Hace pocos días, se desvelaba uno de los nombres más buscados del último mes: el del próximo seleccionador nacional de fútbol. Y el elegido ha sido, como muchos presagiaban, Vicente del Bosque, hombre magnánimo que hizo grande al Real Madrid galáctico, y cuya marcha inició el cisma que provocó la caída de la galaxia blanca.
Un hombre serio, recto, sereno, con buena mano derecha y mejor mano izquierda, y con un buen sentido del fútbol. No ha vuelto a entrenar desde su experiencia madridista, el club de su vida. Pero eso sí, conoce la cantera como nadie, pues salió de allí, y ha demostrado ser capaz de llevar a un vestuario lleno de ‘egos’.
Su nombramiento ha sido bien recibido por todos, incluso por el propio Luís, su antecesor, que tras toda la polémica, ha aceptado la elección del salmantino. Ahora, la pregunta de siempre, ¿será Del Bosque el hombre que necesita la selección para hacer algo grande?
Tras una época algo tortuosa bajo la dirección primero de Iñaki Sáez y luego de Luís Aragonés, el combinado español se aferra ahora a un hombre que llevo al mejor equipo de España (según la pasada temporada) a la consecución de una Champions League y dos Ligas, además de su única Supercopa de Europa, entre otros grandes títulos (Intercontinental, Supercopa de España…). Ahora vuelve al ruedo, ante otro miura, en una plaza de las grandes, ante el público más difícil jamás visto. Y tengan por seguro, que cortará las dos orejas y el rabo, además de llevarse el primer Mundial de fútbol a su casa, a la casa de España.