tiempo intentando convencerse a sí mismas de que tienen derechos que las sitúan por encima del resto de provincias del reino. Ensoberbecidas por aquellos políticos que, a falta de mejores argumentos, decidieron crear una historia propia, apócrifa, en nada avalada por la realidad y menos por los documentos que demuestran sus contradicciones y los desmitifican; han conseguido, no obstante, reunir en su entorno a todos aquellos descontentos, resentidos, cándidos, inocentes y poco ilustrados que, junto a los que se han aprovechado de la ocasión de unirse al carro de los que han visto un medio de ganarse la vida, uniéndose al movimiento separatista; así como aquellos que han encontrado en la defensa del separatismo un medio de demostrar su resentimientos, de hacerse notar, de buscarse la vida y de progresar convirtiéndose en acérrimos defensores de unas doctrinas revolucionarias que, en parte, por la falta de reacción del gobierno central y, en parte, por la intensidad con la que se han conseguido propagar e imponer el sentimiento del catalanismo excluyente a los ciudadanos, a los que se les han querido hacer creer que la solidaridad que la Constitución demanda para que los más ricos ayuden a los más necesitados, se ha tratado de un “robo” una “incautación” y un ataque en contra de los catalanes por parte del resto del Estado español.

Entre los personajes, en este caso catalanes, que han sabido aprovechar el tema separatista catalán para medrar, hacerse un nombre y acaparar cámara manteniendo una actitud crítica y contraria a todo lo que viniera del resto de España, de sus gobernantes y de cualquier ley emanada de las Cortes de la nación española cuando, a su criterio raramente objetivo, ha estimado que eran contrarias a los intereses de la comunidad catalana o que, pudieran significar lo que, a su estrecho y fanatizado criterio, fuera perjudicial para los derechos de los catalanes, pudiera significar una limitación de sus facultades estatutarias o favoreciera al idioma castellano, uno de los tabúes impuestos por el catalanismo, incapaz de aceptar que en Cataluña exista la igualdad que establece la Constitución, en lo referente al derecho de todos los que vivimos en este territorio de emplear, indistintamente, ambos idiomas. Sí señores, una vieja amiga que nos hemos tenido que tragar desde su época de enfant terrible en la ERC, a la que perteneció y suponemos que sigue en ello, es sin duda la señora Pilar Rahola.

Mimada por los periódicos catalanes ( casi todos de signo independentista); figura insustituible en todas las tertulias de fanáticos, intelectuales y defensores a ultranza del independentismo catalán; compañera inseparable del otro vudú del catalanismo acérrimo, el señor Cuní, un periodista engolado, ególatra y con pretensiones de ser indispensable dentro de los catalanistas de pro; la señora Rahola se ha venido caracterizando por sus ataques furibundos, sus catilinarias en contra de España y de los españoles y sus artículos cargados de desprecio hacia todo lo que no sea catalán. Para ella toda la corrupción, la inmundicia, los errores y los males que afectan a Cataluña y los catalanes vienen de Madrid, del Gobierno de la nación y de todos aquellos que sostienen que, la región catalana no es, más ni menos, que una parte de España, que formó parte del reino de Aragón y que nunca tuvo identidad propia, como reino independiente. En su columna de La Vanguardia se ha convertido en el azote de los españoles a los que no les concede otra virtud que la de ser unos vecinos molestos de los catalanes. Se burla del patriotismo español (el poco que ya queda, por cierto) y como señala el refrán castellano “Ojos hay que de legañas se enamoran” se olvida que si hay un tipo de nacionalismo extremista, fanático y, de paso, de índole separatista, es precisamente el que ella defiende; algo que, sin duda, no le causa incomodidad alguna.

Insiste en recalcar los caso de corrupción que se han desvelado en España, como si Cataluña estuviera en condiciones de presentarse como ejemplo, teniendo en cuenta que, dentro de la misma Generalitat catalana, ha existido el foco mayor de corrupción, nepotismo, clientelismo y mangoneo propiciados, precisamente, por su ex presidente, señor Pujol y su familia y donde han aparecido las mayores muestras de malversación de caudales públicos, arribismo, concesiones de contratas públicas a dedo y cuantas maniobras fraudulentas se les pudiera acusar a una familia donde, al parecer, ninguno de ellos se ha librado de haber metido cuchara en el dinero de los impuestos ciudadanos. Lo curioso es que, cuando a otros señores, que han sido acusados o investigados por supuestos delitos parecidos y de menor cuantía, se los ha ingresado en la cárcel sin fianza y con gran ostentación de medidas de seguridad, la familia Pujol sigue tan campante en libertad y haciendo vida normal, como cualquier ciudadano; cuando las acusaciones que pesan contra ellos son de una gravedad inusitada. Pero, como era de esperar, a la señora Rahola esto no le parece mal y sí, en cambio, que el Estado español haga lo necesario, tome las medidas adecuadas o acuda al TC, cuando el Parlamento catalán tiene la osadía, la impertinencia y la frivolidad de tomar decisiones que atentan, claramente, contra la nación española, su integridad y los intereses de los españoles que viven en la comunidad catalana.

Pero esta señora, doña Pilar Rahola, vive divinamente de sus múltiples tertulias, de sus apariciones en radios y TV, de sus libros y de la propaganda, que la califica de un firme baluarte de la independencia de lo que ella llama la nación catalana. Sin embargo, nos gustaría que ya que está tan enterada de todo nos explicara, si es que lo sabe, algo de lo que tenemos serias dudas: ¿cómo iba a poder subsistir un estado catalán independiente, fuera de Europa, sin la ayuda del FMI, BCE y BIE y debiendo pagar aranceles por sus importaciones y exportaciones? No sabemos si consulta algunas veces las noticias de la Bolsa o si ha tenido información respecto a que, las tres agencia del rating que analizan la fiabilidad de las bolsas de cada país, han decidido bajar la nota a la deuda pública catalana al nivel de BB- o, lo que es lo mismo, a la altura de “deuda basura”. ¿Por qué, señora Rahola, no explica a los catalanes lo que les sucedería sin la ayuda del FLA, sin financiación foránea, con más de 70.000 millones de euros de deuda pública, más sus intereses, y debiendo pagar cantidades más elevadas de impuestos para poder mantener una Seguridad Social insostenible y que debe a las farmacias varios cientos de millones de euros por las facturas que no les pagan, por el suministro de medicamentos a los beneficiarios de la Seguridad Social catalana?

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos gustaría que esta señora tan respondona, tan crítica con todo lo español y, suponemos, que aspirante a ocupar el cargo de ministra de “cultura” de un nuevo gobierno catalán; que suponemos que, por exigencias del guión, sigue escribiendo en castellano, no empieza a poner al corriente a todos los separatistas que reniegan de España, de lo que les esperaría en un gobierno comunista ( no esperen que sea D y L o CDC quién quien mande o gobierne en el utópico caso de conseguir la ansiada independencia, algo que nunca va a ocurrir) en manos de Colau o de Podemos, un grupo de comunistas bolivarianos que ya han demostrado, en el corto periodo de tiempo que vienen ostentando el poder, de lo que son capaces de hacer para acabar con la prosperidad de la capital catalana. Claro que, a esta señora, mientras consiga que los euros (moneda europea) sigan entrando a puñados en su faltriquera, no va a dar su brazo a torcer.

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