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Opinión
Etiquetas | La tronera | Miguel Ángel Revilla | Hostelería | Restricciones | Pandemia
Hay que ver hasta dónde hemos llegado con este personaje de chiste: cierra el interior de los locales, excepto para su propio disfrute

​‘Revillagate’ incita a la desobediencia hostelera

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Miguel Ángel Revilla, prorroga 14 días más el cierre de la hostelería. Horas después acude a un reservado en el interior de un restaurante a comer y fumar puros. Al presidente cántabro le ha faltado tiempo para criminalizar a los hosteleros por sus protestas ante las restricciones al sector. Lo grave es que acusa sin pruebas a los partidos políticos de alentar esas. Pretende, como mal político y peor gestor, hacerse pasar por una víctima tras la polémica que ha generado su felonía e incumplimiento de las restricciones en un restaurante de Santander.


El presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria ha explicado perfectamente lo que ya se conoce como "REVILLAGATE". Sólo le falta decir a Revilla que "Ya han identificado a los terroristas que ayer me grabaron mientras comía en el interior de un restaurante y fumaba un buen puro a costa de los cántabros". Miguel Ángel Revilla ha empezado por acusar a la extrema derecha incidiendo en que está "sometido al acoso de una minoría". No parece haberse parado a pensar que, por su mala cabeza y peores decisiones, los cántabros están ahogados y con unas previsiones de futuro poco halagüeñas.


Mientras cientos de familias mueren de hambre por el maltrato del Gobierno de Cantabria a la hostelería, el señor Revilla se salta las normas impuestas por él mismo, comiendo y fumando en un espacio cerrado. ¿Así lo celebra, Revilla? ¡Qué vergüenza de presidente! ¡Qué falta de valores! ¿Qué ética tan estúpida predica usted que ni siquiera tiene agallas para asumirla y cumplirla? No se puede ser más indecente y sinvergüenza. Hoy, sábado, día 8 de mayo, ya es una campaña nacional lo de #RevillaDimisión.


Revilla incumplió por completo y mintió, aunque después se desdijo. Se considera terraza a “todo espacio no cubierto o todo espacio que, estando cubierto, esté rodeado lateralmente por un máximo de dos paredes, muros o paramentos”. En el caso del señor Revilla había paredes por los cuatro lados, era un recinto cerrado con candado y había premeditación, alevosía, traición a la hostelería, felonía y dejadez de funciones. Desde el punto de vista político, bien podemos decir “¡Españoles, Revilla ha muerto por felón!”.


Hay que ver hasta dónde hemos llegado con este personaje de chiste: cierra el interior de los locales de hostelería, excepto para su propio disfrute. Parece creerse por encima del bien y del mal. Se salta sus propias leyes mientras miles de familias están en la ruina por sus decisiones arbitrarias. Por todo ello exigimos: ¡Revilla dimisión! Ya nos hemos reído bastante con eso de regalar anchoas del erario público y sobaos en las teles, mientras ahoga a una comunidad, cerrando el interior de la hostelería en la que él y sus adláteres se pasan las restricciones por el arco del triunfo. Criticó a la ‘Joya de la Corona’, como es Díaz Ayuso, y mantiene los interiores de los bares cerrados en Cantabria. Eso sí, él tiene patente de corso.


Confieso que, después de casi cuarenta años estudiando el terrorismo de la banda asesina vasca, nunca había visto un desprecio a las víctimas del terrorismo como el que ha hecho Miguel Ángel Revilla. No me cansaré del #RevillaDimisión que tan extendido está. Pero ahí no queda todo: Revilla dice que estudia pedir protección frente a los hosteleros y que ni con ETA se lo planteó.


No sé si está llamando “terroristas” a los hosteleros, pero entre líneas así se puede interpretar. Posiblemente, comparar a los hosteleros cántabros con terroristas etarras, sea la gota que colme el vaso. No se cansa de decir que ha sufrido "ataques y escraches" alentados por "algún partido de extrema derecha", por ser un "objetivo a batir". Dice "estar indefenso, al no llevar escoltas ni en la época de ETA".


No le podemos consentir que se haga la víctima frente a los hosteleros, a quienes ha hundido personal y profesionalmente. Merece ser apuntado con el dedo índice allí donde acuda, aderezado con el grito de ¡Revilla, DIMISIÓN!


Si nos miente así en este tema, no quiero ni pensar hasta dónde puede llegar en temas de más calado. ¿Cómo mentirá para tapar un chanchullo? Un tuitero cántabro decía ayer que “Su palabra vale lo mismo que una declaración de amor del Coletas”. Veamos: si Revilla se salta las normas, díganme qué impide a los hosteleros de Cantabria actuar de igual manera. Resultado: la hostelería demuestra dignidad, Revilla demuestra…escriban ustedes la adjetivación o sustantivación.


Pedir una rebelión general contra Revilla sería lo fácil, y también lo más acertado. Pero lo mejor que se puede hacer contra este tipo de personajes es empezar a ignorarlos y, llegado el momento de las urnas, enviarlos a freír espárragos o a otros lugares menos atractivos.


Señor Revilla: se ha servido veinte años de Cantabria. No se le recordará por ser presidente sino por su felonía. En mi tierra se suele decir que podrás hacer mil veces el bien, pero como mates un perro, ya siempre te conocerán como “El mataperros”. Al tiempo.

​‘Revillagate’ incita a la desobediencia hostelera

Hay que ver hasta dónde hemos llegado con este personaje de chiste: cierra el interior de los locales, excepto para su propio disfrute
Jesús  Salamanca
martes, 11 de mayo de 2021, 02:35 h (CET)

Miguel Ángel Revilla, prorroga 14 días más el cierre de la hostelería. Horas después acude a un reservado en el interior de un restaurante a comer y fumar puros. Al presidente cántabro le ha faltado tiempo para criminalizar a los hosteleros por sus protestas ante las restricciones al sector. Lo grave es que acusa sin pruebas a los partidos políticos de alentar esas. Pretende, como mal político y peor gestor, hacerse pasar por una víctima tras la polémica que ha generado su felonía e incumplimiento de las restricciones en un restaurante de Santander.


El presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria ha explicado perfectamente lo que ya se conoce como "REVILLAGATE". Sólo le falta decir a Revilla que "Ya han identificado a los terroristas que ayer me grabaron mientras comía en el interior de un restaurante y fumaba un buen puro a costa de los cántabros". Miguel Ángel Revilla ha empezado por acusar a la extrema derecha incidiendo en que está "sometido al acoso de una minoría". No parece haberse parado a pensar que, por su mala cabeza y peores decisiones, los cántabros están ahogados y con unas previsiones de futuro poco halagüeñas.


Mientras cientos de familias mueren de hambre por el maltrato del Gobierno de Cantabria a la hostelería, el señor Revilla se salta las normas impuestas por él mismo, comiendo y fumando en un espacio cerrado. ¿Así lo celebra, Revilla? ¡Qué vergüenza de presidente! ¡Qué falta de valores! ¿Qué ética tan estúpida predica usted que ni siquiera tiene agallas para asumirla y cumplirla? No se puede ser más indecente y sinvergüenza. Hoy, sábado, día 8 de mayo, ya es una campaña nacional lo de #RevillaDimisión.


Revilla incumplió por completo y mintió, aunque después se desdijo. Se considera terraza a “todo espacio no cubierto o todo espacio que, estando cubierto, esté rodeado lateralmente por un máximo de dos paredes, muros o paramentos”. En el caso del señor Revilla había paredes por los cuatro lados, era un recinto cerrado con candado y había premeditación, alevosía, traición a la hostelería, felonía y dejadez de funciones. Desde el punto de vista político, bien podemos decir “¡Españoles, Revilla ha muerto por felón!”.


Hay que ver hasta dónde hemos llegado con este personaje de chiste: cierra el interior de los locales de hostelería, excepto para su propio disfrute. Parece creerse por encima del bien y del mal. Se salta sus propias leyes mientras miles de familias están en la ruina por sus decisiones arbitrarias. Por todo ello exigimos: ¡Revilla dimisión! Ya nos hemos reído bastante con eso de regalar anchoas del erario público y sobaos en las teles, mientras ahoga a una comunidad, cerrando el interior de la hostelería en la que él y sus adláteres se pasan las restricciones por el arco del triunfo. Criticó a la ‘Joya de la Corona’, como es Díaz Ayuso, y mantiene los interiores de los bares cerrados en Cantabria. Eso sí, él tiene patente de corso.


Confieso que, después de casi cuarenta años estudiando el terrorismo de la banda asesina vasca, nunca había visto un desprecio a las víctimas del terrorismo como el que ha hecho Miguel Ángel Revilla. No me cansaré del #RevillaDimisión que tan extendido está. Pero ahí no queda todo: Revilla dice que estudia pedir protección frente a los hosteleros y que ni con ETA se lo planteó.


No sé si está llamando “terroristas” a los hosteleros, pero entre líneas así se puede interpretar. Posiblemente, comparar a los hosteleros cántabros con terroristas etarras, sea la gota que colme el vaso. No se cansa de decir que ha sufrido "ataques y escraches" alentados por "algún partido de extrema derecha", por ser un "objetivo a batir". Dice "estar indefenso, al no llevar escoltas ni en la época de ETA".


No le podemos consentir que se haga la víctima frente a los hosteleros, a quienes ha hundido personal y profesionalmente. Merece ser apuntado con el dedo índice allí donde acuda, aderezado con el grito de ¡Revilla, DIMISIÓN!


Si nos miente así en este tema, no quiero ni pensar hasta dónde puede llegar en temas de más calado. ¿Cómo mentirá para tapar un chanchullo? Un tuitero cántabro decía ayer que “Su palabra vale lo mismo que una declaración de amor del Coletas”. Veamos: si Revilla se salta las normas, díganme qué impide a los hosteleros de Cantabria actuar de igual manera. Resultado: la hostelería demuestra dignidad, Revilla demuestra…escriban ustedes la adjetivación o sustantivación.


Pedir una rebelión general contra Revilla sería lo fácil, y también lo más acertado. Pero lo mejor que se puede hacer contra este tipo de personajes es empezar a ignorarlos y, llegado el momento de las urnas, enviarlos a freír espárragos o a otros lugares menos atractivos.


Señor Revilla: se ha servido veinte años de Cantabria. No se le recordará por ser presidente sino por su felonía. En mi tierra se suele decir que podrás hacer mil veces el bien, pero como mates un perro, ya siempre te conocerán como “El mataperros”. Al tiempo.

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