Francisco, con motivo del 500 aniversario de la evangelización de Filipinas, recordó que la fuente de esa alegría es el don gratuito de la fe, y animó a el pueblo filipino a proseguir la obra de la evangelización, recordando que “Dios envía a la Iglesia no para imponer, sino para sembrar; no para condenar, sino para llevar a Cristo, que es la salvación”.
Millones de filipinos, presentes en más de cien países a través de una intensa migración, dan ya testimonio de esa alegría de la fe. Durante este largo jubileo, se han propuesto dar gratis, y con alegría, lo que gratis recibieron, algo que interpela a los cristianos de todo el mundo.
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