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La vaga idea,
esa que oscila en mi agotado karma,
entre el bien y el mal del ser falso humano, hoy algo más que esos demonios interiores.
La vaga idea,
de la cansada y agotada memoria,
vaga muy lentamente y se asoma su pérdida por la desidia de aquel vago pensante.
La vaga idea,
de la realidad medio falsa,
por aquella amistad de los siempre momentos...
La vaga idea,
de mi sabiduría falsa de mi filosofía de vivir la vida,
está prendido con el alfiler de oro roto en la bisutería de la eterna vagancia del dormido sabio.
El grito que se escuchó al fondo no fue lo suficientemente claro para saber si era de alegría, para pedir auxilio o simple exclamación de quien no puede contener el impulso y tiene que ir más allá de los límites de la comunicación cotidiana.
Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo pero su actuación, pronto terminará. El escritor se muere, se apagará para siempre, no volverá a nacer, yo espero que no, pues nació de un parto difícil y pocas cosas aportó.
2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Lulita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas, la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada.
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