La invasión de Ucrania promovida por Putin en febrero de este año, que ya ha costado más de cien mil muertos, es la mejor expresión de la nueva política imperial que ha puesto en práctica Vladimir Putin. Pero si la URSS se disolvió y sus satélites europeos recuperaron la independencia, fue porque la política de centralismo económico practicada por el comunismo era ya insostenible, con la guerra de Afganistán y la carrera de armamentos como telón de fondo.
Los errores de Gorbachov no oscurecen su claridad de juicio sobre la necesidad de poner fin al inhumano sistema soviético. Conviene recordarlo cuando Putin intenta reconstruir aquella esfera de influencia arrastrando a Europa a un duro invierno a causa de la inflación y de la crisis energética.
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