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Artur Mas quemó sus naves en un acto de tinte medieval

“El que va descalzo no debe plantar espinos” G.Herbert.
Miguel Massanet
miércoles, 5 de agosto de 2015, 08:02 h (CET)
¡Consumatum est” Don Arturo Mas ha cruzado el Rubicón de la insensatez sin parar mientes en que, con este acto temerario e imprudente, ha arrastrado consigo a una parte importante del pueblo catalán; simplemente soplando el instrumento del flautista de Hammelin, de cuyo sonido se desprende una promesa ( como ratificó ayer mismo) de que el pueblo catalán, si accede a la independencia de España, aparte de ser más libre, vivirá mejor, dispondrá de más ingresos y se desenvolverá mejor dentro de una Europa que va a acoger, al nuevo estado catalán, con los brazos abiertos. Y esta ilusoria historia, todos sabemos que, él mismo, es consciente de que no tiene base alguna así como, tampoco, es posible que se la crean todos aquellos que reman a su lado en busca de un enfrentamiento, no sabemos si pacífico o cruento (esto dependerá de cómo se produzca la anunciada declaración de independencia) con el Estado español.

Como todo iluminado, el señor Artur Mas, necesita toda la parafernalia quijotesca que le permita dar suelta a su egocentrismo, su megalomanía independentista y su estúpida creencia de que, en una hipotética Catalunya que rompiera sus lazos centenarios con España, se le iba a permitir, por los mismos que ahora se muestran dispuestos a apoyarle en su enfrentamiento al Estado de Derecho, los partidos de izquierdas como ERC, UP, ICyV y todos las otras formaciones, como por ejemplo, los extremistas de Podemos, que se hiciera con el poder y se alzara como posible virrey de la nueva “ínsula Barataria” de una Catalunya independiente. Sólo una persona que se cree más listo que los demás, que ha errado en el enfoque de sus relaciones con el resto de España y que ha llegado a creerse que es el verdadero líder del pueblo catalán en su cruzada particular independentista, puede ser tan ciego que no se de cuenta de que, su papel, es el del “tonto útil” que el resto de partidos comunitas van a usar hasta que, si se consiguiera la independencia que propugna, decidieran prescindir de él y de sus seguidores de derechas, para asaltar el poder y convertirse en los nuevos gobernantes de las tierras catalanas con un gobierno de la hoz y el martillo.

Incluso en el caso de que la opción independentista fracasara, como esperamos que suceda los que no participamos de la locura separatista, tendría la más mínima posibilidad de seguir al frente de la Generalitat, porque la derrota les serviría, a los que le han venido impulsando a que se arriesgara a favor de la ruptura con España, para ser los primeros en ahora reprocharle por su temeridad, su falta de visión política y por su fracaso al embarcarse, sin posibilidades de éxito, en una aventura que, a la postre, lo condujo al fracaso.

Lo cierto es que la suerte está echada y que, a partir de ahora hasta el día 27 de septiembre, va a empezar una lucha sorda entre la “candidatura unitaria” formada por los que propugnan la proclamación del “Estado catalán” y el resto de partidos que han preferido no participar en la aventura y que, intentarán, cada uno por su parte, sacar el mejor provecho de todo lo que pueda suceder en este periodo preelectoral que, sin duda, nos va a proporcionar a los que seguimos con interés y, porqué no decirlo, con preocupación, los acontecimientos políticos que tanto pueden afectarnos como españoles y como catalanes, según fueren los resultados de este absurdo enfrentamiento entre los catalanes y el resto de autonomías españolas que contemplan, con los ojos dilatados por el asombro, como Catalunya se está jugando, a una carta, su ser o no ser en lo que hoy es la economía globalizada, regida por quienes pueden, de hecho lo van a hacer, echar a Catalunya de la CE y privarla de todas las ventajas y apoyos de los que hasta ahora, como parte de España, ha recibido, tanto de los bancos europeos como de la misma UE.

