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Etiquetas | Real Madrid | Barcelona | FINAL LIGA ENDESA
El cuadro de Laso arrancó con más poderío el encuentro y sólo un genial Hezonja retrasó el triunfo blanco en el comienzo de la final de Liga Endesa

El Real Madrid abre con triunfo la final contra el Barcelona (78-72)

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Ficha técnica
78 - Real Madrid: Llull (9), Rivers (0), Rudy Fernández (17), Ayón (10) y Reyes (12) --quinteto inicial--; Sergio Rodríguez (12), Nocioni (5), Maciulis (3), Carroll (8), Slaughter (0) y Mejri (2).
72 - Barcelona Satoransky (7), Oleson (2), Thomas (-), Lampe (9) y Tomic (2) --quinteto inicial--; Doellman (7), Hezonja (18), Huertas (9), Abrines (0), Navarro (7), Pleiss (6) y Nachbar (1).
Parciales: 27-20, 20-20, 12-13 y 19-19.
Árbitros: Conde, Jiménez y Cortés.
Incidencias: Primer encuentro de la final de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.127 espectadores.
Hace cuatro temporadas, el Real Madrid sufría una severa travesía por el desierto. No había ninguna esperanza sobre su futuro. Este viernes, este mismo club está a dos encuentros de escribir una historia sobresaliente jamás vista en 41 años. Después de situar en sus vitrinas a los trofeos de la Supercopa, Copa del Rey y Copa de Europa -veinte años después- está a dos encuentros de apuntarse el campeonato de Liga Endesa. El Real Madrid encendió su casillero en la final de Liga Endesa tras imponerse al Barcelona en el primer encuentro de la serie, disputado en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Pocos adversarios, entrenadores y jugadores han elaborado el antídoto perfecto contra el juego del Real Madrid. Si éstos aúnan una asfixiante defensa, unas veloces transiciones, una garra permanente y una certera puntería a ritmo frenético hay pocos enemigos capaces de resistir a toda máquina durante los cuarenta minutos. El talento y calidad se dan por supuesto. El mínimo despiste pasa factura ante un Real Madrid cuyos ojos están inyectados en sangre: quieren el póquer de trofeos y hacer historia dentro del baloncesto. Su cóctel de baloncesto, aunque sencillo, es explosivo cuando alcanza cotas de máxima efervescencia. Como sucedió en los instantes finales del primer cuarto.

De unas diferencias entre uno y dos puntos se pasó a los diez puntos arriba para el Real Madrid. Todo sucedió en un suspiro. Se tantearon fuerzas, se templaron nervios, se soltaron los músculos y el Real Madrid calentó más rápido que el Barcelona. Tres triples consecutivos (Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Nocioni) más dos puntos más de un omnipresente Rudy Fernández acabaron impulsando al Real Madrid (27-17). El Barcelona aguantó el golpe merced a su vieja guardia (Huertas y Navarro pusieron un tímido orden) y Hezonja, con sus seis puntos de bienvenida, nada más saltar a cancha. El Barça contuvo su hemorragia.

Pero tenían otros problemas: de faltas personales, con dos para Lampe y Tomic. Sus torres habituales, absolutamente gobernadas por Ayón -magnífico final de temporada- y por el sempiterno Felipe Reyes. Está en una segunda juventud. Balón que recibían en la zona, balón que anotaban. Exteriormente, el Barça sólo encontró consuelo en Hezonja y un breve Navarro, a quién su estado físico no le permite ser el Navarro que pulverizaba al Real Madrid. Pese a todo, el Barça aguantó las distancias. El Real Madrid marcaba el ritmo, pero no acababa de descolgar a su perseguidor.

Más nervios que baloncesto
Así trascurrió el segundo cuarto hasta alcanzar el descanso con un 47-40 a favor del Real Madrid. En ese tiempo, hubo momentos para ver cómo el Barça respiraba y parecía coger la rueda del Real Madrid, para ver a Carroll en su momento francotirador con 3 canastas consecutivas, para ver a Huertas frenar a los bases blancos, a Nocioni en estado puro, dando músculo al equipo y empuje a la grada, y mover el banquillo en un alarde de despliegue de recursos. Y especialmente para contemplar a un acertado Rudy Fernández: 12 puntos al descanso. Quedaba la segunda parte del primer episodio.

