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¿Soy un desastre, o una persona que piensa que Dios no te ayuda si madrugas, que el musculo engorda, y que la noche es larga y hay que aprovecharla?

​¿Desordenada o genio?

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Yo admiro a muchas personas, pero sobre todo a las que se acuestan a las diez de la noche y se levantan a las siete de la mañana para ir a correr, esas que ya llevan medio día vivido para cuando tú estás desayunando, las que han hecho el almuerzo de dos días, han ido al gimnasio, se han cambiado, han ido de tiendas y les da tiempo a tomarse la cerveza antes de recoger a los niños del cole. En esos momentos me planteo si soy un desastre o una visionaria, normalmente suele ganar la idea de que soy un desastre, pero intento auto convencerme de que soy una visionaria.


Yo me levanto para llevar a los niños al cole a las siete, y muchas veces me he ido hasta con la blusa del pijama puesta, ya que con el abrigo no se ve nada, los he despedido en la puerta del cole con una sonrisa escondida bajo la mascarilla y un único pensamiento en mi mente, volver a la cama en cuanto llegue, además, he descubierto recientemente que prefiero dormir a desayunar.


Duermo y para cuando despierto, me da tiempo a recoger la casa, mirarme algunos apuntes, contestar algunas redes sociales, hacer la comida y ya es la hora de recoger a los nenes. Para cuando termino de almorzar y recoger la cocina ya no pega ni echarse siesta, pero como la necesito para ser persona, me la echo, y en cuando despierto, tengo una lavadora, plancha, lavavajillas, estudiar, ayudar a los nenes con los deberes y atender mensajes. 


Cuando ya están todos en la cama, bueno, menos mi marido que lo tengo de fondo pegando tiros en la consola, aprovecho para escribir estos artículos de opinión, los cuales comprenderéis que me salgan a veces tan disparatados. Son las dos de la madrugada y sigo escribiendo, a las tres, cuando los ojos se me cierran y me acuesto medio a tientas, de repente se despierta mi hijo con los nervios del examen de día siguiente diciendo que no puede dormirse, así que allí amanezco yo, encogida y retorcida como las patas de un calamar, en una cama de noventa, con dolor de cuello y la sensación de no haber dormido. Ya vuelve a sonar el maldito despertador a las siete de la mañana y yo solo hago pensar en la cama. A eso se le llama desorden, sí, soy desordenada, bueno, en realidad no lo soy, simplemente, el mundo no se adapta a mis horarios.


Entre todos los humanos, envidio a una persona que no conozco y que cada vez que voy a llevar a los nenes al cole, veo su televisión encendida, y entonces pienso… que envidia, él puede llevar su propio horario, así que cuando vuelvo de dejar a los niños y escucho a los pájaros piar como locos en uno de esos grandes árboles que me encuentro por el camino, también pienso… pobres, esos madrugan más que yo.


A ver, decidme si no es incoherente lo que hace la gente, madrugan sin necesidad para mantenerse en forma, yo no me mantengo ni de pie, así que lo de la forma, me conformo con tenerla redondeada. Luego desayunan para recuperar energías, yo, como no las he perdido, no tengo que encontrarlas. Luego van estupendas al cole a las siete de la mañana, otra incoherencia, ya que es de noche y nadie te ve, y menos con la mascarilla, y por último se toman unas cervezas con una buena tapa, pero en el café se echan sacarina, bueno, se me ha olvidado decir que beben agua como para ahogar a tres Titanic para luego echarla, que desperdicio.


En fin, como es un artículo de opinión, voy a dar mi opinión, aunque no la queráis: esas personas creo que no son humanas, vienen de algún planeta que nos está estudiando para conquistarnos, porque no son normales.


Decidid, ¿soy un desastre, o una persona que piensa que Dios no te ayuda si madrugas, que el musculo engorda, y que la noche es larga y hay que aprovecharla?

​¿Desordenada o genio?

