Que Lukashenko "se ha hecho un Marruecos" en la frontera polaca como reacción a las sanciones económicas que le impuso la UE parece maś o menos claro; y que a Putin la maniobra le viene bien para agitar el avispero es suposición razonable.
Pero menos evidente es el beneficio que Morawiecki, el líder polaco, puede sacar de esta "crisis": por un lado, porque en el pulso que sostiene contra las imposiciones ideológicas europeas le resulta vital consolidar la precaria mayoría electoral que ahora tiene; y como pocas cosas unen más a una nación que una "agresión" externa, es predecible que los polacos cierren filas en torno a él. Por otro, porque Europa no tiene más remedio, aun a su pesar, que defender la frontera común polaca frente al "satélite ruso", lo cual también favorece a Morawiecki.
Así que no es disparatado pensar que la actual situación haya sido, de algún modo, consensuada entre ambos lados de la frontera.
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