El descanso enfrió a los jugadores. Hubo más desacierto en comparación a lo vivido en el primer acto. Fueron momentos de nervios. Y en medio de ese intercambio de canastas, errores, tensiones, movimientos de banquillo y demás aspectos típicos de una final y un clásico, se comprobó que el Barcelona estaba en un serio apuro. No se había descolgado del marcador, pero necesitaba un guía espiritual al que seguir, en el que apoyarse, como antaño sucedía con Navarro. Al cuarto de desenlace se presentaron con un 59-53. Habían frenado ese cóctel explosivo del Real Madrid, pero ni Navarro, ni Hezonja, ni Oleson (sin estrenarse a estas alturas), ni Tomic (siempre acertado ante su antiguo club), con sólo dos puntos, adquirían ese protagonismo necesario para voltear el encuentro. Pese a todo, estaba en el encuentro; y eso que en 8 minutos sólo sumó 5 puntos a su casillero. El Real Madrid tampoco mantuvo aumentó sus prestaciones. En defensa, estuvo más condescendiente y en ataque con el brazo encogido.

Hezonja aprieta al Real Madrid
El panorama continúo durante la apertura del cuarto final. Los nervios hacían de las suyas en dos grupos cargados de calidad y minutos en experiencias como ésta. No fue hasta un triple de Maciulis cuando se abrió el marcador. A esta canasta le siguió otra de dos de Sergio Rodríguez y el Real Madrid volvió a ponerse 11 arriba: 66-55. Parecía ser el despegue definitivo del Real Madrid, máxime cuando era el ecuador del cuarto. Se trató de un espejismo. Apareció súper Hezonja. Él sólo recuperó de la lona al Barça para situarlo en el encuentro con un ajustado 70-68. Anotó 9 puntos consecutivos (los mismos que en los tres cuartos anteriores) a base de triples e hizo temblar las piernas del Real Madrid.

De todos menos de dos hombres: Sergio Rodríguez. El canario tomó la batuta y acertó en la dirección de los ataques y carrusel de tiros libres. Y Rudy Fernández tampoco falló en la anotación, con una penetración a canasta a fuego. Enfrente, el Barça lo fió todo en Hezonja y éste asumió galones, pero erró el triple que hubiera animado los segundos finales. Satoransky tampoco estuvo acertado en la dirección y el Barça acabó cediendo en el primer asalto de la final de Liga Endesa. El Real Madrid está a dos encuentros de su póquer, de firmar una temporada histórica, de ensueño. Este domingo, el segundo asalto. Será el segundo paso hacía el trofeo o el premio de recuperar el factor cancha.

El Real Madrid abre con triunfo la final contra el Barcelona (78-72)

El cuadro de Laso arrancó con más poderío el encuentro y sólo un genial Hezonja retrasó el triunfo blanco en el comienzo de la final de Liga Endesa
Rafael Merino
viernes, 19 de junio de 2015, 18:58 h (CET)
Ficha técnica
78 - Real Madrid: Llull (9), Rivers (0), Rudy Fernández (17), Ayón (10) y Reyes (12) --quinteto inicial--; Sergio Rodríguez (12), Nocioni (5), Maciulis (3), Carroll (8), Slaughter (0) y Mejri (2).
72 - Barcelona Satoransky (7), Oleson (2), Thomas (-), Lampe (9) y Tomic (2) --quinteto inicial--; Doellman (7), Hezonja (18), Huertas (9), Abrines (0), Navarro (7), Pleiss (6) y Nachbar (1).
Parciales: 27-20, 20-20, 12-13 y 19-19.
Árbitros: Conde, Jiménez y Cortés.
Incidencias: Primer encuentro de la final de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.127 espectadores.
Hace cuatro temporadas, el Real Madrid sufría una severa travesía por el desierto. No había ninguna esperanza sobre su futuro. Este viernes, este mismo club está a dos encuentros de escribir una historia sobresaliente jamás vista en 41 años. Después de situar en sus vitrinas a los trofeos de la Supercopa, Copa del Rey y Copa de Europa -veinte años después- está a dos encuentros de apuntarse el campeonato de Liga Endesa. El Real Madrid encendió su casillero en la final de Liga Endesa tras imponerse al Barcelona en el primer encuentro de la serie, disputado en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Pocos adversarios, entrenadores y jugadores han elaborado el antídoto perfecto contra el juego del Real Madrid. Si éstos aúnan una asfixiante defensa, unas veloces transiciones, una garra permanente y una certera puntería a ritmo frenético hay pocos enemigos capaces de resistir a toda máquina durante los cuarenta minutos. El talento y calidad se dan por supuesto. El mínimo despiste pasa factura ante un Real Madrid cuyos ojos están inyectados en sangre: quieren el póquer de trofeos y hacer historia dentro del baloncesto. Su cóctel de baloncesto, aunque sencillo, es explosivo cuando alcanza cotas de máxima efervescencia. Como sucedió en los instantes finales del primer cuarto.

De unas diferencias entre uno y dos puntos se pasó a los diez puntos arriba para el Real Madrid. Todo sucedió en un suspiro. Se tantearon fuerzas, se templaron nervios, se soltaron los músculos y el Real Madrid calentó más rápido que el Barcelona. Tres triples consecutivos (Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Nocioni) más dos puntos más de un omnipresente Rudy Fernández acabaron impulsando al Real Madrid (27-17). El Barcelona aguantó el golpe merced a su vieja guardia (Huertas y Navarro pusieron un tímido orden) y Hezonja, con sus seis puntos de bienvenida, nada más saltar a cancha. El Barça contuvo su hemorragia.

Pero tenían otros problemas: de faltas personales, con dos para Lampe y Tomic. Sus torres habituales, absolutamente gobernadas por Ayón -magnífico final de temporada- y por el sempiterno Felipe Reyes. Está en una segunda juventud. Balón que recibían en la zona, balón que anotaban. Exteriormente, el Barça sólo encontró consuelo en Hezonja y un breve Navarro, a quién su estado físico no le permite ser el Navarro que pulverizaba al Real Madrid. Pese a todo, el Barça aguantó las distancias. El Real Madrid marcaba el ritmo, pero no acababa de descolgar a su perseguidor.

Más nervios que baloncesto
Así trascurrió el segundo cuarto hasta alcanzar el descanso con un 47-40 a favor del Real Madrid. En ese tiempo, hubo momentos para ver cómo el Barça respiraba y parecía coger la rueda del Real Madrid, para ver a Carroll en su momento francotirador con 3 canastas consecutivas, para ver a Huertas frenar a los bases blancos, a Nocioni en estado puro, dando músculo al equipo y empuje a la grada, y mover el banquillo en un alarde de despliegue de recursos. Y especialmente para contemplar a un acertado Rudy Fernández: 12 puntos al descanso. Quedaba la segunda parte del primer episodio.

El descanso enfrió a los jugadores. Hubo más desacierto en comparación a lo vivido en el primer acto. Fueron momentos de nervios. Y en medio de ese intercambio de canastas, errores, tensiones, movimientos de banquillo y demás aspectos típicos de una final y un clásico, se comprobó que el Barcelona estaba en un serio apuro. No se había descolgado del marcador, pero necesitaba un guía espiritual al que seguir, en el que apoyarse, como antaño sucedía con Navarro. Al cuarto de desenlace se presentaron con un 59-53. Habían frenado ese cóctel explosivo del Real Madrid, pero ni Navarro, ni Hezonja, ni Oleson (sin estrenarse a estas alturas), ni Tomic (siempre acertado ante su antiguo club), con sólo dos puntos, adquirían ese protagonismo necesario para voltear el encuentro. Pese a todo, estaba en el encuentro; y eso que en 8 minutos sólo sumó 5 puntos a su casillero. El Real Madrid tampoco mantuvo aumentó sus prestaciones. En defensa, estuvo más condescendiente y en ataque con el brazo encogido.

Hezonja aprieta al Real Madrid
El panorama continúo durante la apertura del cuarto final. Los nervios hacían de las suyas en dos grupos cargados de calidad y minutos en experiencias como ésta. No fue hasta un triple de Maciulis cuando se abrió el marcador. A esta canasta le siguió otra de dos de Sergio Rodríguez y el Real Madrid volvió a ponerse 11 arriba: 66-55. Parecía ser el despegue definitivo del Real Madrid, máxime cuando era el ecuador del cuarto. Se trató de un espejismo. Apareció súper Hezonja. Él sólo recuperó de la lona al Barça para situarlo en el encuentro con un ajustado 70-68. Anotó 9 puntos consecutivos (los mismos que en los tres cuartos anteriores) a base de triples e hizo temblar las piernas del Real Madrid.

De todos menos de dos hombres: Sergio Rodríguez. El canario tomó la batuta y acertó en la dirección de los ataques y carrusel de tiros libres. Y Rudy Fernández tampoco falló en la anotación, con una penetración a canasta a fuego. Enfrente, el Barça lo fió todo en Hezonja y éste asumió galones, pero erró el triple que hubiera animado los segundos finales. Satoransky tampoco estuvo acertado en la dirección y el Barça acabó cediendo en el primer asalto de la final de Liga Endesa. El Real Madrid está a dos encuentros de su póquer, de firmar una temporada histórica, de ensueño. Este domingo, el segundo asalto. Será el segundo paso hacía el trofeo o el premio de recuperar el factor cancha.

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