Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Delitos | libertad | Reflexiones | Robos | Asesinatos

​La libertad negativa y la falacia de McNamara

¿Procurar medir este fenómeno es un escenario que potencialmente nos llevaría a un desenlace falaz?
Antoni Leiva Aguilera
jueves, 27 de abril de 2023, 11:15 h (CET)

¿Cómo se puede relacionar la libertad negativa con la falacia de McNamara? La libertad negativa puede representarse como aquellas acciones que un sujeto puede realizar en la medida que terceras personas no se entrometen en ello, y por lo tanto, no ejercen una conducta activa de coacción para evitarlas.


¿Y qué es la falacia de McNamara? Esta falacia se puede representar a través de cuatro fases: la primera fase supone medir lo que sea fácilmente medible; la segunda implica descartar lo que no se puede medir con facilidad; la tercera comporta descartar como relevante aquello que no se puede medir; y la cuarta conlleva proclamar que aquello no medible fácilmente no existe.


En efecto, desde esta falacia hay una degradación de aquello no medible hasta el punto de ignorarlo o descartarlo, a pesar de que esté presente. En este sentido, que una variable sea difícilmente cuantificable no legitima ni justifica su ocultación.


Así, rescatando la primera pregunta, la conexión entre la libertad negativa y la falacia de McNamara podría tener como punto de partida el hecho de intentar obtener estadísticas acerca de acciones que atentan contra la libertad negativa.


Para ello, una primera aproximación podría ser considerar que la comisión de determinados delitos deriva a la vulneración de la libertad negativa. De este modo, delitos como los robos, hurtos, asesinatos, entre otros, son claros ejemplos.


Ante esto, se podría hacer un ejercicio dirigido a discernir los delitos que sí atentan contra la libertad negativa y los que no, y por ejemplo hacer un listado de los primeros. Una vez efectuada esta clasificación, se podría recurrir a las estadísticas de todos estos delitos por años naturales, y por lo tanto, extraer conclusiones numéricas.


La falacia de McNamara se cometería si ante el propósito de obtener una información global acerca de la vulneración de las libertades negativas, y después de obtener el dato correspondiente a todos los delitos incompatibles con esta conceptualización, se presentaran resultados definitivos acerca de este hecho. ¿Por qué? Porque la libertad negativa, desde una perspectiva de máxima fidelidad a su idiosincrasia, también se infringe ante hechos no delictivos.


Por ejemplo, si el sujeto “A” participa en un debate junto a “B” y “C”, y “B” y “C”, desde un punto de vista fáctico, monopolizan el debate, y además ante el intento de pronunciación de “A” alzan la voz, y en consecuencia, minimizan el sonido de “A” -dejando sin efecto su relato-, no estaríamos ante una situación compatible con el respeto hacia la libertad negativa de “A”.


Aún y así, si únicamente la libertad negativa se representara bajo el foco delictivo, también entrarían en el escenario los hechos delictivos no denunciados, y por lo tanto, no registrados. Así, la ausencia de denuncia no supone la inexistencia del hecho, más allá de que en este contexto haya dificultades de medición. En cualquier caso, considerar que al no haber habido denuncia -y por ende, no haber constancia- no deba tenerse en cuenta, de ello derivarse que no es relevante, y por consiguiente, descartarlo o atribuirle dimensión de inexistencia en relación a la medición de la libertad negativa en un año natural, supondría indudablemente cometer la falacia de McNamara.

Noticias relacionadas

Los legisladores actuales se han acostumbrado, de una forma que yo llamaría indecente, a lo que se le ocurre (sea lo que sea) a alguno de esos personajes (masculinos, femeninos y neutros) de la rampante y vulgar moda de los pijos progres. Estamos observando en los últimos tiempos que el legislador actual se entromete en ámbitos privados sin ningún recato, creando normas para regular los modelos que necesita para la promoción de su disparatada ideología.

En medio de la escalada del aluvión de desastres climáticos que nos acorralan y de los incesantes conflictos que nos persiguen, defender los valores humanos y la ética humanitaria, es una de las más urgentes necesidades del momento. Hoy más que nunca precisamos reponernos, trabajar en los valores interiores de cada cual, para encontrar el reposo necesario y la primordial quietud que generan las razones de la esperanza, que todos nos merecemos por el mismo hecho de nacer.

Ni teléfono ni internet, lo justo para sentirse desnortado y pensar en otras posibilidades. Al abrir la ventana escuché a varias personas que llevaban un transistor en la mano, pegado al oído como aquel fatídico 23F o las tardes de domingo para conocer los resultados del fútbol. Decidí no esperar más y pensé dónde podía estar alguno de los dos transistores que tenía en otra época. No tardé en encontrarlos y, tras poner pilas nuevas, resulta que funcionaban como el primer día.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto