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Boluarte se ha rodeado de "políticos retrógrados". Si ella cae, se va a generar un vacío político

​Asambleas populares y elecciones constituyentes ya

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Antes de que se realicen las presidenciales del 6 de junio, predije que estas las iba a ganar Castillo y que él iba a mantener el neoliberalismo, pues siempre había sido un toledista y nunca se había reclamado socialista, antiimperialista o antioligárquico. También sostuve que era imposible que cohabiten mucho tiempo un Legislativo tan golpista y un Ejecutivo tan conciliacionista, pues en una situación de dualidad de poderes uno de estos debe imponerse.


A manera de autocrítica no me imaginé que Castillo hubiese sido capaz de improvisar un autogolpe de Estado antes de que el Congreso discutiese la tercera moción de vacancia. Al igual que muchos otros analistas, calculaba que él iba a buscar derrotar a los vacadores quienes no tenían los 2/3 del Parlamento, y luego ir a una contraofensiva.


Sin embargo, Castillo decidió adelantarse y llamar a cerrar el Congreso, sin haber previamente consultado o informado a sus abogados, consejeros y ministros, sin contar con el respaldo previo de los altos mandos, sin haber convocado a una mega-marcha y mediante el toque de queda. Fue un golpe prematuro que produjo un efecto inverso: la inmediata renuncia gradual de sus ministros y el repudio de los poderes judicial, congresal y militar-policial.


Si el golpe palaciego fracasó, el golpe parlamentario se concretó


El Congreso, violando su reglamento, la constitución y el debido proceso, aprobó una cuarta moción de vacancia, la misma cuyo texto no fue distribuido (ni siquiera al Presidente para que se defienda), y que empezó a ser votada a segundos de que el relator la leyese, sin que nadie pudiese intervenir y estudiarla, observarla o enmendarla, y sin que tuviese el respaldo de 4/5 del Congreso (104 votos). Además, Castillo fue detenido cuando nadie cuestionaba que él era el presidente constitucional.


Se trata de una acción altamente ilegal y antidemocrática. Dina Boluarte, quien fue ungida por toda la derecha como la nueva Presidenta, decididió gobernar para este sector y distanciarse de haberse reclamado hasta hacía poco como  marxista-leninista. Dina ha puesto como su jefe de gobierno a Pedro Angulo, el candidato presidencial neoliberal del antiguo PPK que quiso competir en 2021 contra la plancha izquierdista ganadora.


Apenas ella llegó a palacio, tuve una entrevista en HispanTv donde aseguré que las chances de que Boluarte llegue al 2026, como inicialmente Dina propuso, son menores al 1%. En la madrugada entre el 11 y 12, ella hizo un apresurado mensaje comprometiéndose a reducir en 2 años su mandato. Sin embargo, la población no está dispuesto a tolerar que Boluarte continúe casi 20 meses más en palacio(hasta el 27 de julio del 2024).


Antes de cumplirse 5 días de que Dina juramentase a la Presidencia, ya se habían producido 3 muertos, los 2 primeros en su departamento natal (Apurímac), además de muchos heridos serios por disparos. En todo el país se vienen dando bloqueos, marchas, quemas, paros o tomas de aeropuertos o edificios. Hay muchas localidades que llaman al derecho constitucional a la insurgencia ante un gobierno usurpador, como califican al actual.


Lo más probable es que el periodo de Boluarte dure menos que el que dura un torneo de balompié. Cualquiera que se reclame del "campo popular" y que busque tenderle puentes (como pasó con Antauro que le llegó a reconocer como la "compatriota presidenta") va a quedar pifiado y desacreditado. Para sobrevivir no le queda a Dina otro sendero que convertirse en la mascota Dino de los picapiedras de la derecha que domina al Congreso y a las instituciones judiciales y armadas. Esto, en sí, la ha de debilitar más. Su llamado a un estado de emergencia y una posible militarización va a ser como echar gasolina al fuego.


Dina y sus dinosaurios


Boluarte se ha rodeado de "políticos retrógrados" que antes estuvieron con Chimpún Callao, PPC, PPK y RP.  Si ella cae se va a generar un vacío político. El General (r) José Williams quisiera remplazarla y ser el primer militar en gobernar al Perú después de la dictadura castrense de Morales Bermúdez (1975-80). Esto implicaría ir a un gobierno dictatorial de choque que produzca más sangre, con lo cual se podría exacerbar la crisis y el Perú se podría aislar internacionalmente.


Es posible de que el Congreso elija un Gobierno de transición basado en ministros ligados a casi todas las bancadas, un deseo difícil de lograr. Hay quienes intentarán negociar con Castillo para que él sea liberado (o, incluso, vuelva a Palacio) a condición de que apacigüe a la rebelión social.


La derecha acepta ir a elecciones generales, pero solo después que se le permita pasar por alto los resultados del referéndum de hace 4 diciembres, en el cual más del 80% dijo NO a la reelección de congresistas y a la bicameralidad. Tras la caída de Castillo, las izquierdas recién piden elecciones generales, pues antes sus congresistas estaban tan aferrados a sus curules que en su mayor parte votaron contra Castillo cuando él hizo la primera movida de fichas para ir hacia una renovación constitucional del congreso.


Hoy, todos concuerdan que la carta magna de 1993 está desfasada y que esta ha producido que en 55 meses haya habido 7 personas a las cuales el Congreso les haya colocado la banda presidencial. La única solución al impasse es una nueva Constituyente con plenos poderes para reorganizar al país. Esta debe ser convocada ahora. Si los actuales 3 poderes del Estado, que son tan impopulares, no quieren hacer ello, la tarea la deben tomar las organizaciones sociales y sus movilizaciones, las cuales bien pueden centralizarse en asambleas populares locales y una centralizada a nivel nacional.

​Asambleas populares y elecciones constituyentes ya

Boluarte se ha rodeado de "políticos retrógrados". Si ella cae, se va a generar un vacío político
Isaac Bigio
martes, 13 de diciembre de 2022, 09:35 h (CET)

Antes de que se realicen las presidenciales del 6 de junio, predije que estas las iba a ganar Castillo y que él iba a mantener el neoliberalismo, pues siempre había sido un toledista y nunca se había reclamado socialista, antiimperialista o antioligárquico. También sostuve que era imposible que cohabiten mucho tiempo un Legislativo tan golpista y un Ejecutivo tan conciliacionista, pues en una situación de dualidad de poderes uno de estos debe imponerse.


A manera de autocrítica no me imaginé que Castillo hubiese sido capaz de improvisar un autogolpe de Estado antes de que el Congreso discutiese la tercera moción de vacancia. Al igual que muchos otros analistas, calculaba que él iba a buscar derrotar a los vacadores quienes no tenían los 2/3 del Parlamento, y luego ir a una contraofensiva.


Sin embargo, Castillo decidió adelantarse y llamar a cerrar el Congreso, sin haber previamente consultado o informado a sus abogados, consejeros y ministros, sin contar con el respaldo previo de los altos mandos, sin haber convocado a una mega-marcha y mediante el toque de queda. Fue un golpe prematuro que produjo un efecto inverso: la inmediata renuncia gradual de sus ministros y el repudio de los poderes judicial, congresal y militar-policial.


Si el golpe palaciego fracasó, el golpe parlamentario se concretó


El Congreso, violando su reglamento, la constitución y el debido proceso, aprobó una cuarta moción de vacancia, la misma cuyo texto no fue distribuido (ni siquiera al Presidente para que se defienda), y que empezó a ser votada a segundos de que el relator la leyese, sin que nadie pudiese intervenir y estudiarla, observarla o enmendarla, y sin que tuviese el respaldo de 4/5 del Congreso (104 votos). Además, Castillo fue detenido cuando nadie cuestionaba que él era el presidente constitucional.


Se trata de una acción altamente ilegal y antidemocrática. Dina Boluarte, quien fue ungida por toda la derecha como la nueva Presidenta, decididió gobernar para este sector y distanciarse de haberse reclamado hasta hacía poco como  marxista-leninista. Dina ha puesto como su jefe de gobierno a Pedro Angulo, el candidato presidencial neoliberal del antiguo PPK que quiso competir en 2021 contra la plancha izquierdista ganadora.


Apenas ella llegó a palacio, tuve una entrevista en HispanTv donde aseguré que las chances de que Boluarte llegue al 2026, como inicialmente Dina propuso, son menores al 1%. En la madrugada entre el 11 y 12, ella hizo un apresurado mensaje comprometiéndose a reducir en 2 años su mandato. Sin embargo, la población no está dispuesto a tolerar que Boluarte continúe casi 20 meses más en palacio(hasta el 27 de julio del 2024).


Antes de cumplirse 5 días de que Dina juramentase a la Presidencia, ya se habían producido 3 muertos, los 2 primeros en su departamento natal (Apurímac), además de muchos heridos serios por disparos. En todo el país se vienen dando bloqueos, marchas, quemas, paros o tomas de aeropuertos o edificios. Hay muchas localidades que llaman al derecho constitucional a la insurgencia ante un gobierno usurpador, como califican al actual.


Lo más probable es que el periodo de Boluarte dure menos que el que dura un torneo de balompié. Cualquiera que se reclame del "campo popular" y que busque tenderle puentes (como pasó con Antauro que le llegó a reconocer como la "compatriota presidenta") va a quedar pifiado y desacreditado. Para sobrevivir no le queda a Dina otro sendero que convertirse en la mascota Dino de los picapiedras de la derecha que domina al Congreso y a las instituciones judiciales y armadas. Esto, en sí, la ha de debilitar más. Su llamado a un estado de emergencia y una posible militarización va a ser como echar gasolina al fuego.


Dina y sus dinosaurios


Boluarte se ha rodeado de "políticos retrógrados" que antes estuvieron con Chimpún Callao, PPC, PPK y RP.  Si ella cae se va a generar un vacío político. El General (r) José Williams quisiera remplazarla y ser el primer militar en gobernar al Perú después de la dictadura castrense de Morales Bermúdez (1975-80). Esto implicaría ir a un gobierno dictatorial de choque que produzca más sangre, con lo cual se podría exacerbar la crisis y el Perú se podría aislar internacionalmente.


Es posible de que el Congreso elija un Gobierno de transición basado en ministros ligados a casi todas las bancadas, un deseo difícil de lograr. Hay quienes intentarán negociar con Castillo para que él sea liberado (o, incluso, vuelva a Palacio) a condición de que apacigüe a la rebelión social.


La derecha acepta ir a elecciones generales, pero solo después que se le permita pasar por alto los resultados del referéndum de hace 4 diciembres, en el cual más del 80% dijo NO a la reelección de congresistas y a la bicameralidad. Tras la caída de Castillo, las izquierdas recién piden elecciones generales, pues antes sus congresistas estaban tan aferrados a sus curules que en su mayor parte votaron contra Castillo cuando él hizo la primera movida de fichas para ir hacia una renovación constitucional del congreso.


Hoy, todos concuerdan que la carta magna de 1993 está desfasada y que esta ha producido que en 55 meses haya habido 7 personas a las cuales el Congreso les haya colocado la banda presidencial. La única solución al impasse es una nueva Constituyente con plenos poderes para reorganizar al país. Esta debe ser convocada ahora. Si los actuales 3 poderes del Estado, que son tan impopulares, no quieren hacer ello, la tarea la deben tomar las organizaciones sociales y sus movilizaciones, las cuales bien pueden centralizarse en asambleas populares locales y una centralizada a nivel nacional.

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