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Opinión
Etiquetas | La tronera | Matemáticas | Igualdad de género | Ministerio de Educación | LOMLOE
Con el proyecto de currículum de primaria y con la LOMLOE vamos a ser los abanderados de la insensatez y la estupidez, adalides del adocenamiento y líderes de la mediocridad

Matemáticas con perspectiva de género

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Dos horas leyendo el proyecto de currículo de primaria y el sesudo “sentido socioemocional” que pretende aplicarse a las matemáticas. Para empezar ya se habla de género en las matemáticas y tarda varios folios en explicar a qué alude. Hay que hacer malabares para saber que se refiere a que, según los datos de los que bebe el Ministerio de Educación, que sigue las estadísticas de la OCDE, las mujeres no se inclinan por las matemáticas en la misma medida que lo hacen los hombres, ni el rendimiento es equivalente. Pues, señora ministra, según los centros, depende de en qué comunidades, aulas y grupos. La realidad que conocemos muchos docentes no es la que usted muestra. Hemos evolucionado mucho en ese sentido, aunque la ministra no lo haya hecho.


No generalice porque acabaremos apuntándole con el dedo. Ni es lo que yo conozco, ni es la realidad que me cuentan otros compañeros, salvo que la señora ministra se fíe de estadísticas trasnochadas. Dudo que sepa cómo se hacen las estadísticas en la enseñanza por muy maestra alejada de la tiza que sea. Debería saber que --cuando no se considera importante el asunto que encarga el Ministerio de Educación o las consejerías respectivas-- esas se suelen hacer a voleo y a ojo de buen cubero.


Si hay algo que molesta al sector docente es que le hagan perder tiempo con las archiconocidas estadísticas ministeriales (conocidas habitualmente entre el profesorado como «chuminadas»), que sólo sirven para ellos, aunque muchas veces no saben interpretarlas. Por esto último que le digo, señora ministra, en muchas tesis doctorales se parte de datos falsos, por lo que es imposible llegar a conclusiones ciertas. Hace años que el profesorado está harto de rellenar papeles y cada año más, tiempo que se resta a la docencia que es nuestro verdadero empeño y donde disfrutamos de verdad. ¿Acaso cree, señora Alegría, que hay profesión más hermosa que dedicarse a la enseñanza? Ah, perdón, no me acordaba que usted no puede saberlo porque apenas ha ejercido y fue declarada por sus compañeros como «desertora de la tiza». Ahora entiendo muchas de las sandeces que le he escuchado desde que se marchó la tal Celaá que, dicho sea de paso, no dejaba de decirlas, también; espero que el Papa Francisco no le tenga que aguantar ahora sus supercherías y vaguedades.


El Ministerio de Educación envió a las comunidades autónomas el proyecto de currículum de primaria para que fueran ‘haciendo boca’. Confieso que es infumable, entorpecedor en la lectura, degenerativo desde el punto de vista didáctico y con una carga simbólica de muy dudoso significado, además de totalmente ajena a la educación. No dejaba de pensar en la LOGSE, aquella Ley Orquestada por Gamberros Sin Escrúpulos, cuyo corte no difiere mucho de la LOMLOE que acabo de leer hace unos días. Excesivas barbaridades he leído, tantas que me recuerdan a cuando el MEC de 1990 pretendía llamar a los maestros algo así como «Ingenieros Técnicos Pedagogos» y al recreo lo calificaba como «sector de ocio compartido».


No leo la aspiración de calidad por ninguna parte ni el trabajo necesario para adquirir conocimientos, alcanzar objetivos, adquirir o mejorar destrezas y afianzar competencias. Lo que sí veo es mucha farfolla inservible con un absurdo lenguaje más propio de una jerga que de un lenguaje propio de docentes, discentes, educativo, pedagógico, formativo, comprensivo… Hoy no voy a entrar en el mal llamado lenguaje inclusivo que, por cierto, el documento abusa de él, lo que hace que durante la lectura haya que hacer numerosas regresiones que cortan la línea de conducción lectora.

Hagan la prueba e intenten leer cualquier documento donde aparezca constantemente, «mujeres y hombres», «muñecas y muñecos», «físicos y físicas», «concejales y concejalas», «visigodos y visigodas», «cargos públicos y cargas públicas» …En fin, toda una desfachatez pintada de paranoicos despropósitos. Con ese proyecto de las matemáticas y con bodrios como la LOMLOE vamos a ser los abanderados de la insensatez, los adalides del adocenamiento y los líderes de la mediocridad. Vamos hacia un modelo anticuado y ya superado hace mucho tiempo.


Si nos empeñamos en cargarnos la educación, habremos hecho un sobresfuerzo para minar el pilar fundamental y básico del estado de bienestar. Si la sociedad no se levanta ante semejante despropósito, tendremos lo que nos merecemos. Con la jerigonza ministerial entiendo que son menos importantes las matemáticas que «el desarrollo de la resiliencia», «la variable emocional», «la actitud proactiva», «las matemáticas sin estereotipos sexistas», «empoderamiento de los números», «la autoestima matemática», «la empatía del grupo» o la primacía de las actitudes sobre los conocimientos.


Eso, eso, mucha resiliencia, mucha jerigonza hasta acostarse con el libro de matemáticas para intimar y desarrollar la autoestima, pero… ¿y el estudio sereno y riguroso de las matemáticas para cuándo? ¿Y el estudio del método, la reflexión ordenada, la aplicación de los saberes a los casos prácticos? ¿Y la correcta planificación para que jóvenes y menos jóvenes se integren en las carreras donde hoy predominan los hombres? Mire, señora ministra, Pilar Alegría, déjenos a los docentes que pongamos en práctica lo que conocemos y sabemos cómo integrar sin sectorializar. Usted ha demostrado que no hay nada más peligroso que dejar la educación en manos de pedagogos que, justamente, es lo que decía un asesor del gratamente recordado exministro José María Maravall ( a pesar de la LOGSE) y que luego lo fue de Álvaro Marchesi. ¡Joder, qué tropa más insensata!


Cuando haya que aplicar los conocimientos matemáticos, nos encontraremos con que esos no los llevamos en nuestra capacidad cognitiva porque nos hemos centrado en lo secundario. La Ley Celaá también busca una igualdad por abajo, lo que retuerce la esencia de esa igualdad y lo confunde con el simple igualitarismo. No se trata de dar a todos lo mismo, sino a cada cual lo que necesita y puede abarcar. Esa es la verdadera igualdad, la otra es la igualdad socialista que a nada conduce, excepto a la vulgaridad y al dominio de las masas por parte de los menos ignorantes. Si usted piensa, ministra Alegría y «vocera» socialista, que la verdadera igualdad es dar a todos lo mismo, lo mejor que puede hacer es no volver a la docencia cuando le «defenestren» del Gobierno. Al menos no hará daño, como no lo hace ahora, porque nadie le hace caso. Ya sabe que es objeto de mofa y sarcasmo, pero no de admiración.


La nueva ley de educación y proyectos como el real decreto que regula el currículum de primaria fueron superados hace tiempo. Hemos avanzado mucho, a pesar de que la ministra siga anclada en el inmovilismo. Los derroteros ministeriales van a agravar considerablemente los males que ya afectan a nuestro sistema educativo desde hace décadas: la calidad desciende; la exigencia roza mínimos; el trabajo en equipo no se fomenta; el esfuerzo se desconoce y el sacrifico desaparece. ¡Así, así, no sea que el alumnado se traumatice con el esfuerzo y el profesorado se ahorque con su propia didáctica!


En fin, exijo a la ministra la retirada del trasnochado real decreto y que se inicie una nueva reforma educativa que obligatoriamente deberá llevar a cabo el partido que desaloje al socialismo del abuso de poder y del «logro» de aspirar a la prostitución de catálogo como la de Tito Berni y los «diputeros» del grupo socialista.


Lo mejor de todo, y que es ajeno a sus consignas sectarias y trasnochadas, es que el profesorado pasa de toda esa hojarasca y enseña con el sentido común y con el ariete de la vocación. Toda esa torpe jerigonza de la normativa socialista la utilizamos exclusivamente para los diversos proyectos curriculares, los planes anuales, los proyectos de equipo directivo y para que se entretenga la Inspección Educativa leyéndolo, a sabiendas de que es mera parafernalia.

