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Palabras del profesor de Relaciones Internacionales, Jesús López Almejo, que yo hago mías: ”La ONU, aquella organización de países que dio el visto bueno a la invasión de Inglaterra a las islas Malvinas, ahora dice que Rusia tiene que reparar los daños a Ucrania. No deja de sorprender el número de países que se abstuvieron de votar esta resolución y los que votaron en contra. Pero también llama mucho la atención ver que muchos países latinoamericanos votaron a favor de esta resolución. Es decir: de la resolución que obliga a Rusia a reparar los daños a Ucrania.
Yo me pregunto: hay resoluciones obligando a EE.UU. a reparar Afganistán, Irak, Siria, Libia, Cuba, México, Vietnam. Hay resoluciones de la ONU obligando a Arabia Saudita a reparar Yemen. Obligando a Marruecos a reparar los daños cometidos en el Sahara Occidental. Obligando a Israel a reparar la franja de Gaza y Cisjordania. Si la respuesta es no en cualquiera de estos ejemplos que he mencionado, entonces los países que componen la ONU son unos verdaderos hipócritas y actúan por consigna”.
Las Naciones Unidas han perdido toda credibilidad. En este momento, no sé por qué, me viene a la cabeza la película “Infierno de Cobardes” de mi amigo Clint Eastwood. No me extrañaría que al saber esto, Clint les lanzara un escupitajo negro de los suyos en toda la frente de la ONU.
’A porta gayola’. Entre taurinos, forma de recibir al toro cuando sale al ruedo. Wikipedia añade que es el lance en el que el torero espera al toro de rodillas enfrente de la puerta de toriles; antes de que el animal salga, y cuando se produce la embestida, lo burla con una larga cambiada. Espectacular y peligrosa, pues el animal puede salir deslumbrado y arrollar al torero sin ver ni obedecer al capote.
Vivimos en un país cainita que lleva toda la vida con sus habitantes tirándose los trastos a la cabeza. Desde que dimos el vuelco hacia la democracia, ya hace casi setenta años, vivimos en un ambiente político que se preocupa más de resaltar lo que nos separa, que de poner en marcha lo que nos une.
Está visto que nos necesitamos unos a otros. Además, cuidado con la hoguera que actives contra tu análogo, no sea que se extienda el fuego contra ti mismo. Al mismo tiempo, custodia tu codicia, puedes ascender pero también descender hasta arrastrarte. Únicamente quien sabe preservar lo ajeno puede salvaguardar lo propio.
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