¿Soy un desastre, o una persona que piensa que Dios no te ayuda si madrugas, que el musculo engorda, y que la noche es larga y hay que aprovecharla?
María Beatriz Muñoz Ruiz
viernes, 26 de noviembre de 2021, 09:14 h (CET)

Yo admiro a muchas personas, pero sobre todo a las que se acuestan a las diez de la noche y se levantan a las siete de la mañana para ir a correr, esas que ya llevan medio día vivido para cuando tú estás desayunando, las que han hecho el almuerzo de dos días, han ido al gimnasio, se han cambiado, han ido de tiendas y les da tiempo a tomarse la cerveza antes de recoger a los niños del cole. En esos momentos me planteo si soy un desastre o una visionaria, normalmente suele ganar la idea de que soy un desastre, pero intento auto convencerme de que soy una visionaria.


Yo me levanto para llevar a los niños al cole a las siete, y muchas veces me he ido hasta con la blusa del pijama puesta, ya que con el abrigo no se ve nada, los he despedido en la puerta del cole con una sonrisa escondida bajo la mascarilla y un único pensamiento en mi mente, volver a la cama en cuanto llegue, además, he descubierto recientemente que prefiero dormir a desayunar.


Duermo y para cuando despierto, me da tiempo a recoger la casa, mirarme algunos apuntes, contestar algunas redes sociales, hacer la comida y ya es la hora de recoger a los nenes. Para cuando termino de almorzar y recoger la cocina ya no pega ni echarse siesta, pero como la necesito para ser persona, me la echo, y en cuando despierto, tengo una lavadora, plancha, lavavajillas, estudiar, ayudar a los nenes con los deberes y atender mensajes. 


Cuando ya están todos en la cama, bueno, menos mi marido que lo tengo de fondo pegando tiros en la consola, aprovecho para escribir estos artículos de opinión, los cuales comprenderéis que me salgan a veces tan disparatados. Son las dos de la madrugada y sigo escribiendo, a las tres, cuando los ojos se me cierran y me acuesto medio a tientas, de repente se despierta mi hijo con los nervios del examen de día siguiente diciendo que no puede dormirse, así que allí amanezco yo, encogida y retorcida como las patas de un calamar, en una cama de noventa, con dolor de cuello y la sensación de no haber dormido. Ya vuelve a sonar el maldito despertador a las siete de la mañana y yo solo hago pensar en la cama. A eso se le llama desorden, sí, soy desordenada, bueno, en realidad no lo soy, simplemente, el mundo no se adapta a mis horarios.


Entre todos los humanos, envidio a una persona que no conozco y que cada vez que voy a llevar a los nenes al cole, veo su televisión encendida, y entonces pienso… que envidia, él puede llevar su propio horario, así que cuando vuelvo de dejar a los niños y escucho a los pájaros piar como locos en uno de esos grandes árboles que me encuentro por el camino, también pienso… pobres, esos madrugan más que yo.


A ver, decidme si no es incoherente lo que hace la gente, madrugan sin necesidad para mantenerse en forma, yo no me mantengo ni de pie, así que lo de la forma, me conformo con tenerla redondeada. Luego desayunan para recuperar energías, yo, como no las he perdido, no tengo que encontrarlas. Luego van estupendas al cole a las siete de la mañana, otra incoherencia, ya que es de noche y nadie te ve, y menos con la mascarilla, y por último se toman unas cervezas con una buena tapa, pero en el café se echan sacarina, bueno, se me ha olvidado decir que beben agua como para ahogar a tres Titanic para luego echarla, que desperdicio.


En fin, como es un artículo de opinión, voy a dar mi opinión, aunque no la queráis: esas personas creo que no son humanas, vienen de algún planeta que nos está estudiando para conquistarnos, porque no son normales.


Decidid, ¿soy un desastre, o una persona que piensa que Dios no te ayuda si madrugas, que el musculo engorda, y que la noche es larga y hay que aprovecharla?

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