Matemáticas con perspectiva de género

Con el proyecto de currículum de primaria y con la LOMLOE vamos a ser los abanderados de la insensatez y la estupidez, adalides del adocenamiento y líderes de la mediocridad
Jesús  Salamanca
martes, 2 de mayo de 2023, 08:55 h (CET)

MatesMates


Dos horas leyendo el proyecto de currículo de primaria y el sesudo “sentido socioemocional” que pretende aplicarse a las matemáticas. Para empezar ya se habla de género en las matemáticas y tarda varios folios en explicar a qué alude. Hay que hacer malabares para saber que se refiere a que, según los datos de los que bebe el Ministerio de Educación, que sigue las estadísticas de la OCDE, las mujeres no se inclinan por las matemáticas en la misma medida que lo hacen los hombres, ni el rendimiento es equivalente. Pues, señora ministra, según los centros, depende de en qué comunidades, aulas y grupos. La realidad que conocemos muchos docentes no es la que usted muestra. Hemos evolucionado mucho en ese sentido, aunque la ministra no lo haya hecho.


No generalice porque acabaremos apuntándole con el dedo. Ni es lo que yo conozco, ni es la realidad que me cuentan otros compañeros, salvo que la señora ministra se fíe de estadísticas trasnochadas. Dudo que sepa cómo se hacen las estadísticas en la enseñanza por muy maestra alejada de la tiza que sea. Debería saber que --cuando no se considera importante el asunto que encarga el Ministerio de Educación o las consejerías respectivas-- esas se suelen hacer a voleo y a ojo de buen cubero.


Si hay algo que molesta al sector docente es que le hagan perder tiempo con las archiconocidas estadísticas ministeriales (conocidas habitualmente entre el profesorado como «chuminadas»), que sólo sirven para ellos, aunque muchas veces no saben interpretarlas. Por esto último que le digo, señora ministra, en muchas tesis doctorales se parte de datos falsos, por lo que es imposible llegar a conclusiones ciertas. Hace años que el profesorado está harto de rellenar papeles y cada año más, tiempo que se resta a la docencia que es nuestro verdadero empeño y donde disfrutamos de verdad. ¿Acaso cree, señora Alegría, que hay profesión más hermosa que dedicarse a la enseñanza? Ah, perdón, no me acordaba que usted no puede saberlo porque apenas ha ejercido y fue declarada por sus compañeros como «desertora de la tiza». Ahora entiendo muchas de las sandeces que le he escuchado desde que se marchó la tal Celaá que, dicho sea de paso, no dejaba de decirlas, también; espero que el Papa Francisco no le tenga que aguantar ahora sus supercherías y vaguedades.


El Ministerio de Educación envió a las comunidades autónomas el proyecto de currículum de primaria para que fueran ‘haciendo boca’. Confieso que es infumable, entorpecedor en la lectura, degenerativo desde el punto de vista didáctico y con una carga simbólica de muy dudoso significado, además de totalmente ajena a la educación. No dejaba de pensar en la LOGSE, aquella Ley Orquestada por Gamberros Sin Escrúpulos, cuyo corte no difiere mucho de la LOMLOE que acabo de leer hace unos días. Excesivas barbaridades he leído, tantas que me recuerdan a cuando el MEC de 1990 pretendía llamar a los maestros algo así como «Ingenieros Técnicos Pedagogos» y al recreo lo calificaba como «sector de ocio compartido».


No leo la aspiración de calidad por ninguna parte ni el trabajo necesario para adquirir conocimientos, alcanzar objetivos, adquirir o mejorar destrezas y afianzar competencias. Lo que sí veo es mucha farfolla inservible con un absurdo lenguaje más propio de una jerga que de un lenguaje propio de docentes, discentes, educativo, pedagógico, formativo, comprensivo… Hoy no voy a entrar en el mal llamado lenguaje inclusivo que, por cierto, el documento abusa de él, lo que hace que durante la lectura haya que hacer numerosas regresiones que cortan la línea de conducción lectora.