En declaraciones, en la COPE, del expresidente del TC, don Ramón Rodríguez Arribas, respecto a las elecciones autonómicas convocadas para el 27S en la comunidad catalana, ha dejado bien claro que no pueden tener otra finalidad que la de elegir a los nuevos integrantes del Parlamento catalán y que “los plebiscitos no están en la legislación española ni en la europea”, precisando que la forma en la que se redacte el decreto de convocación de los comicios no significa que no pueda ser recurrido, como fraude de Ley, si del resto de declaraciones, actuaciones o gestiones que tengan lugar en relación con el tema independentista, se llegara a deducir que la intención es darle el carácter de referéndum o consulta sobre la independencia de Catalunya. Vamos, lo que se viene denominando “derecho a decidir”.

En todo caso parece que, como ocurre con los intentos, tanto de Podemos como del PSOE u otros partidos de izquierdas (como la misma IU), de seguir ignorando la realidad de la España actual, de insistir en que no hay recuperación, de que no mejora el desempleo o de que España va mal económicamente; no hacen más que intentar desacreditar a los actuales gobernantes, manteniendo tozudamente (como lo hacen los señores Toxo y Méndez de CC.OO y UGT) tales posiciones. La evidencia ya es incuestionable y ya no se habla de brotes verdes sino de plantas desarrolladas, que cada día van creciendo en mayor abundancia y ya están a punto de mostrar los frutos que pronto serán recogidos.

La inoportunidad de que, tanto los comunistas bolivarianos de Podemos, como el resto de las izquierdas o de los mismos separatistas catalanes, pretendan presentar sus reivindicaciones, precisamente cuando se ve, con claridad, que otras políticas económicas podrían dar al traste con todo lo que se ha conseguido; no tiene otra explicación que la de que, cada buena señal económica, cada desempleado menos, cada cotizante nuevo a la Seguridad Social, saben que les resta credibilidad a sus propuestas, les aleja más de conseguir un buen resultado en las legislativas y, en consecuencia, les distancia de sus posibles votantes que, sin duda, van a tener en cuenta, a la hora de elegir a quienes les vayan a representar en la próxima legislatura, la solidez y viabilidad de sus ofertas, así como las garantías que les representen las respectivas políticas de cada uno de los grupos.

La mayoría silenciosa, la de aquellas personas sensatas que saben que el porvenir de una nación no puede dejarse en manos de unos cientos de miles de rencorosos, antisistema, ocupas, ácratas o comunistas extremistas; no estará dispuesta a jugarse el porvenir de sus familias entregando el gobierno de la nación a quienes pretenden hacer tábula rasa de todo lo conseguido, para comenzar de cero una vez más. El hecho de que, en un momento de crispación, de disgusto de los ciudadanos con sus gobernantes, por haberse visto obligados a apretarse el cinturón o a privarse de aquello que se consideraba imprescindible, el pueblo haya decidido dar un escarmiento a los gobernantes, dejando de votarles, votando a otros partidos o absteniéndose, tiene un efecto meramente transitorio; lo mismo que el disgusto por los numerosos casos de corrupción destapados en casi todos los partidos. Sin embargo, deberemos reconocer que, si se han descubierto es porque los mismos partidos han legislado lo preciso para que, estas anormalidades, sean descubiertas, se castigue a los políticos que se demuestre que han cometido delitos y se establezcan los medios para evitar que tales conductas se puedan volver a repetir.

Lo que es evidente es que los ciudadanos sensatos, los que valoran la importancia de dar su voto a aquellos que mejor les pueden servir, que les garanticen que van a tener trabajo y que el país va a ir progresando, aunque sea despacio; no pueden caer en la tentación de darles el poder a grupos antisistema, que se muestran en contra del proyecto europeo, del que quieren excluirnos y sean partidarios de evitar el desempleo mediante el empleo de subvenciones que, a la larga, no hacen sino aumentar el endeudamiento del Estado y que, siempre sucede, que llega a hacerse insostenible como les ha sucedido a los ciudadanos griegos que dieron el poder a Syriza y han visto, inmediatamente, las consecuencias de su enfrentamiento con sus acreedores de la UE.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos necesario que los españoles valoremos con sensatez lo que nos conviene y beneficia a nuestros hijos por encima de promesas, alucinaciones y puños cerrados, provenientes de aquellos grupos de supuestos intelectuales o separatistas, que pretenden engañarnos prometiéndonos lo que saben que no van a poder cumplir. Sensatez por encima de todo.

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