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Tecnología en el aula

José Manuel López García
domingo, 2 de agosto de 2015, 08:31 h (CET)
Existen estrategias para la introducción exitosa de la tecnología en las aulas. Porque es cierto que las tecnologías permiten individualizar más el proceso de enseñanza. Además la utilización de las TIC facilita también una mayor atención de los alumnos con distintas capacidades. Se puede decir que el mejor aprovechamiento de los medios digitales en la formación depende, en buena medida, del interés y la motivación de los estudiantes.

De todos modos, la labor tradicional de los profesores es insustituible, ya que las explicaciones presenciales de los docentes son básicas en las aulas para la comprensión de los contenidos impartidos. De hecho, ambos, los docentes y los medios digitales, aumentan, generalmente, la rapidez del aprendizaje.

A través de Internet, y de las herramientas online y las plataformas de formación disponibles, actualmente, se potencia un autoaprendizaje más activo y más autónomo. Incluso es factible, la adaptación individualizada o personalizada, de los niveles y de los grados de dificultad de lo que se enseña.

Puesto que los cambios en los modos de enseñar, si son bien aplicados, pueden ser motivadores, partiendo de un interés previo por adquirir nuevos conocimientos.

Las habilidades tecnológicas son muy útiles para la formación de las sujetos. Partiendo siempre de las metas, capacidad de trabajo y del nivel de comprensión lectora, y de otras características que deben ser analizadas.

Y el conocimiento de los métodos de investigación es también esencial para, por ejemplo, escribir tesinas, tesis doctorales, libros, artículos, etc. Saber citar en los textos, o disponer correctamente la bibliografía utilizada en un escrito también es fundamental. La búsqueda de datos o de información puede ser agilizada y ordenada con determinados procedimientos racionales.

Lo que esta claro, a mi juicio, es que el estudiante debe relacionar los contenidos nuevos que aprehende con lo que ya sabe. Así reconfigura su proceso formativo, de un modo coherente y sólido. Es el aprendizaje significativo de David Ausubel.

El construccionismo de Jean Piaget, también pone énfasis en la disposición activa de los alumnos que se plantean preguntas, realizan inferencias, y se ven inmersos en conflictos o complicaciones cognitivas que pueden ser resueltas. Respecto al denominado aprendizaje cooperativo, puede ser utilizado con determinados contenidos, realizando tareas cognitivas de modo colectivo o grupal.

Pero lo más importante es el desarrollo de las capacidades de pensar, analizar, comentar, razonar, argumentar, criticar, escribir, investigar, etc. Y para conseguir esto, lo primero es el esfuerzo por aprender, ya que, si no existe, de poco sirve la entrega, y la intensa dedicación de los profesores, incorporando también los medios tecnológicos.

Nunca se acaba de aprender. Y la formación permanente durante toda la vida, presupone que lo mejor seria que todas las personas fueran más autosuficientes a la hora de aprender e investigar.

Y la atención sostenida no debe perderse. En las generaciones jóvenes, en los llamados nativos digitales, aunque usen mucho los móviles, no deben olvidarse de la lectura reposada y atenta de libros. Ya que se observa que la carencia de vocabulario, y los problemas de comprensión de textos de una dificultad media y alta es alarmante en muchos, aunque, afortunadamente, no en todos.

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