Hagan la prueba e intenten leer cualquier documento donde aparezca constantemente, «mujeres y hombres», «muñecas y muñecos», «físicos y físicas», «concejales y concejalas», «visigodos y visigodas», «cargos públicos y cargas públicas» …En fin, toda una desfachatez pintada de paranoicos despropósitos. Con ese proyecto de las matemáticas y con bodrios como la LOMLOE vamos a ser los abanderados de la insensatez, los adalides del adocenamiento y los líderes de la mediocridad. Vamos hacia un modelo anticuado y ya superado hace mucho tiempo.


Si nos empeñamos en cargarnos la educación, habremos hecho un sobresfuerzo para minar el pilar fundamental y básico del estado de bienestar. Si la sociedad no se levanta ante semejante despropósito, tendremos lo que nos merecemos. Con la jerigonza ministerial entiendo que son menos importantes las matemáticas que «el desarrollo de la resiliencia», «la variable emocional», «la actitud proactiva», «las matemáticas sin estereotipos sexistas», «empoderamiento de los números», «la autoestima matemática», «la empatía del grupo» o la primacía de las actitudes sobre los conocimientos.


Eso, eso, mucha resiliencia, mucha jerigonza hasta acostarse con el libro de matemáticas para intimar y desarrollar la autoestima, pero… ¿y el estudio sereno y riguroso de las matemáticas para cuándo? ¿Y el estudio del método, la reflexión ordenada, la aplicación de los saberes a los casos prácticos? ¿Y la correcta planificación para que jóvenes y menos jóvenes se integren en las carreras donde hoy predominan los hombres? Mire, señora ministra, Pilar Alegría, déjenos a los docentes que pongamos en práctica lo que conocemos y sabemos cómo integrar sin sectorializar. Usted ha demostrado que no hay nada más peligroso que dejar la educación en manos de pedagogos que, justamente, es lo que decía un asesor del gratamente recordado exministro José María Maravall ( a pesar de la LOGSE) y que luego lo fue de Álvaro Marchesi. ¡Joder, qué tropa más insensata!


Cuando haya que aplicar los conocimientos matemáticos, nos encontraremos con que esos no los llevamos en nuestra capacidad cognitiva porque nos hemos centrado en lo secundario. La Ley Celaá también busca una igualdad por abajo, lo que retuerce la esencia de esa igualdad y lo confunde con el simple igualitarismo. No se trata de dar a todos lo mismo, sino a cada cual lo que necesita y puede abarcar. Esa es la verdadera igualdad, la otra es la igualdad socialista que a nada conduce, excepto a la vulgaridad y al dominio de las masas por parte de los menos ignorantes. Si usted piensa, ministra Alegría y «vocera» socialista, que la verdadera igualdad es dar a todos lo mismo, lo mejor que puede hacer es no volver a la docencia cuando le «defenestren» del Gobierno. Al menos no hará daño, como no lo hace ahora, porque nadie le hace caso. Ya sabe que es objeto de mofa y sarcasmo, pero no de admiración.


La nueva ley de educación y proyectos como el real decreto que regula el currículum de primaria fueron superados hace tiempo. Hemos avanzado mucho, a pesar de que la ministra siga anclada en el inmovilismo. Los derroteros ministeriales van a agravar considerablemente los males que ya afectan a nuestro sistema educativo desde hace décadas: la calidad desciende; la exigencia roza mínimos; el trabajo en equipo no se fomenta; el esfuerzo se desconoce y el sacrifico desaparece. ¡Así, así, no sea que el alumnado se traumatice con el esfuerzo y el profesorado se ahorque con su propia didáctica!


En fin, exijo a la ministra la retirada del trasnochado real decreto y que se inicie una nueva reforma educativa que obligatoriamente deberá llevar a cabo el partido que desaloje al socialismo del abuso de poder y del «logro» de aspirar a la prostitución de catálogo como la de Tito Berni y los «diputeros» del grupo socialista.


Lo mejor de todo, y que es ajeno a sus consignas sectarias y trasnochadas, es que el profesorado pasa de toda esa hojarasca y enseña con el sentido común y con el ariete de la vocación. Toda esa torpe jerigonza de la normativa socialista la utilizamos exclusivamente para los diversos proyectos curriculares, los planes anuales, los proyectos de equipo directivo y para que se entretenga la Inspección Educativa leyéndolo, a sabiendas de que es mera parafernalia.

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