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Olor a manzana del manzano que vive a orillas del río, del mar, del azúcar blanco, del mejor manjar, aclarar la voz, gritar que soy libre, que llegué a la gloria con una manzana en la mano, verde amarilla o roja, deliciosas, hechas en puré… que bien las conoce la historia. Comer frutas frescas como las manzanas, verdes como el prado, rojas como el sol, sabor al pecado, sabor al amor, sabor a la fruta del corazón. Manzana, manzana, tú con tanta historia que mueves tus alas allí donde quieres, bella cual la luna color caricatura del pecado, ayayuuyyyyy. ¿Qué dije?...
Me rindo a tus pies, por tu sabor, y he aquí un pequeño homenaje, lamentando que hayas sido la fruta que tentó a Adán y Eva, y comprendiéndolo también.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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